martes, 17 de noviembre de 2015

LA TERCERA GUERRA MUNDIAL EN FASCÍCULOS


LA TERCERA GUERRA MUNDIAL EN DOSIS DE BAJO APERCIBIMIENTO

O UNA EXPLICACIÓN DEL TERRORISMO CON EL QUE SE CUBRE

EL SISTEMA EN SU AGONÍA


Europa está en el punto de mira del Estado Islámico, pero sería muy poco práctico mirar a Daesh, y si entender la compleja red de relaciones que asume esta tercera guerra mundial, que en opinión del Papa Francisco, se lleva a cabo con matanzas y destrucciones; opinión que me parece acertada, porque enmascara las hostilidades entre los contendientes, interponiendo entre ellos mafias y terrorismos, que si proliferan – Oriente Medio, Méjico, América del sur –, es por el consentimiento tácito de los poderosos, y así van desarrollándose actualmente los enfrentamientos, por ejércitos incontrolables, asentados en territorios inciertos, pero ahí reside el entendimiento de esta confrontación, ante la que la izquierda se cierra empeñada en hacernos creer que la nación, el Estado nacional es la clave del arco, cuando no son más que fichas en el ajedrez del mundo. En la historia moderna, Francia es una pieza determinante en esta partida mundial porque encarna, como ningún otro Estado los valores democráticos que han formado la Europa moderna – podríamos decir, el mundo actual – al ser la nación en la que se han llevado a cabo los movimientos sociales más audaces, y el paso más audaz, en el terreno presente, cuando está claro que Ucrania no será motivo de confrontación con Rusia, es lograr que los burgueses europeos se impliquen en la defensa del sistema capitalista, más allá de sus propias fronteras.

La desestabilización de Europa (no puede se entender una tercera guerra mundial sin que Europa sea el teatro de operaciones para resolver quien o qué será la condición que determine el problema del Poder capaz de poner fin al controlado descontrol del capitalismo en esta fase agónica de su existencia), se está probando con la llegada de refugiados, que vienen porque una mafia organizada los descarga en Europa, y como eso es insuficiente y lento, se ha perpetrado la matanza de París para condicionar la cumbre del G20 y forzar a la burguesía francesa que decida si se determina a llevar tropas a Siria, con lo que la burguesía monopolista que dirige Estados Unidos interpondría entre ella y Rusia una fuerza militar, digamos, legal, para controlar el rompecabezas de Oriente Medio, es decir, hasta ahora, defender el interés del sistema ha corrido por cuenta de Estados Unidos que ha puesto el dinero y sus soldados, y ahora, de lo que se trata es de que la burguesía europea asuma la parte fundamental en la defensa del sistema capitalista del que extraen la riqueza.

La campaña de Rusia atacando a Daesh tiene la legitimidad que le da intervenir defendiendo al régimen constitucional, y todos los intervinientes contra un gobierno legítimo, en su territorio soberano, que lo atacan militarmente, está fuera de contexto; o sea, atacar a Siria, sin declararle la guerra, es terrorismo, y todas las oposiciones moderadas tienen la misma consideración que el Estado Islámico, por mucho que los jeques que lo apoyan, se incomoden, por mucho que Israel de cobertura humanitaria a Al Nusra, por mucho que Estados Unidos bombardee a ISIS, y falle, tanto en sus objetivos como en la entrega de material a los defensores de Kobani, que siempre lo aprovechan los yihadistas, por lo tanto, aparte de disimular sobre lo que ocurre en Oriente Medio, conviene mirar de frente de que es de lo que se trata.

Se trata que mientras Europa no acate los planes de Estados Unidos y la OTAN, la supervivencia del capital monopolista internacional, del capitalismo, está amenazada por un grupo social (la ciudadanía europea) muy crítico con el funcionamiento depredador de las empresas y bancos que controlan el mundo, con sus formas de operar, que empobrecen al conjunto humano. La abundante cantidad de analistas políticos, economistas, sociólogos, filósofos y profesionales que escriben, informan y desvelan los comportamientos fraudulentos del capitalismo, en los campos de su competencia, suponen un peligro latente para el capitalismo, que tiene eco en esa sociedad expectante que permanece pasiva porque nadie la convoca, pero que ellos, el capitalismo internacional, estructurado estrechamente en sus organizaciones internacionales, saben que todo eso puede tomar la forma de una oposición estructurada si las protestas esporádicas comienzan a señalar las lacras y maneras con el que las empresas transnacionales y la banca, condicionan nuestra existencia cotidiana, y si surgiera una organización que la convocara a organizar el cambio de modelo social, el cambio de modo de producir, de consumir, de vivir, que planteara para qué vale la ciencia, para qué vale la tecnología, para qué vale la cultura, para qué vale la riqueza que ellos generan pero que no les sirve a ellos, a la humanidad, y si a un grupo de riquísimos propietarios del mundo, las cosas podrían torcerse para ese dominio que un grupo reducido de riquísimos propietarios tienen sobre el mundo; de eso se trata, por eso Europa es la clave de arco de la situación internacional, ahora, y no el Estado nacional, destinado a ser, ahora, fichas en el tablero del mundo.
Creer que la matanza de París se puede realizar sin dejar un reguero de pistas supuestas es de una candidez rebuscada, aunque tampoco conviene ser tan simplista como para decir que Obama y Clinton son responsables del Estados Islámico, porque el problema del terrorismo se puede considerar con dos vertientes, la vertiente ejecutora y la vertiente estratégica, y esta es la realmente determinante, teniendo siempre en cuenta que el terrorismo, de cualquier signo, dirige su filo contra los débiles, contra el pueblo, contra el vulgo, nunca contra el poder, nunca contra los poderosos, porque lo que se persigue es mantener al vulgo, al pueblo, en la ignorancia, en la incuria, en la adoración de la magia.

