viernes, 18 de noviembre de 2016

LA CONTINUACIÓN


LA CONTINUACIÓN

( LO POSITIVO ES LO NEGATIVO )

El papa Francisco quiere rehabilitar al fraile agustino Martín Lutero porque la Iglesia de su tiempo no era nada ejemplar, y un amigo me plantea que la división entre socialismo y comunismo no encierra ninguna contradicción tan estrepitosa como la que la habida entre católicos y protestantes y a mí me parece que esa división – socialismo-comunismo – por suave que se quiera, tiene una contradicción fundamental, que es que si el socialismo debe depender de una alianza entre burguesía y proletariado, clases diferentes poseen objetivos estratégicos y tácticos diferentes que generan diferentes prioridades y entonces nunca se estará en pie de igualdad porque las decisiones capitales, importantes, fundamentales estarán hipotecadas a la clase que tiene todos los instrumentos del poder en sus manos, y la historia nos ofrece ejemplos de ello en los 102 años transcurridos desde la votación de los créditos de guerra por los socialistas alemanes, franceses y belgas de entonces.

Una reconciliación formal no tendría sentido, como no lo tiene una condena retórica de la traición de aquello porque tenemos ejemplos recientes, propios y foráneos que demuestran de que lado se vence la balanza cuando el compromiso requiere tomar una decisión importante. La decisión del Comité Federal del PSOE de avalar la investidura del presiente del consejo de ministro del rey Felipe VI, señor Rajoy se entiende solo por el hecho de conservar los escaños, como una compensación a la élite de funcionarios del partido que está en abierta contradicción con la relación de fuerzas de la ciudadanía, que se expresó en las dos elecciones precedentes deshecha, no por voluntad de la base sino por el poder de una élite, enfeudada al capital financiero.

El ejemplo foráneo que abre camino al andar, fue la designación de la señora Hillary Clinton por el Comité Nacional Demócrata. Ese comité sabía, porque tenía medios suficientes y necesarios, que la elección presidencial tendrían muchas posibilidades de darlas por perdida porque el candidato con posibilidades frente a Donald Trump era Bernie Sanders, pero Sanders arrastraba tras de sí una amplia base de jóvenes que querían transformar el país y eso asustaba al complejo militar industrial, cuya representante H. Clinton estaba marcada, primero por su relación con la actividad del ISIS-Daesh, las fugas de información y lo más importante, las medidas tomadas por el ex presidente Clinton liberando a la banca de los controles institucionales, la ley Glass-Steagall, que preveía crisis como la de 1929, permitiendole, al capital financiero, una actividad salvaje, que posteriormente terminaría abriendo la actual crisis económica, y que, ese capital financiero recompensó, premiando al ex presidente, devenido en conferenciante con disertaciones muy bien pagadas, saneando la cuenta corriente de la familia Clinton.

Se que el Partido Demócrata de USA no es un partido socialista, aunque dentro del mismo pueda haber asociados que tengan esa ideología, como es Sanders, pero el ejemplo me vale en el sentido que decía en la primera parte de este apunte, antes de mi intervención hospitalaria: el sistema capitalista no puede permitir el acceso al Estado de fuerzas de izquierdas porque todo ello puede desencadenar la tormenta imperfecta, o sea, gente imprevisible en el aparato del Estado, ligada a una base popular, y Sanders representaba esa tormenta imperfecta, por tanto se optó por Hillary, aún cuando la contrapartida fuese Trump: ¿La tormenta perfecta? A su debido tiempo me mojaré con mi conjetura.
CONSTRUIR LA SOCIALDEMOCRACIA ORIGINAL

