viernes, 24 de agosto de 2012

PARLAMENTARISMO



PARLAMENTARISMO

PARA QUÉ VALE

El capitalismo inicio su declive desde que acabó la SGM; una serie de procesos -que será necesario analizar más adelante- dan testimonio de esta tesis, que vista en perspectiva no es nada descabellada, porque ya desde las décadas finales del siglo 19, las burguesías de las diferentes naciones, son conscientes de producir para un mercado que va más allá de las propias fronteras, aunque, planteado en términos estrictos, la única burguesía con una capacidad industrial indiscutible, desarrollada gracias a su inmenso imperio colonial, es la británica, que dada su importancia, en aquella época, influenció la economía, en términos que podrían compararse a la influencia del complejo militar-industrial estadounidense actual, pero que, a diferencia de nuestro tiempo, aún la burguesía, podía aventurase a disputarse la supremacía comercial, acudiendo al reparto del mundo según la fuerza de las armas, razón que evidenciaron las dos guerras mundiales que tuvieron lugar a principios del siglo 20, en un lapso de tiempo muy próximo, pues entre la primera guerra mundial y la segunda, mediaron 21 años, sin tener en cuenta, que en los años previos se desarrollaron guerras nacionales – en China, en España- e intervenciones coloniales -África-, que nos pueden dar una idea, tanto de las tensiones como de la capacidad de producción de las burguesías en conflicto para repartirse el mundo, que al final se repartió, según una nueva burguesía, hasta entonces, en segundo plano, la estadounidense.

Esta introducción está motivada por un artículo leído hace unos días, en la que el articulista pretende hacernos creer que las acciones del sindicato andaluz de trabajadores pone en peligro la actividad parlamentaria de izquierda unida, ya que al ser miembros de la misma agrupación electoral resta credibilidad a los parlamentarios, que se verán forzados a tener que definirse respecto a las acciones testimoniales de Gordillo y Cañamero, como si el trabajo parlamentario de los diputados de izquierda unida (como el del psoe, u otros parlamentarios de izquierda), fuera otra cosa diferente que tener que bendecir críticamente los recortes mandados desde Alemania por la cancillera de la burguesía alemana, Merkel, cuando la realidad es que, tanto en el caso de los recortes, como en el de las acciones testimoniales del sindicato de obreros del campo, el parlamento, pinta muy poco, más allá de ser, el decorado del escenario donde se desarrolla la representación teatral de esta tragicomedia.

PARLAMENTOS

Nunca un parlamento ha liderado una revolución, ni ninguno de los cambios históricos que se han producido en el mundo han tenido como protagonista a ningún parlamento, por lo que yo pueda recordar, pues incluso cuando en los parlamentos han sido escenarios de debates y luchas, lo fueron como el decorado donde se producía la acción y no como el elemento capaz de impulsar la acción de cambio, el parlamento es pues, el resultado de una determinada relación de fuerzas, el resultado de las fuerzas sociales que cristalizó en un parlamento y en el que se desarrolla la acción política en la que la fuerza dominante ejerce su control -la burguesía ejerce su dominio tendente a reforzar con leyes particulares (cuasi privilegios), lo que podría considerarse el entramado legal, que hay que romper, su hegemonía, influencia y dominio sobre el conjunto-, conseguido, siempre en el campo de batalla o en la calle, pero nunca en el parlamento.

