jueves, 6 de septiembre de 2012



EL ULTIMO REPARTO DEL MUNDO SESENTA Y SIETE AÑOS DESPUES

PERSPECTIVA NECESARIA

Por primera vez, y tras acabar la SGM, el nuevo reparto del mundo, fue tan minuciosamente repartido, que es posible rastrear sus consecuencias, tras sesenta y siete años después de finalizado, al mismo tiempo que constatamos la increíble capacidad de las fuerzas productivas para volver obsoletas las medidas tomadas en el reparto, pues hay que tener claro, que las consecuencias actuales tienen, en aquel reparto, su causa generatriz, imposibles de prever, en aquellos instantes, en el que los autores del reparto, con una mentalidad anclada en el pasado, no pudieron avizorar la sorprendente celeridad que tomarían los acontecimientos, a impulsos del destacado imbricamiento de la ciencia y de la tecnología en la producción, y como esta trastocaría el mundo, en todos los sentidos, económico, financiero, científico, social, político y vitalmente.
Intencionadamente, hago uso del término reparto, por las connotaciones marxistas del verbo, aunque fue Lenin, quien más uso la palabra, en sus escritos, por lo tanto, copio el término, primero, porque fue un reparto, una distribución de territorios y funciones, y segundo, porque intento conectar con una concepción abandonada por los dirigentes de la izquierda, que no osan despegarse de lo políticamente correcto por temor a ser descalificados, perdiendo así la respetabilidad que los mercados le asignan, por lo tanto, es preciso dejar claro que en una situación como la que atraviesa el mundo, la izquierda, no solo debe de diferenciarse por sus propuestas y posiciones, sino que es de vital importancia, para poder ofrecer una alternativa, poseer una concepción del mundo y de su historia, diferente de la que tiene el mundo burgués, pues este no tiene soluciones para esta crisis económico-política, toda vez que sus propuestas nos han traído hasta aquí, y un nuevo reparto del mundo, capaz de alterar la relación de fuerzas, no solo no parece posible, dado que el empleo de las armas no solucionaría el problema, porque no quedaría mucho que repartir, en primer lugar, en segundo lugar, porque las diferencias son de matiz, en mi modesta opinión, pues se trataría más que de repartir, de ajustes, a la luz de las diferencias generadas en estos años, entre las burguesías europeas, y en tercer lugar, porque la espesura del capital financiero ha propiciado alianzas, cuyas rupturas, causaría más perjuicio que beneficio, pues tal cosa, es el superimperialismo, los mercados, ante los que los gobernantes, hacen cesión de soberanía, sin que nadie se desmelene, desde Obama, explicando sus planes en Wall Street, a Rajoy, explicándolos en donde haga falta, menos en el parlamento soberano.

