domingo, 2 de diciembre de 2012

LA GUERRA DE SECESION AMERICANA EN EL ESPEJO DE LA EUROPA ACTUAL


LA GUERRA DE SECESIÓN AMERICANA EN EL ESPEJO DE LA EUROPA ACTUAL

LA LLAVE DEL CAMBIO

El modo de producción de mercancías se ha especializado en una determinada producción -mercancías- cuyo valor de uso beneficia al reducido y escaso uno por ciento humano que componen el reducido y exclusivo grupo del capital financiero internacional, que es el núcleo duro de la burguesía cosmopolita de Europa, Estados Unidos y Japón, que considero, desde una perspectiva de poder, como superimperialismo, y cuya característica determinante consiste en imponer al conjunto humano las decisiones que les beneficia, como clase social, haciendo pasar sus dictados como consecuencia lógica de la actividad económica, o dicho de otro modo, como determinaciones apolíticas, sin conexiones concretas con los propios intereses personales, que es referencia obligada en el discurso gubernamental de las sociedades, prácticamente, el conjunto mundial, como los mercados, camuflando, de este modo la subordinación del poder político de los Estados, a los intereses de este reducido y exclusivo grupo.
Esta producción aludida es la producción de dinero, cuyo valor de uso, como objeto, solo está disponible para el capital financiero mediante el ejercicio de la especulación financiera, mientras que para el conjunto de la sociedad, el dinero solo está disponible, en un ámbito creciente, como valor de cambio, fundamentalmente, para la supervivencia cotidiana. Es evidente, que no solo de la especulación funciona el modo de producción de mercancía, sino que la propia producción necesita dar una salida a las fuerzas productivas generadas en el propio proceso de funcionamiento como garantía de sostenimiento del sistema, y es aquí donde entra en funcionamiento la producción de la industria de armamento, capaz de incorporar en el proceso de producción, los avances conseguidos, desarrollando con ello, la otra mercancía, las armas, cuyo valor de uso, estrictamente funcional, es terriblemente dañino, pero como valor de cambió está concretamente controlado por los Estados, únicos mercados capaces de absorber la producción generada.

Con estas dos premisas creo dejar claro que en tanto que producción para uso exclusivo de una reducida fracción humana, el modo de producción mercantil ha dejado de ser útil para el conjunto de la humanidad, entrando en contradicción con el derecho de propiedad de los poseedores del capital financiero, y que el sistema está listo para dar paso a un nuevo modo de producción capaz de satisfacer las necesidades del genero humano, y siguiendo el criterio marxiano, son las propias fuerzas productivas, modificando la estructura económica de la sociedad, la que crea las contradicciones entre lo nuevo y lo viejo, favoreciendo comportamientos, en sí mismos, rupturistas con el criterio formal que da sustento a la sociedad que empieza a desaparecer, sin embargo, el cambio hacia una nueva sociedad, donde el modo de producción no exprese el enfrentamiento de clases, al menos, hágase como se haga, vale decir, con mayor o menor dosis de violencia (personalmente prefiero que esta sea la menor posible), habrá de ser conscientemente asumido por una mayoría social, que abiertamente asuma la necesidad de someter el derecho de propiedad al criterio del beneficio común, aunque ese criterio se enfrente a las decisiones de los propietarios.

Europa, cuna del modo de producción de mercancías está estrechamente atada a la existencia del sistema por lo tanto, este dependerá del camino que tome el desarrollo del continente, y este camino está ferozmente determinado por la decisión del capital financieros de impedir que la ciudadanía europea tome consciencia de su poder, porque los burgueses europeos saben que su destino estará sellado tan pronto como el continente se una como un solo pueblo.

A diferencia de lo sucedido en el continente americano, hace siglo y medio, donde los enfrentamientos entre la burguesía exportadora algodonera del sur de los Estados del sur del continente norteamericano y la burguesía industrial de los Estados del norte, culminó el proceso de hostilidad entre ambas, dando lugar a la Guerra de Secesión americana de 1861-1865, hostilidad que expresaba la concepción de dos economías contrapuestas, el desenlace victorioso para la burguesía industrial garantizó la construcción de los Estados Unidos de América como un solo pueblo, sellando la unidad nacional, evitando así que los nacientes estados burgueses del continente del norte, se convirtieran en una edición americana de la división europea, una sucesión de Estados independientes con escasa viabilidad incapaces de haberse convertido en la referencia del siglo 20, motor del desarrollo industrial, comercial y financiero, capaz de asumir el liderazgo de la burguesía mundial, mientras en Europa, un acontecimiento semejante nunca fue posible porque, aunque en aquellas lejanas fechas las burguesías europeas eran dependientes de los intereses dinásticos de las casas reinantes, la realidad social era que el proletariado empezaba a tener una importancia creciente que demandaban reformas políticas que minaban tanto el poder político de la aristocracia como el poder económico de la burguesía, y el resultado de un conflicto por el control de Europa entre el emperador francés y el kaiser prusiano, terminó produciendo la Comuna de París, prácticamente, contemporánea de la Guerra de Secesión.

