jueves, 25 de agosto de 2011

UN DEBATE SIN DIRECCION


UN DEBATE SIN DIRECCION

En realidad existe un debate social que gira en torno a como la burguesía-mercados esta imponiendo sus propuesta política por vía de hechos, sin que en este debate de múltiples direcciones, haya ninguna linea que oriente la dirección en la que debería moverse la economía, y es que, la economía, es siempre economía política, no solo porque se genera mediante la explotación de seres humano, posicionados en situación de inferioridad, sino, además, porque la distribución de los recursos se hace desde posiciones de fuerza, sea esta física, política, social que termina haciendo válido los criterios de los poderosos que deciden el reparto, por lo tanto, la actual situación de la economía mundial se debe a que el sistema, apercibido de su increíble dominio de la escena política, señala a los dirigentes políticos cual es la pauta que debe seguir la sociedad, para seguir imponiendo su posibilidad de seguir dirigiendo el sistema, asegurando así, su dominio de clase.

El ataque al euro no es un simple movimiento financiero especulativo, es sobre todo y principalmente, una decidida campaña, de la burguesía más poderosa, la estadounidense, para abortar una posibilidad de competencia, que saben, suicida, para el propio capitalismo; la burguesía europea agotó su relevancia política después de la 2GM, y en la actualidad, la única burguesía que tiene los intereses vitales comprometidos hasta el extremo de considerar que tales intereses, compromete no solo su seguridad, sino la seguridad de toda la burguesía en todo el mundo, es la estadounidense, por eso el ataque al euro, no es solo el ataque a una moneda que podría disputarle una cuota de poder, y por lo tanto no es negociable su vigencia, sino que debe desaparecer porque compromete la seguridad del sistema en su conjunto, por eso se le ataca y debilita y en la medida, que los burgueses europeos se saben sin objetivos globales, aceptan el chantaje de las agencias de calificación, pero esta lucha que se libra sobre las espaldas de los más débiles, podría ser muy peligrosa para el sistema, si desde algún lugar, surgiera la tesis del agotamiento y la imposibilidad de revitalizar el capitalismo, pues unas condiciones de vida digna basada en el pleno empleo y en la progresión de las fuerzas productivas, son incompatibles con el capitalismo.

De otro lado, actualmente, no hay ninguna otra burguesía que tenga el tamaño y los objetivos capaces de relevar, en la escena política mundial, el papel preponderante de la burguesía del complejo militar-industrial estadounidense, y aquellas que podrían ensombrecer este liderazgo, serían la de los países emergentes, Brasil e India, y/o la extraña combinación de la buroburguesía china y la naciente burguesía rusa, pero en todos estos casos se habría de dar un proceso de maduración que conjugara las condiciones materiales, sociales y políticas, para que este grupo social llegara a tener consciencia de unos intereses, para los que el momento histórico de una clase social en declive no cuenta con el factor tiempo a su favor, por eso, la economía, los mercados, dictan su política a los gobiernos y estos aceptan, a regañadientes, los presupuestos empobrecedores para una sociedad, que atónita, contempla como la política no es nada y la economía de los “mercados” es todo.

Las medidas que se están tomando, no discuten este esquema, porque desde todas las esquinas el discurso es el mismo discurso de aceptación sin que, desde ninguna de ellas se grite que el sistema está acabado y que se necesita otro tipo de economía política, que contemple otro tipo de reparto de los beneficios generados que favorezca a la sociedad que lo genera, con criterios de igualdad.

Este debate, que los hechos plantean, encierra una característica positiva, que es el desacuerdo, que desde diferentes sensibilidades, sectores y capas sociales se produce, contra el poder que detenta el capitalismo financiero, esa alianza de la gran industria y la banca, que limita la circulación del dinero, como medio de someter a la sociedad; más esta característica positiva -la percepción hostil de los privilegios de los poderosos- está limitada por la carencia de una clara consciencia de que el problema no tiene alternativa, sin introducir importantes modificaciones estructurales, que inevitablemente harían que el sistema resultara abiertamente tocado, y son estas limitaciones las que no se plantean desde ningún ángulo de disidencia.

En esta batalla que capitanea la burguesía del capitalismo estadounidense contra la existencia del euro, tiene la desventaja, para la sociedad de la Unión Europea, en que esta unión es solo una unión ficticia tendente a favorecer una cierta unión comercial de las dos burguesías europeas, que tradicionalmente han condicionado la historia moderna europea, franceses y alemanes, que desde la guerra franco-prusiana de los años setenta del siglo xix hasta la fecha ha marcado a la moderna sociedad europea, y por fin, cuando parecía que Europa se encaminaba en la buena dirección para construir un prometedor futuro, la crisis económica ha venido a poner las cosas en su sitio planteando, a escala mundial, que la burguesía, la clase dirigente que ha marcado los últimos trescientos años de la marcha del mundo, es el principal obstáculo con el que tropieza la humanidad para continuar avanzando, y eso significa que si Europa quiere un futuro de progreso, hay que arrebatarles a los burgueses europeos la construcción de la Unión Europea, dotándola de una administración centralizada, responsable ante la sociedad europea, representada en un parlamento europeo, y no sujeta a los vaivenes nacionales de dirigentes, cuando menos, timoratos y sin visión.