EL REPARTO

El militante obrero, el luchador que quiera orientarse en esta profunda brecha abierta por la crisis económica, que es la agonía de un mundo que desaparece, debe saber que el origen de esta situación, más allá de remontarnos a la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, está en el reparto del mundo acometido tras la SGM, en la que se materializó una determinada correlación de fuerzas, que lógicamente, no ha permanecido congelada en los hechos pero si en el marco legal que recogió aquel evento; aquel acontecimiento, el resultado de aquella confrontación fue claramente percibido por los protagonistas como un cambio radical, en el que uno de los aliados, era el potencial enemigo a batir, al andar el tiempo, y mucho antes de terminar la guerra, incluso antes de la entrada en la guerra de los Estados Unidos, -1941- entre Roosevelt y Churchill, acordaron, lo que más tarde fue la OTAN; era la concreción de que el aliado soviético, era el que determinaba los límites del reparto, de aquel reparto, que evidentemente, no se denominó con este término, pero que los acuerdos suscritos al terminar la guerra, que dieron lugar a la estructura de las Naciones Unidas, su administración y agencias correspondientes, determinaban los límites de la cooperación, los límites del reparto.
Para empezar, el consejo de seguridad estaba reservado a las potencias vencedoras -EEUU, Gran Bretaña, Francia, y el convidado de piedra, la URSS-, imposible de soslayar entonces, porque su participación en la derrota hitleriana, fue determinante, y fue mucho más tarde que se amplió a miembros electos por un periodo determinado, y posteriormente, se incluyó a la República Popular China como miembro permanente, pero en aquellos momentos la representación china era la del gobierno de Chang Kai Chek, que por supuesto, no tenía -China- la importancia estratégica que tiene en la actualidad.
Los organismos que componían la estructura -FAO, FMI, BM,- eran los que darían forma a la nueva andadura del mundo; el FMI fue el encargado de organizar el despegue económico, bajo la supervisión, casi en solitario de EEUU, mientras que el organismo que organizaría la supervisión comercial, la OIC, -Organización internacional del Comercio- no llegaría a nacer.
En la conferencia de San Francisco, -1945- que dio lugar a Naciones Unidas, se previó la constitución de una serie de organismos destinados a estructurar la cooperación económica, tales como el FMI, -Fondo Monetario Internacional-, BIRF -Banco internacional de Reconstrucción y Fomento-, comunmente conocido como Banco Mundial (BM), la OIC -Organización internacional del Comercio- destinada a regular los intercambios comerciales a escala internacional, que no llegó a ver la luz, en su forma inicial porque las atribuciones de Naciones Unidas en la intervención regulatoria fue percibida como un serio inconveniente, por EEUU, para su expansión comercial, constituyéndose en su lugar el GATT, -General Agreement on Tariffs and Trade- (Acuerdo general sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), que ya no fue parte de Naciones Unidas, y que en 1995 formó la Organización Mundial del Comercio, mientras que el Banco Mundial (Banco Internacional de Reconstrucción y Comercio), cuyo presidente, siempre un estadounidense, se convertía en un instrumento de presión, para favorecer la política exterior de EEUU, al tiempo permitía la penetración en los países en vías de desarrollo, de las empresas y capitales estadounidenses. Eran los términos del reparto, que aquella relación de fuerza se encargó de especificar, y cuya materialización sigue estando vigente, con los retoques imprescindibles, pero que ya no corresponden al momento presente.