La vertiente estratégica comienza con la destrucción de las torres gemelas del WTC de Nueva York el 11S de 2001, esa destrucción icónica fue el certificado de legalidad que necesitaba el capitalismo para llevar a cabo en el mundo un recorte de derechos y libertades en los países industrializados, y esa onda de represión de libertades y derechos tiene que asentarse en Europa porque una sociedad tan estructurada como la europea no puede ser manipulada fácilmente sin atemorizarla y empobrecerla, por eso, analizar el terrorismo, es fundamental entrar en el complejo mundo de las relaciones que se cuecen en las cumbres oficiales y no oficiales, porque hasta ahora, al terrorismo de Daesh se le ha permitido financiarse con el petroleo robado sin hacer averiguaciones, y está claro que ese tipo de negocios no puede hacerse sin la complicidad de las redes técnicas comerciales reconocidas que distribuyen un combustible que está muy bien documentada su procedencia, y ahí el control de Estados Unidos es de sobra, conocido.

ESTADOS UNIDOS Y RUSIA: DOS CARAS DE LA MONEDA CAPITALISTA

Rusia es comedida porque es consciente de que debe ganarse el respeto de sus socios capitalistas demostrando que es seria y que no va a recurrir a una confrontación bélica, en la que, probablemente, tiene ventaja, porque tal ventaja no le valdría de nada en un mundo reducido a cenizas, y Rusia sabe, que eso lo saben los Estados Unidos, por eso se lo toma con calma, porque el tiempo está de su lado, y en contra del tiempo de Estados Unidos, inmersos en las redes de una próxima crisis económica, que se mantiene porque los tenedores de deuda de Estados Unidos – China, entre otros –, igualmente, una potencia militar, están sujetando el río de dólares para no desbordar un sistema monetario, productor de papel.

Esta es la situación, y en ella ¿qué pinta el proletariado, la clase obrera, sus problemas, sus desahucios, sus puestos de trabajo? NADA, y la izquierda se agarra a contarnos el cuento de la creación de empleo, cuando las fuerzas productivas introducen la mecanización automatizada de la producción, así, por tanto, se trata de esto, de evitar que el núcleo humano más preparado del mundo, la sociedad europea tome consciencia de su poder y se organice para reclamar el control de los medios de producción para darles una utilidad social, para favorecer a la sociedad, y no al mercado, a un grupo de riquísimos propietarios, dueños de bancos y fábricas que deciden como se produce, que se produce, donde se produce, donde se vende y donde ocultan sus fabulosas ganancias producidas por el conjunto social; de eso se trata, de que la sociedad europea se atemorice y deje hacer a un grupo de políticos prudentes que creen que pueden pasar por la lucha de clases como un rayo de sol, a través de un cristal, sin dejar rastro.

En esta compleja trama que estructura la sociedad actual, el mercado es la el conjunto de organizaciones que articulan todo el funcionamiento, y el pueblo trabajador no puede lograr avances significativos porque no tiene una estructura equivalente, una internacional que impulse la construcción de la nación europea, como primer paso capaz de abrir camino hacia una nueva sociedad.

Mientras no exista una articulación intereuropea que organice la lucha por los intereses comunes, todas las posibilidades permanecen abiertas para que los poderosos diriman sus intereses con los nuestros, atacándolos, porque ellos tienen mucho que perder, y sus escuderos, el terrorismo, siempre podrá atacar una sociedad amorfa. Libertad, igualdad, fraternidad, estos lemas de la burguesía revolucionaria, siguen siendo logros dignos de conseguir, aunque ella, la burguesía, ya no es la que los impulsa, pero los pueblos de Europa, sí pueden hacerlo suyos, y la marsellesa siempre evocará la lucha por la revolución, aunque sea el himno de Francia.

jmrmesas

diecisiete de noviembre de dos mil quince







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