Esta es la cruda y dura realidad; los parlamentos expresan una determinada relación de fuerzas, conseguidas en un determinado momento histórico, y cuya variación, en el sentido de cambiar la correlación de fuerzas que le dieron origen, nunca se ha llevado a cabo en el parlamento sino fuera del parlamento, y cuanto menos compleja es una sociedad, o si se quiere, cuanto menos democrática, atrasada y primitiva sea esa sociedad, tan pronto como afloran las tensiones, antes saltan, ante se evidencian la inutilidad del parlamento, y las tensiones saltan a la calle, que es donde se formaran las nuevas correlaciones de fuerzas, que al sedimentarse, darán lugar a un nuevo parlamento, y esto es así, por la naturaleza misma del modo de producción de mercancías, donde la fuerza de trabajo, como tal, no tiene representación, ni real ni simbólica, porque la lucha de clases no tiene cabida dentro de ningún parlamento, y allí, donde existe tal representación, -las democracias europeas- la representación de la izquierda es cogida en la disyuntiva de hacer parlamentarismo, contribuir al entramado legal que refuerza el poder de la burguesía -actualmente, objetar los recortes- o hacer política de clase, de denuncia, en cuyo caso se colocan en una posición testimonial, es decir, sin posibilidades de alterar legislativamente la correlación de fuerzas que dio origen al parlamento, por eso, el parlamentario más conspicuo del parlamento alemán, Gregor Gysi, concita la animadversión de la señora Merkel, que ostensiblemente, abandona el escaño cuando este parlamentario toma la palabra, evidenciando de ese modo, el contenido político, de clase, de intereses enfrentados, que pretende exponer el parlamentario, en un gesto que significa, esos interese aquí no tienen lugar.

El fracaso del parlamentarismo es el fracaso político del modo de producción capitalista para articular la sociedad, pues toda mejora que pretenda tener su implante en la sociedad, tiene que hacerse fuera del parlamento, pues este está para reforzar el entramado legal, y toda las mejoras quedan en manos de ONGs, -desde vigilar los incrementos inmoderados de los precios, a las enfermedades raras-, porque los parlamentos no tienen la función de mejorar a la ciudadanía sino de garantizar que la explotación de los trabajadores sea la más eficiente posible, de ahí la legislación, o las reglamentaciones, que trituran a los ciudadanos, a la hora de defender los derechos, y de todo esto tenemos ejemplos recientes, ahora en Siria, y antes en Libia, El Cairo, Túnez, Iraq, Irán, donde los parlamentos viejos, ventilaron sus diferencias en la calle, lo que quiere decir, que las diferentes fracciones de las burguesías locales, fueron incapaces de acordar en los parlamentos sus diferencias, y tras la lucha en la calle, los nuevos parlamentos, apenas si recogen modestas mejoras para el pueblo, y la propiedad privada, sigue articulando los nuevos parlamentos.

EUROPA


El capitalismo está agotado, su ciclo histórico pasó hace décadas, pero la burguesía, los mercados, el superimperialismo, esa coalición burguesa entre la burguesía estadounidense y las burguesías europeas, siguen teniendo el control porque ellos si saben lo que quieren, mientras que la clase obrera, la ciudadanía, empieza a darse cuenta de lo que no quieren, porque atisba, aquí y allá, el engaño, la doble moral, la doble vara de medir, el doble juego, el doble pensar, ¿el doble sentir?, y todo esto va componiendo una imagen de podredumbre, corrupción y crimen organizado, mantenido, alimentado y permitido desde los poderes públicos porque beneficia a ese modo de vida burgués que rinde excelentes dividendos en las cuentas corrientes de esos escándalos financieros que son el pan nuestro de cada día, en la prensa, en su prensa, y esto va minando la fe democrática de los ciudadanos, en las instituciones, porque, por ejemplo, los recortes que se aplican a los trabajadores, -prácticamente, se despide a la plantilla de la radiotelevisión valenciana, mientras que mantienen a los ciento cincuenta directivos, que la han llevado a la quiebra, y este tipo de contradicciones son constantes y continuas, y así, el ministro de economía, Guindos, puede comprarse un ático de 500 mil euros, porque él, como todos los que parten y reparten, valoran mucho su propio trabajo-, y esto, esta contradicción entre la valoración del trabajo, que no está sujeta a otra norma que la de la fuerza, que el entramado legal garantiza, significa que, mientras se emplea toda la ciencia y tecnología disponible para fabricar cualquier artilugio, la valoración del trabajo se hace en función de la fuerza, es decir, salario mínimo para la ciudadanía, contratos blindados para las legiones de gerentes sin más misión que la de emplear el látigo contra los del salario mínimo, significa vigilancia y control sobre los salarios por parte del fisco, y exacciones fiscales, amnistías fiscales, sobreseimientos de expedientes para los poderosos, que se llevan los beneficios a los paraísos fiscales para no pagar impuestos, y todo esto, en los parlamentos es inabordable, intocable, pero de la misma forma en que la economía se muestra el fracaso y agotamiento del capitalismo, en el parlamento, en los parlamentos sucede lo mismo, es decir, para variar la correlación de fuerzas que toca a la economía, habrá de hacerse fuera del parlamento, y no en el parlamento, porque estos parlamentos se corresponden con una determinada correlación de fuerzas que dio a la burguesía, a las burguesías, el control sobre la legislación que garantizaba su predominio social sobre el conjunto.
Pero en Europa, el parlamentarismo, lleva doscientos años de funcionamiento, y la burguesía ha tenido quinientos años para articular su sociedad y no se acabará con ella de un plumazo, y aunque variar la correlación de fuerzas que de lugar a nuevos parlamentos, quebrando a los anteriores es algo que está a la orden del día, que está empezando a suceder, la clase obrera, la ciudadanía de las sociedades avanzadas, tendrán que decidirse por expresar algo más que el rechazo de lo que no les gusta, tendrán que definir que es lo que quieren, y eso significará quebrar el nacionalismo estéril, ese que encierra a cada sociedad en las fronteras nacionales, mientra los poderosos disponen de todo el planeta para extraer recursos, esconder el dinero, contaminar la naturaleza.

