jueves, 25 de enero de 2018

TÉRMINOS




 TÉRMINOS

Si Puigdemond se presentara en la Generalidad a tomar posesión sería la confirmación indudable del monumental fracaso, no solo del gobierno del PP sino de todo el entramado articulado en torno al Estado del 78 incluidos todos los partidos, incluido el nuevo partido del transversal Podemos. Ese fracaso encerraría un simbolismo que definiría todo el viejo entramado que viene articulando al mundo desde el derrumbamiento de la sociedad articulada en torno a la confrontación Este-Oeste y que sirvió para desenmascarar el sometimiento, el domesticamiento de la revolución a un puñado de nuevos ricos convertidos en nuevos amos del mundo, agarrados mano a mano con los viejos dueños.

El intercambio de trabajo vivo por trabajo objetivado, es decir, el poner el trabajo social bajo la forma de antítesis entre el capital y el trabajo, es el último desarrollo de la relación de valor y de la producción fundada en el valor. El supuesto de esta producción es y sigue siendo, la magnitud del tiempo de trabajo, el cuanto de trabajo empleado como factor decisivo de la producción de la riqueza. En la medida, sin embargo, en que la gran industria se desarrolla, la producción de la riqueza efectiva se vuelve menos dependiente del tiempo de trabajo, y del cuanto de trabajo empleado, que del poder de los agentes puestos en movimiento durante el tiempo de trabajo, poder que a su vez – su poderosa eficacia – no guarda relación alguna con el tiempo de trabajo inmediato que cuesta su producción, sino que depende más bien del estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología, o de la aplicación de esta ciencia a la producción.

Este párrafo escrito hace más de 160 años me sirve de brújula para entender ese fracaso del viejo orden y cómo y por dónde poder vislumbrar las vías, los nuevos caminos por donde se abrirán las nuevas luces. El párrafo tiene una definición lapidaria “es el ultimo desarrollo de la relación de valor y de la producción fundada en el valor”. No creo que haga falta decir que el autor es Marx hablando sobre la importancia de la fabricación de medios de producción para desvalorizar la fuerza de trabajo – hace más de 160 años – y hoy la fabricación de esos medios de producción no son cualquieras, esos medios de producción para desvalorizar a la residual fuerza de trabajo son la fabricación de medios de destrucción. La fabricación de armas de destrucción masivas para que una élite domine al 99 por ciento. Preguntado un economista sobre el repunte de la economía, creo que fue el señor Niño Becerra (ayer 24/01/2018 entrevistado por el periodista señor Ruiz), dijo que ese repunte no se debía a que los trabajadores estuviesen más y mejor preparado, ni se hubiese adquirido mejor tecnología. Sencillamente a que trabajaba menos gentes y las condiciones eran peores, es decir, interpreto yo, factores de conjunto, que en términos generales que significaban elementos ajenos al esfuerzo inmediato, que tendrían su explicación en las condiciones generales de una producción globalizada, determinada por la importancia de la ciencia y de la tecnología en la producción como un todo global.

Todo el discurso de la izquierda oficial, plegada al interés político del independentismo significa la ausencia de discurso de clase, la ausencia de discurso socialista, es decir, no del psoe, no socialdemócrata, ausencia de discurso que tiene en cuenta los intereses generales de la población trabajadora, y cuando esta ausencia desaparece, porque no es compatible con la parafernalia patriotera de banderas que nada cambian las necesidades vitales, la izquierda desaparece arrastrada por el clamor de la pugna entre la pequeña burguesía independentista y la gran burguesía nacionalista, ambas deudoras de la burguesía dominante del capital financiero internacional.

El sistema global, el capitalismo está agonizando porque el trabajo vivo como fuente de valor de la creación de riqueza es residual, y lo es porque cada vez la producción es más automatizada, la robotización y la inteligencia artificial cobran mayores cotas de dominio en la organización de la vida corriente, en esos procesos que garantizan el funcionamiento cotidiano de la vida social organizada.

Pero si en algún dato se demuestra la irrelevancia de los discursos económicos usados por el poder para llevar al animo de la sociedad la importancia del empleo, como excusa para empobrecerla es la desaforada carrera por glorificar la confrontación trabajo vivo y trabajo objetivado, al entronizar a la mercancía por excelencia, el dinero, ya claramente desligado de la simbolización de representar al tiempo de trabajo social. El dinero ha sido sustituido por el dinero digital, que es la expresión cabal de una producción sin utilidad social, útil solo para el reducido ámbito de quienes capitanean al uno por ciento, por eso esta realidad es la mejor demostración de la visión de Marx que condensa el párrafo inicial.

Si la izquierda es incapaz de presentar su propio programa está destinada a desaparecer porque no es capaz de aportar soluciones que hagan la vida más grata ni más fácil para la sociedad, para el 99 por ciento, y pretender defender unas esencias que dejaron de ser esenciales, es una vacuidad. Poner los medios de producción al servicio de la sociedad es lo que daría sentido a quienes pretendan tener algo que decir.
jmrmesas

veinticinco de enero de dos mil dieciocho














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