lunes, 8 de noviembre de 2010

¿QUE HACER?



Quiero plantearme que valoración me merecen los partidos, de izquierdas, por supuesto, ante la respuesta dada en la prodigiosa aparición de la crisis, pues salvo algún hechicero de la economía-finanza-lotería, nadie vio nada, ni profesionales de la ¿ciencia?, económica, ni periodistas expertos en economía, ni agencias de calificación de riesgo, que por cierto, tenían muy bien calificadas a las empresas quebradas, por estas razones, me planteo, que si bien es cierto que estas organizaciones no tenían noticia y no podían suponer la debacles, si era esperable de ellas una respuesta, ante el LATROCINIO GLOBAL CONTRA LA SOCIEDAD perpetrado por los banqueros del mundo.

Esto me lleva a responder, cuando en algún ambiente, un interlocutor pregunta con preocupado énfasis, ¿Qué hacemos con los partidos existentes?, y la respuesta me viene a la cabeza, fijándome en el comportamiento gubernamental generalizado.

A raíz de la quiebra financiera, la respuesta de los gobiernos de todo el mundo fue, prácticamente, automática; tal fue la valoración que los gobiernos, en países tan diversos como Estados Unidos, Holanda, Inglaterra, Alemania, España y etc., etc., dieron ante un problema que les pareció aterrador: no tuvieron el más mínimo escrúpulo en sacar de las arcas nacionales dinero para entregárselo a los banqueros, gratuitamente.

¿Cuál fue la respuesta, colectiva, o puntual, o personal, por parte de partidos políticos desde el PSOE, PCE, IU, UGT, CCOO, secretarios generales, presidentes, parlamentarios, etc., etc., etc.?

No conozco ningún documento que estas organizaciones, ni en conjunto ni por separado hayan dado respuesta para orientar a una sociedad perpleja.  Y lo que digo respecto a España se puede decir, en la versión francesa, alemana, italiana, etc., etc., etc.

En mi opinión, este comportamiento político, de estas organizaciones, deja muy claro qué se puede esperar de ellas; por lo tanto, si en el transcurso de la lucha, los más lúcidos de sus integrantes, se unen a la lucha, pues, bienvenidos, pero como organizaciones no se puede esperar de ellas, de ninguna de ellas, DIRECCION; LIDERAZGO.

¿Qué organización queremos?

¿Por qué nos preguntamos por la clase de organización que queremos?   Porque esta reflexión lleva implícita una afirmación que nos hace daño, exponerlas sin disimulo cuando durante años, en algunos, toda una vida, se ha dedicado a  este tipo de organizaciones, tiempo, esfuerzo, vida personal, que llegado el caso comprobamos que no valen, y, esta es la respuesta concreta: NO QUEREMOS QUE SEAN COMO ESTAS, cuya inutilidad e inoperancia se ha evidenciado tan dolorosamente.

Cuando la tertulia se anima, siempre, un sagaz tertuliano plantea que la izquierda no fabrica partidos, como quien hace churros; que los partidos de izquierda siempre han aparecido al calor de la lucha, y que cualquiera de ellos tienen tradiciones y, en mucho casos, luchas ejemplares, pero lo que caracteriza a un partido de izquierda es su capacidad de dirigir y encabezar la lucha social, cuando la situación demanda un cambio de rumbo, y ahora, las actuales organizaciones no han sido capaces de reaccionar, y no es que no haya motivos, solo que lo que falta es perspectiva histórica; decenas de años de vida parlamentaria, y decenas de años de negociación, desligada del contacto de la base social han terminado por mellar su perspicacia política, pues su perspicacia teórica dejó de funcionar al calor de un ciclo económico, que no volverá, porque ahora se impone el EMPOBRECIMIENTO de diseño, por eso, plantearse la construcción de un partido debe de ser una tarea ampliamente debatida, pues añado yo, la construcción del partido es el instrumento, la herramienta con la que vamos a construir el nuevo siglo, y con esta perspectiva conviene mirar los problemas que nos acucian, y estos derivan de la globalización.