El sistema da señales de agotamiento, de descomposición y esas señales, en principio, económicas, son las deudas, publica, y de las familias. Los analistas que siguen y comparan las señales, convienen en reconocer que la crisis actual que está cercana a la década, es muy profunda, — Eso es lo que preocupa a los organismos económicos internacionales como el FMI o el Banco de Pagos Internacionales (BPI). El FMI acaba de informar que la deuda global está en un máximo histórico. Excluyendo el sector bancario, el sector no financiero (empresas, hogares y gobiernos) de la deuda se ha más que duplicado desde el cambio de siglo, alcanzando 152 billones de dólares el año pasado, y todavía está en ascenso. Si se incluye el sector bancario, McKinsey estima que la deuda total alcanza los 200 billones de dólares. —y que la economía productiva no invierte porque el grado de incertidumbre, a todos los niveles es de parálisis. Esa parálisis no es solo la certidumbre de la desconfianza de una ciudadanía madura, es sobre todo la exigencia del capital financiero demandando cambios profundos, porque una tendencia objetiva del capitalismo es la acumulación, y para que eso sea efectivo deben eliminarse trabas y barreras que lo dificultan, y más capacidad de concentración significa mayor sufrimiento popular, más recortes y mayores incomodidades políticas para que el pueblo trabajador se organice y luche.

En ciento dos años de colaboración con la burguesía, los que se apropiaron de la “marca socialista” ¿Qué balance pueden presentar? Hasta un socialista pequeñoburgués como fue Fernando de los Rios, pero intelectualmente honrado y coherente tuvo que reconocer que las libertades políticas son ficción donde la libertad económica está fuertemente organizada: Allá donde las fuerzas económicas son potentes, estructuradas en "trusts", "cartels", "concerns", sindicatos de industrias, etc., no hay posibilidad de garantía para la libertad política. (...) "Economía libre" quiere decir "hombre esclavo" y, en cambio, una economía sojuzgada y sometida es lo único que hace posible una verdadera posición de libertad para el hombre. Y eso es lo que nosotros representamos; vamos hacia una economía planificada, hacia una economía sojuzgada, hacia una economía sometida, hacia una economía disciplinada y subordinada al interés público. y desde 1931, fecha de su alegato de aquella constitución, ha caído mucha agua, jugando toda ella a favor de la concentración de la economía y de la propiedad privada, por tanto, la discusión terminológica sobre etiquetas no define a nadie, por el contrario la defensa del programa es substancial y determinante y en este sentido, la reivindicación de reclamar la propiedad de los medios de producción y de la banca, definían y definen a los socialistas de los mentirosos y falsos socialistas que se apropian de la etiqueta para medrar y traicionar al pueblo trabajador.
El capitalismo necesita seguir su dinámica de concentración y acumulación, es lo que en términos periodísticos se denomina globalización, y que no desaparecerá porque no solo expresa esa tendencia del capital financiero a la acumulación y concentración del capital, sino porque las fuerzas productivas han hecho del mundo una unidad de producción que requiere medidas internacionales de control para evitar el caos y el desastre, ya que las alteraciones naturales (de esta unidad de producción original) se ha tomado su tiempo geológico, pero la alteración debida a las fuerzas productivas generadas por la civilización, han de ser compensadas por medidas políticas consensuadas. Por eso las nuevas exigencias del capital financiero que demanda en esta etapa es eliminar a una caterva de bancos ligados a modelos de negocios excesivamente controlados, que en Europa son mucho y que el gran capital financiero quiere eliminar concentrando el poder bancario en bancos cada vez mas potentes, y este tipo de conflicto no puede ser resulto en el terreno nacional, ni por los potentes bancos que demandan esa concentración – Goldman Sasch –, por ejemplo, y mucho menos por una política nacional, sino que debe ser respondida por una política internacional, que desde la izquierda se teme reconocer, cobardemente porque implica abandonar el cómodo terreno del espacio nacional y mirar la lucha de clases desde la perspectiva internacional e internacionalista; aquello de proletarios de todos los países, uníos sigue teniendo vigencia, porque nunca la perdió.