Significará que la correlación de fuerzas, en Europa, no es cosa de Grecia, Alemania, Italia, Francia o Rusia o Inglaterra, la correlación de fuerzas, en este tiempo dominado por los mercados, dominado por el superimperialismo, es la lucha de los trabajadores por imponer los Estados Unidos de Europa según una nueva carta magna que acabe con los tratados y acuerdos de la Unión Europea, que es el invento de esos mercados, para su exclusivo beneficio, que saben que la unidad política de Europa, aunque se hiciese bajo la batuta de Alemania, (no hay que cederle la primogenitura gratis a ninguna burguesía), significaría iniciar la cuenta atrás, para la burguesía, en todo el planeta, porque los ajustes impuestos son una declaración de guerra a la ciudadanía, a la clase trabajadora, que para llevarlos a cabo, necesitan LA COLABORACION INDISPENSABLE DE LAS DIRECCIONES OBRERAS PARA MANTENER EL SISTEMA, y es más que dudoso, que en los momentos actuales, con un sistema financiero mundial podrido, por la corrupción -moviendo los indices financieros a voluntad (libor), uso de información privilegiada, etc.,et.-, con un sistema monetario desequilibrado desde hace décadas, con las instituciones internacionales corrompidas, es más que previsible, que esas direcciones obreras, tengan que mojarse, en favor de la ciudadanía, porque de todos modos, aunque todo parezca como siempre, nada es como antes, y hasta ahora, están hablando los políticos burgueses, los políticos que apoyan a los burgueses, están hablando los mercados, pero aún no ha hablado la clase obrera, la ciudadanía, porque ninguno de sus líderes se atreve a proponer los objetivos estratégicos, erradicar los paraísos fiscales, condonación de las deudas y una moneda única, que no son abstracciones, sino la concreción más clara y decisiva para tomar la iniciativa, pues estas son las reivindicaciones por las que hay que luchar, si queremos un mundo mejor para todos.

La batalla decisiva del orden burgués se esta empezando a librar en E U R O P A, porque todas las contradicciones están presente en el territorio europeo, que cuenta a su favor, con la masa social más preparada del mundo, y es justo que así sea, porque este combate que será el umbral de un tiempo nuevo, la clase trabajadora, que es el sistema neural de la ciudadanía del continente, ha de zarandear a sus dirigentes, que como no, están de vacaciones, en vez de preparando y dirigiendo las movilizaciones, pues todo el esfuerzo, no puede quedar en el voluntarioso gesto del sindicato de obreros del campo, de Gordillo y Cañamero.
jmrmesas
24 de agosto de 2012



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