viernes, 28 de junio de 2013

máquinas

MÁQUINAS

Creo que los videos que mostraré se comentan por sí solos, pero no me resisto a dar mi opinión sobre ellos porque ilustran mi tesis sobre el cambio de época, el cambio de etapa histórica que estamos viviendo, sin que, no obstante, oficialmente se reconozca así, a los acontecimientos por los que transita el mundo en estos primeros lustros del nuevo siglo xxi. No se si fue Mc Luham el que dijo aquello de la imagen y las mil palabras, pero aún así, siempre habrá quien niegue la evidencia, porque negándola se reafirma en sus concepciones, y de ese modo asegurar su mundo.

Estos videos sobre máquinas que hacen el trabajo que en otros tiempos eran cumplimentados por cuadrillas de obreros, hoy los realizan estas bestias mecánicas, precisas, eficientes y silenciosas, porque no reivindican, cosa no obstante, que ya suponía que los lectores entenderían sin necesidad de aclaración, pero si las máquinas no reivindican, si es necesario que lo hagan los partidos y sindicatos de trabajadores, porque la producción industrial supone conceptos que los economistas del sistema nunca quieren ver, por eso sus argumentos se resume y subsume en las cifras macro, sin acotaciones capaces de explicar el trasfondo. 

Pero como el problema, en este caso, no son los economistas burgueses, sino los partidos de izquierda, que no magnifican lo que las máquinas evidencian, trataré de explicarme sobre un problema muy poco entendido, a mi parecer, acerca del tema central que hace crujir la superestructura del sistema; este no es otro que las fuerzas productivas.





Creo que el concepto de fuerzas productivas no se entiende en su cabal dimensión, en la izquierda política, empezando por mi admirado Lev Davidovich Bronstein, alias León Trotsky, cuando comenta, en 1938, en el Programa de Transición que las fuerzas productivas han cesado de crecer, cosa para mí, imposible de creer porque si fuese cierto, el futuro de la humanidad estaría, objetivamente, amenazado, y el retroceso sería imparable.  Este aserto se demuestra erróneo por la propia dinámica histórica. Me explico:
este tipo de máquinas es la demostración del poder de lo que Marx denomina gran industria, que reduce la necesidad de la fuerza de trabajo a mínimos; es igualmente dispensadora de tiempo libre, pero sobre todo, indica, cuando el trabajo puede hacerse con un mínimo de esfuerzo humano, la contradicción de las relaciones de producción que ponen en primer término la dicotomía entre el trabajo social y la apropiación del mismo por el sujeto privado, por el capital.


En el tomo segundo de los Grundrisse hay varios apuntes en los que se ventila la importancia de las fuerzas productivas cuando la fuerza de trabajo se sustituye por la máquina, pues el predominio de esta, sobre la fuerza de trabajo, expresa un grado de madurez y suficiencia de la sociedad sobre las necesidades apremiantes, acentuando las contradicciones, entre lo que Marx denomina trabajo vivo y trabajo objetivado.  En ese análisis, hecho hace más de siglo y medio, en el ya estaban claros todos los matices de la hostilidad irreconciliable del capital frente a la sociedad, se ha acelerado en el siglo y medio transcurrido; sobre todo, desde el comienzo del siglo xx, en el que los avances científicos y la tecnología, cambiaron la estructura económica de la sociedad, varias veces, sin apenas rozar la superestructura jurídica y política.  Esta aceleración en la creación de medios de producción, es la verdadera medida del proceso de creación de riqueza, revelando esa contradicción entre capital y sociedad en el hecho de que la creación de riqueza, cuya representación simbólica es el dinero, este, ha de ocultarse porque la acumulación no puede aparecer bajo la forma de más fábricas, más infraestructura social, mayor y mejores métodos para extender la cultura, reduciéndose esta a los límites precisos y necesarios para la finalidad del sistema, de ahí, la ocultación del dinero (santuarios económicos), el incremento de la especulación, el empobrecimiento artificioso, porque el capital financiero internacional (las 147 multinacionales, entre las que están todos los bancos importantes), perciben el enriquecimiento social como su bestia negra, su amenaza real y verdadera.  Todo esto queda muy bien detallado en esas páginas (227,230/230,236/394,398, Grundrisse: isbn 968-23-0330-3).  En estas páginas que cito -394 a398-, se explica como en el proceso histórico la eliminación de la fuerza de trabajo por la máquina profundiza la brecha entre el trabajo social y la apropiación privada, 
el hecho de que en el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo las condiciones laborales objetivas, o sea el trabajo objetivado, tienen que aumentar con relación al trabajo vivo -esta es, en rigor, una frase tautológica. ¿porque qué significa fuerza productiva creciente del trabajo sino que se requiere menos trabajo inmediato para crear un producto mayor y que, por ende, la riqueza social se expresa cada vez más en las condiciones laborales creadas por el propio trabajo?-  aparece a nivel del capital de esta manera: para él no es que un momento de la actividad social -el trabajo objetivado- se convierta en el cuerpo cada vez más poderoso del otro momento, del trabajo subjetivo, vivo, sino que -y esto es importante para el trabajo asalariado- las condiciones objetivas del trabajo asumen respecto al trabajo vivo una autonomía cada vez más colosal que se ofrece a la vista de su propia extensión, y a la riqueza social se contrapone el trabajo en segmentos cada vez más formidables como poder ajeno y dominante. no se pone el acento sobre el estar-objetivado sino sobre el estar-enajenado, el estar-alienado, el estar-extrañado, el no-pertenecer-al-obrero sino a las condiciones de producción personificadas, id est sobre el pertenecer-al-capital de ese enorme poder objetivo que el propio trabajo social se ha contrapuesto así mismo como uno de sus momentos.  En expresión del propio autor.

Y si bien se reconoce, que en el curso del proceso, la apropiación privada de las fuerzas productivas ha tenido la consecuencia de desarrollarlas, esta consecuencia, en el momento en el que la producción social se desvirtúa presentándose como la apoteosis de la privatización, cuando, objetivamente es la demostración de la necesidad de reclamarla para la sociedad, expresa, en el momento presente, la  doble obsolescencia, primera, la de la propiedad privada, -se explica en estas páginas que cito- y segunda, y esto es de mi propia cosecha, la traición de la socialdemocracia, el abandono de Marx, por el movimiento obrero, sus partidos, sindicatos, y los intelectuales, que lo han reducido -Marx- a un acervo cultural, algo típico de otra época, pero sin actualidad con la realidad cotidiana, igual que el indocumentado que podría considerar el teorema de Pitágoras una antigualla porque tiene un moderno ordenador, cuando lo que ocurre es que fustigar intelectualmente a la propiedad privada y al sistema, marca y tiene, o puede tener consecuencias incómodas para los que atacan un modo de producción, ya, históricamente caducado.   

No es posible desarrollar un tema tan profundo, interesante y determinante, en un escueto articulo, cuando el autor de la obra, le llevó toda su vida, así, que para un trabajador sin instrucción superior, la tarea es poco menos que imposible, pero, trataré de continuarla en próximos apuntes porque aclara mis propias dudas, y confusiones.

jmrmesas

veintiocho de junio de dos mil trece 































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