¿ASÍ SE VE DESDE LOS
DESPACHOS?
¿PARA QUE VALEN LOS
DIRIGENTES, PARA QUE VALEN LOS PARTIDOS?
Es posible que las crisis
económicas fuesen imprevisibles hace cien años, pero en la
actualidad, con la informatización de la producción y el comercio
es increíble porque todo está medido, pesado, contabilizado, como
para dejarse sorprender por acontecimientos predecibles; sería un
despilfarro insoportable mandar un vehículo interplanetario a Marte,
y no poder prever el comportamiento de la economía con la
informatización y las comunicaciones en tiempo real, porque de hecho
hubo profesionales que las anunciaron, por lo tanto, es posible que
personajes como Zapatero o Sarkozy se viesen sorprendidos, incluso
elementos como Bush, al que probablemente le explicaran los
pormenores, aunque tal vez no le prestara la atención suficiente a
las explicaciones, porque quien sí le prestaría toda la necesaria,
a buen seguro debió ser otro personaje notable, Cheney, Richard
Bruce Cheney, es decir, no es tragable que nos cuenten cuentos, como
pretende el ministro de Economía y Competitividad, Guindos,
un hombre de la banca -director para Europa del Lehman Brothers, creo
recordar- diciéndonos que la recesión ha quedado atrás: la
recesión quedará atrás tan pronto como vuelva a correr el dinero,
otra cosa será si el sistema seguirá funcionando con los mismos
esquemas, porque eso tendrá que acabar, por las buenas o por las
malas, porque la lucha de clases, en esta etapa de la historia no es
equiparable a las maniobras de principios del siglo xx.
En una etapa como la
actual, en la que el capital financiero internacional está muy
estructurado y las 147 grandes empresas multinacionales, en las que
están todos los bancos sistémicos ligados por participación
accionarial, hasta el extremo de tener el control de la economía, la
lucha de clases ha tomado una dimensión de clase contra clase, o lo
que es igual, cuanto más pronto los pobres del mundo, los
trabajadores y los ciudadanos comprendan que, no
importa que lengua hablen, su patria es la pobreza, más
pronto habremos empezado a diseñar la solución, y para eso es
preciso deslindar como ven la situación dirigentes o pensadores, en
la izquierda, así que empezaremos por el párrafo, extenso, que
Josep Borrell, nos deja en este
artículo:
Sin
embargo, en la Europa asolada por el paro y la recesión no se
producen los movimientos de protesta social que esta situación haría
esperar. El mundo aparece mucho mas convulso y tumultuoso fuera de
Europa. Las protestas sociales han estallado, de Estambul a Brasil,
allí donde la economía se porta mejor y el
PIB crece
más rápido. Ciertamente hemos tenido el movimiento de los
“indignados en España y las sucesivas manifestaciones en Lisboa y
Atenas. Pero no han cuajado en una propuesta política alternativa ni
en un triunfo electoral de las políticas contrarias a la excesiva
consolidación fiscal. Parece como si, movidas por el pesimismo y el
temor, con las clases medias empobrecidas y desmoralizadas, las
sociedades más duramente afectadas por la crisis se encierran en sí
mismas incapaces de generar un movimiento de protesta radical.
Sinceramente
alguien culto, que se permite hacer alusión a Lenin o Malaparte, es
sorprendente que no repare en algo elemental, que vengo machacando
desde este blog, aunque este señor, seguro que es de los que no me
leen; otros sí, pero me ignoran, volviendo al tema: siglo y medio
luchando por encuadrar a los trabajadores en partidos y sindicatos,
¿Y pretende el señor Borrell, que la gente se amontone y se tire a
la calle?, y mientras tanto, ¿Que harían los partidos y sindicatos
de clase? La socialdemocracia estaría -está- de peón de brega de
los
mercados
impidiendo que la gente saliera a la calle, o cínicamente diría
como Cándido Méndez, cuando se destapó el 15M, haciendo la
comparación con el estallido de Túnez, que hasta que la UGT tunecina no salió a la calle, la situación no cambió; está claro
que no tomó nota.
Siglo
y medio encuadrando a la ciudadanía europea en partidos y
sindicatos, en patrias y Estados, cree Borrell que pueden ser
obviados, cuando los partidos y sindicatos obreros de Europa callan
incapaces de solidarizarse con los trabajadores árabes; siglo y
medio luchando por las libertades políticas y cuando unos ciudadanos
defiende sus convicciones -Snowden, Assange- al coste de sus propias
vidas, ni los partidos, ni los sindicatos, mucho menos los Estados
sucursalizados y sus gobiernos acojonados, osan levantar un dedo por
defender a un disidente real -Snowden-, cree el señor Borrell, que
semejante labor de adoctrinamiento puede ser ignorada por la
ciudadanía más preparada del mundo, que precisamente por eso, no
confía en la improvisación.
¿Qué
ocurriría si en España, la ciudadanía se echara a la calle, al
margen de los partidos y sindicatos de izquierdas a pedir una
república socialista? ¿Dirían que es una provocación para
desestabilizar
la democracia? Un gobierno tocado por la corrupción, en un Estado
tocado por la corrupción, con la cabeza del Estado tocada por la
corrupción ¿No es desestabilizador? ¿Pretende Josep Borrell
ignorar que a este Estado de chorizos
está siendo mantenido por la gobernanza mundial, porque si cae,
puede arrastrar en la caída a la sucursalizada Europa?
¿Tan
difícil de entender resulta que la astenia de los europeos, no es
tal sino una tensa espera para lanzarse al asalto, cuando desde algún
lugar se levante la bandera para cambiar el sistema?
La
falta de debate teórico sobre que tipo de sociedad es la que debe
substituir a la sociedad capitalista es lo que tiene a las
direcciones de la izquierda sumidas en la impotencia, desde Izquierda
Unida al PSOE, pasando por los sindicatos de Comisiones Obreras a la
UGT, desde Die Linke a Syriza, desde la CGIL a IG Metall pasando por
las Trade Unions y los restos del naufragio de los Partidos
Comunistas, porque tan lejos de sus objetivos quedaba la alternativa
al capitalismo que pensaron solo en adaptarse al sistema, pero,
señores dirigentes, mientras piensan en la solución, mientras los
casos de corrupción se amontonan, la gente malvive subsistiendo muy
penosamente y en la calle nunca resonarán las voces del cambio,
porque los trabajadores y los ciudadanos europeos están esperando
que la erradicación de los paraísos fiscales, la condonación de
las deudas soberanas y una moneda única, que son las llaves del
cambo social, partan de sus organizaciones, en las que han sido
encuadrados y organizados, por décadas, y eso quiere decir, que sus dirigentes tienen que estar en la calle con las banderas desplegadas y señalando
donde está el enemigo.
jmrmesas
catorce de julio de dos mil trece
catorce
de julio de dos mil trece
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