No es posible un nuevo impulso de las fuerzas productivas sin quitarle al capitalismo sus privilegios que no hacen sino mermar las posibilidades de progreso, al convertirse el capital financiero en el regulador que controla el flujo vital del modo de producción mercantil, el dinero, este es la savia que alimenta el sistema, y en la medida que esta savia se acumula en los depósitos ocultos de los santuarios financieros, ante los cuales, los gobiernos del mundo reculan poseídos del sacrosanto temor a vulnerar la propiedad privada de los poderosos, deciden vulnerar la propiedad privada de los débiles aún a costa de la seguridad y la vida de los mismos ciudadanos que son de hecho y de derecho los que sostienen el funcionamiento de la sociedad, y los que con pleno derecho pueden y deben de exigir que dirección es la que debe tomar la economía.

La debacle económica es tan profunda, que incluso los burgueses más perspicaces -Warren Buffet, lo ha iniciado- piden a los gobiernos que les suban los impuestos, tal vez, temerosos que el diseño de dureza que se perfila en el horizonte, haga saltar las compuertas de la contención social, que hasta el momento, solo saltan los jóvenes y ciertos estratos de elementos concienciados, y sea la sociedad en bloque la que se desborde, no exigiendo meros cambios cosméticos de gobiernos, sino condiciones de equidad, planteando la erradicación de esa cueva de bandidos que son los paraísos fiscales, siendo ahí, precisamente, donde temen y se duelen, los grandes poseedores de fortuna, que pudieran llegar la ira de una ciudadanía, exprimida, empobrecida y angustiada, porque los recortes, no es que no sean la solución, es que, la inversión productiva no es posible sin cambiar los presupuestos políticos, sociales y conceptuales de una producción que no puede estar basada en el consumo de usar y tirar, que hasta el momento, ha sido el tipo de producción que durante los años sesenta y siguientes, del siglo pasado, fue el modelo de pleno empleo para una parte de occidente, que se tomó por el todo, cuando solo alcanzó a la parte en donde las condiciones hicieron posible un crecimiento explosivo de las fuerzas productivas, y para que algo parecido se produjese en la actualidad, sería preciso cambiar el funcionamiento del capitalismo, y para eso, el debate social que los hechos plantean, debe salir del limitado circulo de los expertos de las páginas de economía extendiéndose al conjunto de la sociedad, para que de este modo, las compuertas de la contención social, no es que se saltaran, sino que se abrieran de forma consciente, porque iniciamos una etapa histórica en la que los medios técnicos y científicos, no pueden quedar al arbitrio de un puñado de expertos y políticos, cuyas decisiones comprometen al conjunto de la sociedad durante décadas, sin que esta haya madurado previamente las decisiones que expertos y políticos, si deciden, en la mayoría de los casos, por intereses oscuros y retorcidos en nombre de una sociedad, ajena a tales intereses.

Qué tal debate tomara una proporción de magnitud mundial haría preciso que los intelectuales, la universidad, profesionales, sociólogos, docentes, reflexionaran en voz alta si la sociedad actual, basada en el modelo económico del capitalismo, tiene la capacidad de garantizar unas condiciones de vida dignas, para todos los seres humanos, o si por el contrario, habría que iniciar una búsqueda de alternativas que superase los límites de una economía competitiva, dilapidadora de unos recursos limitados y de muy lenta recuperación; si este tipo de reflexión se produjera, la maduración de la sociedad permitiría tener un amplio panorama de las posibilidades, haciendo efectiva la participación de la sociedad, que no solo se limitaría a asentir las propuestas, que en condiciones normales formulan los políticos sin cuestionar el sistema, sino que, en la medida en que el debate iniciado conscientemente con la perspectiva de superar el capitalismo, comenzando por poner en claro los instrumentos de un dominio artero, basado en la ocultación del dinero, como medio de control y regulación, sin ningún tipo de límite legal, -como el que se da en los paraísos fiscales- dejaría al descubierto la contribución al progreso de la sociedad que tienen las clases y capas sociales, demostrando que en la importancia del progreso, el conjunto social tiene el factor determinante, y que tal factor, crecería a mayor proporción, en la medida en que esta, fuese consciente de su real importancia, liberándola de la necesidad de líderes carismáticos, dirigiéndose a sí misma, por medios de instrumentos democráticos.

25/08/2011                                                     jmrmesas

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