viernes, 8 de noviembre de 2013

LA CONFERENCIA

LA CONFERENCIA

LA BUENA GENTE ESPERA OTRA COSA





La buena gente es el votante confiado de izquierda, que aún guarda fidelidad al psoe por un sentimiento de cariño hacia sus mayores; es esa gente que cree en la buena voluntad de los dirigentes, de derechas y de izquierdas, ignorando que tras la apariencia amable hay una feroz lucha económica, que la política maquilla con habilidad y de la que se cuidan mucho de desvelar en toda su dimensión. La situación en España pasa por contrarrestar toda la presión que desarrolla el partido popular para evitar que se descubra la trama de la financiación fraudulenta del partido de la burguesía queriéndolo reducir al enriquecimiento ilegal de su ex tesorero encarcelado, y si la situación se pusiera muy difícil, de sus tesoreros.

Esta es la principal batalla, que nadie se atreve a dar, porque la corrupción es el principio y final sobre el que se ha construido el Estados de la autonomías que sucedió a la dictadura, y que informa y vertebra todo el Estado, empezando por la cabeza, por eso, resulta más que difícil, increíble, que de la próxima conferencia pueda salir alguna decisión que valga para acabar con este esperpento. Me referiré a dos notables, entre las nuevas figuras del partido, entrevistados en Público, y que en mi opinión expresan la contradicción fundamental de la socialdemocracia; en la primera hecha a
García-Page , alcalde de Toledo y esperanza de recuperación de la autonomía castellano manchega, que en un momento de la misma plantea su confianza en la compatibilidad del Estado de bienestar y el mercado, Yo creo que tenemos que tomar parte definitiva por el Estado del bienestar aun asumiendo las reglas del mercado, terminando la frase con la siguiente reflexión, El PSOE tiene que asumir que tiene que alejarse por completo de la especulación. Si hay una lección que se puede aprender de esta crisis es que hay que civilizar los mercados.

He de suponer que esta persona conoce la historia de su partido, sus ideas y le supongo informado a cerca de los planes del capital financiero internacional para acabar con el Estado de bienestar, y sin embargo, como lo demuestra la historia de la socialdemocracia a lo largo de todo el siglo xx, ha sido y sigue siendo esa dependencia simbiótica entre dos clase antagónicas, por lo tanto, incompatibles, lo que ha hecho fracasar, frustrar cada intento de los choques sociales de alcanzar un nivel superior, un peldaño que asegurar, en la lucha contra la explotación, contra el expolio. Votaron los créditos de guerra, con sus burgueses; callaron cuando los fascistas asesinaron a Luxenburgo y Liebknecht, apoyaron a la burguesía contra la revolución de la socialdemocracia rusa, que luego fue el origen del comunismo, asumieron los crímenes de la OTAN en territorio europeo, callaron ante la hecatombe indonesia perpetrada en Yakarta, se obstinan en querer demostrar un cierto progresismo del capital civilizando los mercados cuando precisamente ese deseo socialdemócrata es el fracaso de la ideología y la política de la socialdemocracia, la lección que la socialdemocracia se niega a aprenderen todo el mundo. La socialdemocracia persigue algo antitético, que a lo largo del siglo xx no ha hecho sino de cómplice de los asesinatos cometidos por las huestes de la burguesía, empeñada en no quererse enterar que el capital, solo ha transigido con las conquistas sociales que se resumen en el Estado de bienestar cuando se ha sentido débil para poder anularlas, y ahora, existe una situación crítica en la que la burguesía necesita dar un giro en la historia, porque aunque todo parezca como en el pasado, la realidad es completamente diferente porque las fuerzas productivas actuales se han divorciado de la fuerza de trabajo en un grado de profundidad insoldable, irrellenable, a menos que la estructura social cambie en la misma proporción, y eso no lo plantean las fuerzas políticas, porque desde la izquierda no se atreven por el terrible abandono teórico y político, y desde la derecha, la burguesía no puede porque admitir que la sociedad actual se encuentra en un callejón sin salida, equivale a reconocer su declive como clase rectora.

El proyecto para ilusionar del que habla el secretario de organización de los socialistas es tan vacío, que precisamente por eso carece de cualquier atractivo capaz de movilizar, porque lo que la buena gente que les vota, cada vez menos, esperan es que los dirigentes socialistas den la batalla para demostrar que el psoe no fue el único partido que se financió ilegalmente, que es algo que la derecha política no cesa de refregarselo por las narices a los socialistas, en cuanto les ponen un micrófono delante, sino que se movilicen para contrarrestar la presión que ejercen los populares en todos los ámbitos políticos y de la magistratura para dar carpetazo al caso Bárcenas, en el entendimiento que se juzga a un individuo y no a un partido, cuando es eso precisamente lo que hay que demostrar, porque eso se llevará por delante la ficción de la transición. Esa es la batalla que espera la buena gente, porque de ese modo se hace justicia a toda la militancia socialista. Todo el dispositivo en España se resume y concentra en esa batalla que demuestra la financiación fraudulenta del partido popular que es el fracaso del Estado que sucedió a la dictadura de Franco. Si a eso se une una situación internacional dependiente de la enorme deuda estadounidense, en la que la burguesía yanki oscila entre incrementar el techo de la deuda o dejar quebrar el Estado, porque la burguesía de Estados Unidos, aún se volvería más rica, podemos decir que ninguno de los pronósticos que auguran el fin de la crisis, aciertan. Todo parece indicar que nos hallamos en la línea de salida de una nueva etapa, por la que el mundo tiene que transitar para abordar los problemas que plantean las fuerzas productivas, en el nuevo siglo iniciado.

jmrmesas

ocho de noviembre de dos mil trece
























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