El socialismo, hasta aquí era y es un enunciado, pero se impone definir qué es el socialismo y la primera conclusión es que el modo de producción de mercancías ha acabado demostrando que la tendencia a la concentración de la acumulación es la inversa del socialismo. Esa acumulación de riqueza concentrada en menos manos es la expropiación de la mayoría a manos de una minoría, por lo tanto la expropiación de los medios de producción y de cambio impone revertir esa tendencia y eso quiere decir que los poderosos medios de producción, las poderosas fuerzas productivas convertidas en fuerzas destructivas porque la industria creadora de medios de producción se ha convertido en medios de destrucción, tiene que ser reclamada por el pueblo trabajador como garantía de paz. Si no se hace así, si no se reivindica esta propiedad, la dinámica nos llevará a una nueva guerra mundial, que volverá a tener Europa como escenario de la confrontación. Acabar con el modo de producción de mercancías es la garantía de paz, porque en el socialismo no contempla la explotación y acabar con la explotación significa que la producción de mercancías y el comercio tiene que acabar, lo que impondrá etapas en la consecución de los objetivos y en ese sentido habrá que sacar de la producción mercantil y del comercio mundial, en un primer momento, toda la industria relacionada con la alimentación y la salud, porque no se llegará a culminar los objetivos de una tacada, sino que se impondrá una dura lucha por esa expropiación, que no serán los propios burgueses quienes ofrezcan la resistencia, que lo harán, sino la ascendencia que el sistema posee sobre importantes sectores del 99%, porque el combate ideológico y organizativo ha quedado en manos de personajes tan poco fiables como Felipe González, François Hollande, Sigmar Gabriel, etc., y burócratas sindicales como Toxo. La recuperación del socialismo y el desenmascaramiento de los socialistas de mentirijillas pasa por la construcción del partido de la clase obrera, la internacional con el objetivo claro de definir el nuevo modo de producción basado en la colaboración, la ayuda mutua, porque el mundo es uno. Que se reconozca y reclame los medios de producción y de la banca, para el pueblo trabajador, porque en las manos privadas significan, en expresión de Fernando de los Rios, hombre esclavo. Porque en manos privadas son instrumentos de muerte, de guerras en las que el 99% se desangra en beneficio de un puñado de prepotentes propietarios. Porque es algo que ya toca. Que hay que explicar, difundir, argumentar, justificar para que pueda ser comprendido y valorado por ese 99%, como garantía de paz y convivencia.
TRUMP: LA ELECCIÓN DEL PRESIDENTE DEL MIEDO

En uno de mis últimos apuntes, creo que de septiembre, a propósito de Trump decía que su política era la de un pequeñoburgués metido a político, que su política era pequeñoburguesa porque se reducía al ámbito nacional, pero meditando más detenidamente tengo que llegar a la conclusión que estas elecciones en Estados Unidos han sido un paso hacia ese desenlace que precisa el sistema en una nueva etapa de concentración y acumulación, de poder. La elección de Trump es una jugada muy hábil e inteligente porque Estados Unidos no puede embarcarse en una confrontación con una población divida, desafecta y su discurso racista, machista y violento es el ingrediente necesario para ganarse a una parte de esa población y lanzarla a una aventura bélica. Aventura que no será inmediata ni aventurera, sino meditada y calculada como lo está siendo esta crisis económica diseñada por los partidarios de la Teoria de juegos. La política de Trump es el tipo de política que busca culpables al estilo del presidente de Filipinas, Duterte lanzando a la ciudadanía a cazar drogadictos; una política fascista hecha con habilidad porque Trump no podía permitirse la licencia de asumir la muerte de los mejicanos o de los musulmanes en primera persona porque una sociedad tan políticamente correcta como la estadounidense, no lo permitiría, pero ha sido destapar la caja de los truenos para que la parte más reaccionaria, que hay en toda sociedad, de la que se alimenta el fascismo se enardezca y polarice. Su discurso de aceptación desveló que su campaña fue una eficaz puesta en escena, que habrá que seguir, primero por el elenco de personajes que le acompañaran en su gobierno, y segundo y muy importante, por la política de reactivar una economía minera que lleva cerrada muchos años, y que de reactivarse indicaría la necesidad que el capital financiero tiene de contar con una base social entregada.

Ningún economista lo reconocerá, pero, en esta crisis económica, ¿cuanto hay de aleatorio y cuanto de previsión? 50/50, 65/35. ¿Qué parte corresponde a la aleatoriedad y que parte a la previsión? Merece la pena detenerse en esto porque hay datos que, cuando menos, nos plantean dudas razonables. Primero está el bien estructurado lobby que han recogido los estudiosos del sistema que publican la interesante página en la red que es theyrule.net, luego está ese estudio que hizo la universidad de Zurich, que he citado en varios apuntes (*) y que revela como un grupo de empresas en las que están todos los bancos sistémicos, influyen en la marcha de la economía mundial, y que significaría que el complejo militar industrial, que capitanea a la burguesía veterana de Europa y Estados Unidos está sopesando las consecuencias de tomar decisiones comprometidas.