Aquellos acuerdos logrados tras la guerra, demuestran, en función de los tratados suscritos, no solo el reparto, que correspondían a una determinada correlación de fuerzas, sino que la actividad de reconstrucción del mundo fue asesorada y orientada por EEUU, que se aseguró la consecución de los objetivos por su participación en todos los organismos internacionales.
Donde más claramente se expresa la preponderancia de EEUU en la marcha iniciada fue en el roll que jugó el FMI, facilitando la disposición de divisas convertibles, pues en un principio, la disponibilidad de dinero estaba sujeta a las aportaciones que las naciones habían hecho en la constitución del FMI al reservar determinadas partidas de oro constitutivas del Fondo y de su potencial actividad participativa, ya que el numero de votos se determinó en la medida de la contribución al fondo, entre otras. La actividad comercial se facilitó mediante los Derechos Especiales de Giro, que no era otra cosa que el préstamo de divisas entre los participantes del Fondo, de país un excedentario de divisas a otro que careciese de ellas, siempre supervisado por el organismo, y con la intención de estar a la recíproca, cuando su situación se lo permitiera. Esta actividad del FMI, facilitando instrumentos monetarios virtuales, terminó de configurar al dólar como, prácticamente única moneda internacional, sobre todo, tras la salida del dólar del patrón oro, una verdadera colaboración, por la cual, las naciones europeas, aceptaron las vicisitudes del precio del oro, hasta que este dejó de ser la medida de valor de las monedas, prácticamente, todas convertidas, por obra y gracia de la colaboración, ante el temor, al comunismo, en monedas fiduciarias, pero sin embargo, dicha colaboración permitió la recuperación, liberando, lo más posible, las trabas comerciales y propiciando un incremento de las fuerzas productivas que renovó la estructura económica del mundo.
Esta colaboración en el despegue de la reconstrucción se vio seriamente comprometida, y más tarde, rota, cuando EEUU abandonó el patrón oro, y los bancos de las naciones que tenían sus reservas en dólares, se comprometieron a no exigir a EEUU los dólares por oro, -eran los años de la guerra fría y el temor a la agitación comunista aconsejaba ceder ante EEUU-, pero los productores de petróleo querían recuperar sus beneficios y el encarecimiento de la energía disparó la circulación de dólares y los de los productores de petróleo, con una enorme cuantía de dólares -petrodólares- se pusieron en circulación, siendo aceptados por los bancos europeos, -eurodólares- generalizándose el flujo de dólares como única moneda de reserva, pero por entonces, la economía se había fortalecido, los movimientos populares, en ascenso, pretendieron una mayor participación, pero la reconstrucción de la URSS, que no se benefició de esta colaboración, impuso la consigna de la coexistencia pacífica, y sus consecuencias en toda Europa fue el abandono del análisis marxista, sustituido por el análisis soviético, tan alejados de la realidad, como la burocracia, alejada de la clase obrera.
A muy grandes rasgos, este es el reparto del mundo vigente, hasta el momento presente, pues las tensiones actuales, podrían asemejarse a un ajuste de aquella relación de fuerzas, y como relación de fuerza, las tensiones tienden a buscar el punto de equilibrio, y dicho punto gravita en función de una fuerza, hasta ahora, desarticulada, dúctil y maleable, la sociedad, que en cada momento de la historia, se ha plegado a la conveniencia de la clase dominante, fuese esta la aristocracia, o ahora, la burguesía, más exactamente, el capital financiero.