¿Qué significa la globalización?

La globalización es un aspecto, aparentemente desligado del crecimiento de las fuerzas productivas, que en el transcurso del siglo xx, se convirtieron en plenamente internacionales, pero mientras, pongamos por caso, horadar el lecho marino para unir el continente con Inglaterra se percibe con toda claridad que esa tarea hubiese sido imposible sin acuerdos para organizar ese proyecto, el resultado financiero de ese tipo de colaboración está exento de cualquier tipo de regulación, y este es el quid de la cuestión respecto a la globalización: EL CAPITAL PUEDE OPERAR LIBREMENTE POR TODO EL MUNDO SIN PRACTICAMENTE REGULACION QUE LE PONGA LIMITES, mientras que las personas estamos controladas y sujeta a todo tipo de reglamentos, cuya consecuencia social es que los individuos tiene enormes dificultades para percibir mentalmente esta dimensión interrelacionada del mundo, y consecuentemente su percepción se reduce a aspectos locales, así que enlazado a este problema, el partido que necesitamos tiene que tener una dimensión planetaria, mundial; una internacional.  Me referiré a como articular una lucha internacional, para que las diferentes sociedades pudieran  tener una idea común de qué hacer.

La productividad del trabajo asalariado conseguida desde el final de la SGM, ha arrojado a despecho de lo dicen algunos dirigente -Felipe González- el fantástico volumen de 2.33 veces el valor de la economía productiva de todo el mundo, dinero, que mágicamente aparece y desaparece a impulsos de la especulación, y para que exista esa magia, la colosal chistera la aportan los santuarios financieros: -señores, noten la mala leche de llamar santuarios financieros a los benditos paraísos fiscales- donde los gurteles de toda la vida se han llevado siempre sus ahorrillos; por lo tanto una tarea  para la internacional, sería organizar una movilización internacional por la erradicación de los santuarios financieros,  protegidos por banderas tan respetables como Estados Unidos o Reino Unido, pero no solo,  por lo que la consecuencia, para deshacer tan peligrosa magia debe de comenzar desvelando todo el entramado internacional, que permite a los poderosos librarse de tributar -cosa de pobres, como históricamente, está bien documentado- pero ahora son otros tiempos, y si como dicen los políticos mediáticos, existe el Estado de derecho, los ricos, banqueros, famosos y otros privilegiados deben tributar, o el Estado de derecho tiene una colosal vía de agua que terminará por hundir el sistema.

El partido que necesitamos, una nueva internacional, puede comenzar organizando este tipo de movilización planetaria, pero la erradicación de los paraísos fiscales, no agota su recorrido, sino que la más importante tarea sería la elaboración programática de una sociedad articulada en torno a un nuevo modo de producción que fuera capaz de utilizar las increíbles capacidades de las modernas fuerzas productivas, quiere decirse, de toda la ciencia y tecnología actuales, al servicio de toda la humanidad, tarea que como puede suponerse encierra mucha necesidad de reflexión y acción; debiera, igualmente de extraer conclusiones de las lecciones que nos ha deparado el curso histórico, la más importante, el hundimiento de la URSS, producida, carcomida, diría yo, por la propia “nomenclatura”, es interesante ver en Forbes las caras de los millonarios rusos, sin preguntarse “¿Cuál sería su puesto en la jerarquía burocrática?, o ¿Qué relación tendría con la mafia?”  La otra gran reflexión está unida a la incapacidad de la burguesía europea para unificar Europa, y esta navega ahora sin rumbo bandeando al soplo de los vientos del mercado, sin descartar la posibilidad de que la Unión Europea, pudiera desmembrarse si los “eurócratas” se vieran rebasados.  Ese sería el partido que  necesitamos, una nueva internacional para un nuevo rumbo.                                             jmrmesas

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