Desde esos remotos momentos, la unidad política del continente europeo está ligado a la existencia del sistema capitalista y encarar la unidad Europea es plantear la lucha por acabar con un sistema, el modo de producción mercantil que ya ha dejado de ser útil a la humanidad porque su extrema especialización lo convierte en un peligro creciente, toda vez que las fuerzas productivas nuevas se emplean en la fabricación de armas de destrucción masivas, y el dinero equivalente generado en la fabricación de mercancías, se oculta en los paraísos fiscales, porque objetivamente es el medio de dominar y someter a la sociedad, empobreciendola desde todos los ángulos posibles, por lo tanto, enfocar el tema de la unidad política de Europa va unido al enfocamiento de plantear conscientemente como facilitar el advenimiento de un sistema de producción no antagónico, en donde las tensiones sociales no hagan de freno en el proceso de producción, siendo, por consiguiente, la unidad política de Europa, el paso determinante que abrirá el proceso del cambio del sistema social.

SIGUE SIENDO LA CLASE OBRERA SUJETO HISTORICO

Estos apuntes los comencé hace más de dos años, ante el atronador silencio de los que suponía que dirigirían, o cuando menos orientarían la lucha contra el sistema, no meramente contra la crisis, pero la realidad es que ese evento no se produjo, ni se está produciendo desde las mismas instancias de las que suponía hubiera de haberse producido la dirección de la lucha contra el sistema capitalista, (partidos cuyo fondo marxista les podría haber hecho comprender los estertores agónicos del sistema), y pese a la dificultad que entraña el hecho de la reflexión teórico política escasamente compartida, dado el reducido número de amigos a los que el tema interesa, muy reducido, la realidad es que en la medida que he intentado explicarme las razones del agotamiento del sistema, mi propia posición se ha ido precisando, aunque, esencialmente, el fondo permanece incólume desde el principio, pero el mismo hecho de tener que definirme ante los hechos concretos, mi posición se ha ido precisando porque es obligado indagar en esas relaciones necesarias e independientes de la voluntad del sujeto, (que Marx define en su Introducción a la crítica de la economía política), para encontrar respuestas que encajen en esas relaciones, y como quiera que en las teorizaciones de economistas y politólogos -por supuesto, menos en políticos- no se encuentran explicaciones del papel económico que juegan esos santuarios financieros que son los paraísos fiscales, mi propio razonamiento me lleva a la conclusión cuya respuesta es que el solo planteamiento de la existencia -de tales instrumentos económicos- cuestiona el derecho de propiedad de los expropiadores, razón por la cual, el problema se silencia, y así, evitando definir cual es el papel de estas represas de dinero, oculto a los ojos de los fiscos de los Estados, los gobiernos se hacen guardianes del instrumento de control del capital financiero internacional sobre la vida política de las naciones, de los cuales, los gobiernos son los transmisores de sus decisiones, apoyándose en el cómodo e indefinido apelativo de los mercados, y en ese sentido aplicar las demandas de los mercados haciendo recortes económicos, que además llevan aparejados implícitamente, ataques a las libertades y derechos, duramente conseguidos en el transcurso del proceso, evidenciando así, una estrategia de alcance mundial, al llevarse a cabo en los países cuyas sociedades, una ciudadanía muy preparada, estaría en condiciones de liderar un cambio social profundo si dispusiera de los objetivos y la política capaz de definirlos.

Las movilizaciones que están teniendo lugar desde que el hundimiento del sistema financiero se hizo evidente están señalando que la respuesta ciudadana comprende, yo diría, intuye, más que comprender, que estamos inmersos en un proceso que va más allá de simples cambios entrando de lleno en un proceso que atañe al fondo del sistema, y así una huelga como la de los médicos exigiendo el mantenimiento de una sanidad pública para todos, revela un grado de consciencia que trasciende las reivindicaciones estrictamente profesionales para entrar de lleno en el fundamento de la aplicación de los recortes como ataque a las conquistas sociales conseguidas tras duras luchas, por lo que esta huelga de los trabajadores de la sanidad merece el apoyo incondicional de todos los sectores, porque luchan por un objetivo común, mientras que la convocatoria de huelga de los trabajadores de Iberia, al circunscribirse a la lucha por evitar los despidos, encierra la movilización en un contexto profesional que cercena las simpatías de otros sectores porque se percibe, como mucho, como consecuencia natural de la perdida de medios, por eso, en mi anterior apunte, en el que analizaba las consecuencias de la fusión empresarial entre EADS y BAE Systems, frustrada por las exigencias alemanas sobre los porcentajes de participación, argumentaba que Iberia se había convertido en moneda de cambio destinada a dar satisfacciones a los británicos para atraerlos al seno de la Unión Europea, y en ese sentido, decía que una convocatoria de huelga, por parte de los trabajadores de Iberia, debería de plantear objetivos políticos, que bien pudieran haber sido pedir explicaciones a los gestores sobre la cesión a British Airways de las mejores y más rentables rutas, pues indagando sobre las consecuencias de la gestión, los trabajadores habrían descubierto (podrían haber descubierto), el trasfondo político que se esconde, cuidadosamente, en este tipo de empresas, ya que una entidad como esa está sujeta a múltiples controles y no es posible escudarse en la mala gestión porque la gestión es producto de una responsabilidad compartida y consentida. Todo el contexto social se define sobre las diversas medidas políticas que toma el gobierno, y así, por ejemplo, un numeroso grupo de jueces critican la decisión del gobierno de indultar a unos policías de la autonomía catalana torturadores reincidentes, y otros opinan sobre la obsolescencia de la legislación y los desahucios, y sin embargo, el sujeto histórico -la clase obrera- llamado a ser el enterrador del sistema permanece mudo, sin atreverse a señalar sus propios objetivos, sin atreverse a formular sus propios paradigmas, cuando globalmente, el sistema ha entrado en una convulsiones agónicas, que no predicen sino más penalidades, más sufrimientos.