La elección de Donald Trump como presidente ha demostrado algunas conclusiones, como ha sido el de correr el riesgo de ser impopular pregonando una política agresiva y racista ¿Sería capaz la izquierda de proponer la expropiación de los expropiadores? De sacar del mercado la industria de la alimentación y de la sanidad, porque con las cosas de comer y de la salud, no se juega. ¿Sería capaz de luchar por el socialismo, organizando la internacional que definiera un nuevo modo de producción? ¿Sería capaz de convocar una reunión internacional para constituir el partido obrero mundial? ¿Cree la izquierda que las aguas volverán a su cauce, o por el contrario, que estamos en el umbral de acontecimientos históricos?

Otra conclusión menos evidente pero no menos significativa ha sido la inquietud generada en los Estados europeos, viniendo a corroborar indirectamente, la dependencia política de la burguesía europea de la política de Estados Unidos, la inoperancia de la soberanía nacional y como los Estados-nación son lugares donde la burguesía puede apacentar al pueblo trabajador, a la ciudadanía, en espera de acontecimientos. La reacción internacional demuestra que los Estados europeos (tamaño/poder/influencia política) están obsoletos, desconectados de una realidad que la hacen otros USA-Rusia. El partido demócrata al hacer con Sanders lo lo que el PSOE con Sanchez, sentó precedente; voto a Hillary para que ganara Trump, luego el sistema no admite cambios que puedan desestabilizarlo. De hecho el articulo del Business Insider reconoce que la elección cuestionan los pilares posteriores a la SGM, y sin embargo, la izquierda no se atreve a asumir la construcción de Estados supranacionales porque es incapaz de crear un pueblo multicultural, multiétnico, como si hicieron los creadores de Estados Unidos, es decir, se puede hacer, no es imposible.

La profundidad de la crisis está demostrando que salir de ella no se podrá sin una prueba de fuerza en la que el sistema adquiera un nuevo perfil, que está por definirse pero que apunta en la dirección de las burguesías emergentes y sobre todo, a Rusia y China. Acontecimientos como el ocurrido en 2001 en septiembre con la demolición de las torres del WTC de Nueva York no se han explicado, ni se explica, cómo al aparato de Estado más potente del mundo se le puede colar un gol como el choque de unos aviones contra edificios emblemáticos, sin una complicidad, como tampoco se explica que Ander Behring Breivik pudiese poner bombas en Oslo y desplazarse hasta la isla de Utoya para matar tiro a tiro a 77 jóvenes, sin algun tipo de complicidad. Por cierto, sobre las humeantes ruinas del WTC, se vio al ex alcalde de N.Y., Giuliani, organizar el rescate. Habrá que seguir el recorrido de esta persona en la administración del señor Donald Trump, igual que el de Bannon, ex CEO de Goldman Sachs cuando la gran banca consiguió del presidente Clinton la derogación de la ley Glass-Stegall, porque lo esperable de la administración de Donald Trump no parece nada positivo, y acontecimientos, que pueden ser tectónicos, llevan su tiempo.

La apuesta de Trump contra la OTAN no es un adiós a las armas es un aviso a que la factura del ejercito de la burguesía lo paguen los burgueses europeos, es decir, los trabajadores, los ciudadanos europeos, los que pagamos impuestos. Y al frente de esa maquinaria ¿Quien hay? ¡Bingo! Un socialista. Jens Stoltenberg era primer ministro cuando el fascista Behring mató, tiro a tiro a 77 jóvenes. Fue mala suerte para los jóvenes asesinados y mala suerte para el primer ministro, que probablemente, no ha compensado su nombramiento de Secretario General de la OTAN.

Recuperar el socialismo para la clase obrera y no para que la burguesía tape sus vergüenzas requiere una lucha feroz por hacer posible la expropiación de los expropiadores, porque seguro que esa lucha desenmarcarará a los socialistas que quieren hacer carrera de los que luchan por las personas, evitando, con la lucha, una nueva guerra mundial.

jmrmesas
dieciocho de noviembre de dos mil dieciséis





No hay comentarios:

Publicar un comentario