lunes, 26 de enero de 2015

TODA EUROPA ES GRECIA



TODA EUROPA ES GRECIA


¿PODRÍA SER EL COMIENZO DEL FIN?


Vuelve el soniquete, España no es Grecia, como un conjuro para espantar el miedo con el que todos los corifeos del sistema están percibiendo la amenaza que supone el ansia de cambios de la ciudadanía, que en Grecia no se ha dejado vencer por la campaña de miedo con la que el sistema y sus validos han influido en las elecciones que ayer dio el triunfo a un partido de izquierda, que opto por encabezar las ansias de cambio de una parte de la ciudadanía mundial, y que en Grecia se ha objetivado dando una clara mayoría a la coalición de izquierda ΣYPIZA, y aunque, probablemente, no este en la cabeza de sus dirigentes liderar un cambio mundial, saben que su victoria, ganada a pulso, disparará esas ansias de cambio, porque el sistema está podrido y ya no es posible esperar ninguna mejora para los pueblos, de un sistema, que solo rinde beneficios al uno por ciento de la humanidad.


Son esas ansias de cambio, que como un fantasma, recorre Europa y buena parte del mundo, lo que ha llevado a dar un vuelco electoral a una situación que ya no podía sostenerse por más tiempo, pues, ¿qué puede esperarse de un sistema que solo le vale a una minoría de riquísimos banqueros? ¿Qué mejor explicación que el deseo de Oxfan de querer trasladar a los partidos políticos los datos del latrocinio global?


El sistema, el modo de producción capitalista, el modo de producción de mercancías ha dejado de ser útil para el conjunto humano, como lo evidencia el informe de Oxfan, cuyo pronóstico de que, en unos meses, el uno por ciento, 70 millones de acaudalados expropiadores tendrá más riqueza que seis mil novecientos treinta millones de personas expropiadas parasitariamente, minuto a minuto, día tras día, que son el 99 por ciento de los seres humanos, es el ejemplo palmario, el paradigma incontestable, de la inutilidad de un modo de producción que solo le vale a una minoría riquísima, que fomenta carestía, empobrecimiento, guerras, destrucción y muerte para que esa minoría lo tenga todo, y quiera más.


Toda Europa es Grecia, como lo demostraba el hecho de numerosos observadores de diferentes partidos de izquierda de Europa que esperaban, junto a los votantes griegos, el resultado del recuento electoral para alegrarse con ellos de una victoria, que puede suponer una señal, el banderazo de salida de una carrera de fondo para traer otra Europa que abra las puertas del cambio en el mundo.


Hace diez mil años comenzaba el proceso de civilización, a orillas del Mediterráneo. Allí se sucedieron civilizaciones que han sido hitos de la historia humana, Asiria, Babilonia, Egipto y finalmente, Grecia y Roma. Es a partir de aquí que se ha formado el mundo moderno, sin demerito para culturas igualmente antiquísimas en India, sureste asiático, extremo oriente, pero, nuestro mundo se ha configurado en torno a la cultura greco-latina, que en este proceso ha sido llevada a su más alto exponente de eficacia técnica por la revolución industrial que se fraguo en las islas británicas, con Inglaterra a la cabeza. Ese proceso ha llegado a un punto de inflexión, y ha tenido que ser, precisamente, Grecia, la que marque el punto, donde puede empezar a cambiar el sentido de nuestro mundo, pues no en vano se entrecruzan dos discursos que suponen dos visiones del problema.


Los notarios del sistema, economistas, políticos burgueses, periodistas, hablan de las variables económicas que se resumen en poner énfasis en la desconfianza que suscita un partido que cuestiona la deuda, si habrán de solicitar dinero, de aquellos a los que no se le va a pagar. La economía, en resumen, es una opción de prioridades, que en este caso, ha establecido ese uno por ciento de riquísimos expropiadores, para que sus negocios prosperen a costa del noventa y nueve restante. El punto de inflexión radica en que cuantía, las ansias de cambio de la mayoría son, acertadamente, recogidas por la izquierda, para poner las prioridades humanas y sociales, por encima de las económicas, es decir, poner la economía al servicio de las personas y no las personas al servicio de la economía.


Iniciar un cambio social, pacíficamente, a partir de un proceso electoral es la más clara demostración de la madurez de la ciudadanía, pero prevenir la desestabilización, que el uno por ciento está preparando, desde el mismo momento de la derrota de sus candidatos es una cuestión de máxima tensión, de la que es un ejemplo inolvidable el Chile de Allende, y el golpista Pinochet, pues todas las opciones se abren y evitarlas sin darles tregua es una tarea a la que Syriza – ΣYPIZA – la izquierda mundial y todos los demócratas han de estar vigilantes y que requerirá de los dirigentes, primero, inteligencia para comprender las necesidades del pueblo griego, y las esperanzas que despiertan en la izquierda de Europa y del mundo; segundo, comunicación con el pueblo, con la ciudadanía; es la mejor defensa contra el fascismo que tratará de socavar el terreno; tercero, juego limpio, tender puentes con los vecinos, abrir un debate sobre un cambio de modelo, apoyados en el respaldo moral de luchar por elevar el nivel del pueblo griego y las expectativas en la Europa de los ciudadanos.




jmrmesas




veintiseis de enero de dos mil quince













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