Este silencio político de la clase obrera es el que se evidencia en cualquier convocatoria, en cualquier manifestación, en cualquier lucha, porque los partidos y organizaciones políticas que se dicen representantes de la clase obrera, aunque participen en las movilizaciones, lo hacen a título individual, no como colectivo organizado, y esto es debido al abandono de la teoría política, al abandono ideológico, que es la substancia que mantiene políticamente vivo al militante, al luchador, y este abandono es el que ha potenciado la confianza de los mercados animándoles a exigir a sus gobiernos, (estos responden ante los mercados, no ante los ciudadanos que les eligieron), los recortes, las deudas soberanas, las ayudas a la banca, el omnímodo poder del capital financiero internacional sobre el conjunto de los seres humanos, por lo tanto no es ocioso plantear si la clase obrera sigue siendo el sujeto histórico, porque si lo es, entonces debe de saber que es imprescindible que las manifestaciones, que las luchas necesitan de dirección, necesitan de la formulación clara de que objetivos son por lo que se combate, debe de saber que sus partidos no son simples recolectores de votos, ni sus dirigentes, figurones para exhibirse, sino los estrategas que han de dirigir un cambio histórico, y por tanto, animando y decidiendo sobre los objetivos de clase, no puntuales, circunstanciales, sino sobre los objetivos irrenunciables, que dan sentido a una organización política definida y enfrentada al sistema, aunque en este enfrentamiento se esté en el parlamento.

Un modo de producción nuevo y superior no se improvisa ni es el resultado de la decisión de un líder, es un complejo producto de las relaciones sociales, necesarias e independientes de la voluntad, y si bien la voluntad individual de las personas, aisladamente no es determinante, la voluntad colectiva, organizada y dirigida, si lo es porque al comprender el complicado proceso, integra relaciones de producción y voluntad, y el modo de producción mercantil ha adquirido el grado de complejidad y madurez suficiente, para que en manos del capital financiero internacional, sea el instrumento de dominio sobre el genero humano, porque integra la producción de conocimientos en todo el vasto y complejo proceso de la vida de la sociedad, de la naturaleza, en suma, del mundo entero, usándolo para la ganancia personal, aprovechándolo en favor del interés del escaso y reducido uno por ciento, y ese potencial, en manos del superimperialismo, es devastador, por eso, el modo de producción de mercancías debiera ser el objetivo principal para lograr construir el nuevo siglo reivindicándolo para el conjunto de los seres humanos, para dar satisfacción, al menos, a un mínimo vital de las necesidades humanas,en vez de estar al servicio del mercado.

Esta reivindicación, debería constituirse en el objetivo guía de la orientación política de la izquierda mundial, poner el modo de producción de mercancías al servicio de la humanidad, y no al servicio del mercado, con lo que se estaría iniciando el camino hacia un nuevo modo de producción no antagónico y superior, y si esto no fuera así, la clase obrera habría dejado de ser ese sujeto histórico llamado a acabar con la explotación del hombre por el hombre, y ser el constructor de un orden superior, más justo y apacible para el conjunto humano.

En Europa se dan las condiciones sociales, políticas y económicas para que la sociedad europea en construcción, se convirtiera en esa masa crítica capaz de poner en marcha los procesos de transformación, si los más avanzados y conscientes militantes pensadores, luchadores, activistas, personalidades, decidieran pasar por encima de los intereses nacionales, en realidad, una burda patraña, y abanderase un proceso de refundación de la lucha por el socialismo, porque como he tratado de explicar, en los renglones anteriores, Europa permanece dividida, solo porque las diferentes burguesías nacionales, saben que la unidad política de Europa sellará el final del modo de producción capitalista en todo el mundo, y mantienen la ficción de las patrias -no hay patrias para el capitalismo financiero internacional, solo mercado- porque únicamente así, pueden controlar a una ciudadanía capaz y valiosa, decidida y valerosa, que no obstante, necesita una guía y dirección, porque al igual que un modo de producción no puede ser improvisado, tampoco puede ser improvisada una política capaz de dar respuesta a las necesidades de nuestra época, por lo tanto, la lucha por la unidad de Europa no se dará entre burgueses sino entre burguesía y proletariado. 

jmrmesas

dos de diciembre de dos mil doce




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