AJUSTES EN LA RELACION DE FUERZAS

Hice alusión, al comenzar, a la espesura del capital financiero, entendiendo por espesura la interpenetración de capitales norteamericanos -entendiendo por norteamericano, al conjunto de países del continente, Canadá y Méjico, en realidad, la interpenetración de capitales es multinacional, porque todos están muy participados por todos, -Japón incluido- pero, evidentemente, la potencia de los capitales no son equiparables, pues entiendo por potencia, la preponderancia del capital en el control de las industrias determinantes -industrias de máquinas herramientas, industria extractivas, y de la industria acaparadora de fuentes de tecnología de vanguardia, que son las fabricantes de armas de destrucción masiva (naval, aeronáutica), y las relacionadas con la energía nuclear -acelerador de hadrones del CERN, franco-suizo, Fermilab en EEUU, etc.,- dichos capitales, capaces de controlar empresas de tal envergadura son los que componen el núcleo determinante que es el estadounidense-europeo, y es precisamente el que atañe a Europa, donde se manifiestan los desajustes más importantes.
Las clases sociales no son homogéneas, no lo es la burguesía, como no lo es la clase obrera, y mientras la burguesía, diré, busca la homogeneización mediante la participación accionarial, de ahí el monopolio, la concentración de capital, el superimperialismo, la clase obrera, persigue la homogeneidad en el partido, enfrentado y enfrentando a la burguesía y esta lucha -lucha de clases- no está reducida a la huelga, a la protesta, sino que es cotidiana y total, de ahí, que en los primeros tiempos, el socialismo tuviese publicistas -tenían órganos de expresión, sostenido por las aportaciones de los militantes y simpatizantes- que creaban opinión de clase, tan mal vista por la pequeña burguesía, -era la que solía escribir en la prensa burguesa
- y por supuesto, la gran burguesía, situación esta, completamente diferente en nuestros días, donde el intelectual discrepante, -el partido, en su acepción militante no existe- en principio, argumenta su discurso con un barniz técnico, para, a continuación discrepar, como si esa técnica no formara parte de la visión global, y por lo tanto la confrontación se vuelve manejable, de matiz, y en consecuencia, sin capacidad de proyectar alternativa.
En esta situación es en la que se desarrolla la batalla del euro, pues en cuanto en un principio EEUU puso en marcha la especulación contra el euro por interposición de las agencias de calificación, la deshomogeización de las burguesías europeas en la participación de la construcción de la Unión Europea, destapó la posibilidad de sacar ventajas unas sobre otras y quien en mejor posición se encontraba, Alemania, tras la reunificación, está tratando de imponer sus tesis, apoyándose en el control del Banco Central Europeo -BCE- para lograr, cuando menos un papel destacado, en lo que considera su mercado, Europa hasta los confines con Asia, y este intento de ajustar la correlación de fuerzas, pues un nuevo reparto está fuera de lugar, es lo que provoca las tensiones existentes.
Toda zona de la geográfica política, que la historia ha configurado a partir de las relaciones económicas ha devenido en entidades regidas por un estado bajo la dirección de una nación dominante. Ha pasado con las naciones europeas -la dispersión del imperio romano, incapaz de regir el territorio europeo, dio lugar a las nacionalidades europeas, perdiéndose el idioma común, -latín- y la pobreza de medios técnicos, y políticos hizo que las comunidades se atrincherasen territorialmente en lo que más tarde constituyeron las naciones actuales- y es observable en otros territorios del planeta, pero la diferencia en el momento actual la marca la potencia de las fuerzas productivas (cuya principal vía de aplicación es la industria de guerra), y esta increíble potencialidad es la que ha vuelto obsoleta la economía nacional, toda vez que la interpenetración de los capitales ponen en manos de los mercados una capacidad de decisión ajena a los instumentos políticos, que son los que articulan la convivencia social.
Esto significa que el territorio europeo, en los hechos funciona como un mercado dependiente de múltiples legislaciones, porque cada burguesía se siente amenazada y disminuida si Europa fuese gobernada por un gobierno único, por eso, la crisis económica abierta por la quiebra del banco estadounidense, - Lehman Brothers- dio un salto cualitativo cuando el complejo militar industrial, exportó la crisis vía agencias de calificación, en la batalla del euro, y esta, salta otra etapa cualitativa cuando se plantea la necesidad de intervención del BCE en la compra de deuda de los países atenazados por la especulación financiera, en contra de la opinión de la burguesía alemana, siendo pasos en los que las diferentes burguesías europeas, tratan de ajustar la correlación de fuerzas, eludiendo la opción política de plantear la construcción de los Estados Unidos de Europa, porque esta opción, que habrá de acometerse, sellará la fecha de caducidad del capitalismo, en todo el mundo.
Lamentablemente, en un momento como el actual, con unas posibilidades inmejorables, la carencia de una política de clase capaz de recoger esa percepción internacional, de gran parte de la sociedad, consciente de estar manejada por los bancos, demorará cualquier tipo de solución positiva porque la falta de ambición política de las direcciones políticas de izquierda no atreviéndose a plantear que el capital, los mercados, deben estar regulados, imposibilitan, colaborando por omisión, el afloramiento de la montaña de dinero que suponen los billones de euros ocultos en los paraísos fiscales, y las energías se consumen entre si estar o no en el euro, pero sin ser capaces de imaginar una alternativa, cuando la situación cambiaría radicalmente si una dirección, un partido, encabezara una campaña por la erradicación de los paraísos fiscales, demandando transparencia fiscal y justicia impositiva para los que eluden y más aún para los que abiertamente, defraudan, exigiendo la construcción de los Estados Unidos de Europa, con nuevos acuerdos y tratados que recogieran la demanda de justicia social, que la sociedad espera.
Mientras esto no suceda, no habrá una correlación de fuerzas capaz de alterar el statu quo, toda vez que la actual prueba de fuerza, que se ha trasladado de Estados Unidos a Europa, supone un ajuste, en una maquinaria incapaz de rendir beneficio para la sociedad, y toda la potencialidad del modo de producción se disipa en el funcionamiento interno porque variar la relación de fuerza de aquel reparto del mundo, implica poner en marcha una fuerza, que históricamente, ha sido siempre la que ha pagado el coste de los cambios con su vida, que actualmente empieza a ser consciente preguntándose ¿Quienes son esos mercados, que no se presentan a las elecciones, ante la que los gobiernos elegidos se someten? Los dirigentes políticos que se atrevan a señalar con el dedo al capital financiero -los mercados- se habrán echado una gran carga sobre sí, pero habrán abierto el camino para un cambio de tiempo histórico, que muchos estaremos dispuestos a compartir, por el bien común.
jmrmesas
07 de septiembre de 2012

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