domingo, 14 de julio de 2013

DISCREPANDO DE BORRELL


¿ASÍ SE VE DESDE LOS DESPACHOS?

¿PARA QUE VALEN LOS DIRIGENTES, PARA QUE VALEN LOS PARTIDOS?

Es posible que las crisis económicas fuesen imprevisibles hace cien años, pero en la actualidad, con la informatización de la producción y el comercio es increíble porque todo está medido, pesado, contabilizado, como para dejarse sorprender por acontecimientos predecibles; sería un despilfarro insoportable mandar un vehículo interplanetario a Marte, y no poder prever el comportamiento de la economía con la informatización y las comunicaciones en tiempo real, porque de hecho hubo profesionales que las anunciaron, por lo tanto, es posible que personajes como Zapatero o Sarkozy se viesen sorprendidos, incluso elementos como Bush, al que probablemente le explicaran los pormenores, aunque tal vez no le prestara la atención suficiente a las explicaciones, porque quien sí le prestaría toda la necesaria, a buen seguro debió ser otro personaje notable, Cheney, Richard Bruce Cheney, es decir, no es tragable que nos cuenten cuentos, como pretende el ministro de Economía y Competitividad, Guindos, un hombre de la banca -director para Europa del Lehman Brothers, creo recordar- diciéndonos que la recesión ha quedado atrás: la recesión quedará atrás tan pronto como vuelva a correr el dinero, otra cosa será si el sistema seguirá funcionando con los mismos esquemas, porque eso tendrá que acabar, por las buenas o por las malas, porque la lucha de clases, en esta etapa de la historia no es equiparable a las maniobras de principios del siglo xx.

En una etapa como la actual, en la que el capital financiero internacional está muy estructurado y las 147 grandes empresas multinacionales, en las que están todos los bancos sistémicos ligados por participación accionarial, hasta el extremo de tener el control de la economía, la lucha de clases ha tomado una dimensión de clase contra clase, o lo que es igual, cuanto más pronto los pobres del mundo, los trabajadores y los ciudadanos comprendan que, no importa que lengua hablen, su patria es la pobreza, más pronto habremos empezado a diseñar la solución, y para eso es preciso deslindar como ven la situación dirigentes o pensadores, en la izquierda, así que empezaremos por el párrafo, extenso, que Josep Borrell, nos deja en este artículo: Sin embargo, en la Europa asolada por el paro y la recesión no se producen los movimientos de protesta social que esta situación haría esperar. El mundo aparece mucho mas convulso y tumultuoso fuera de Europa. Las protestas sociales han estallado, de Estambul a Brasil, allí donde la economía se porta mejor y el PIB crece más rápido. Ciertamente hemos tenido el movimiento de los “indignados en España y las sucesivas manifestaciones en Lisboa y Atenas. Pero no han cuajado en una propuesta política alternativa ni en un triunfo electoral de las políticas contrarias a la excesiva consolidación fiscal. Parece como si, movidas por el pesimismo y el temor, con las clases medias empobrecidas y desmoralizadas, las sociedades más duramente afectadas por la crisis se encierran en sí mismas incapaces de generar un movimiento de protesta radical.

Sinceramente alguien culto, que se permite hacer alusión a Lenin o Malaparte, es sorprendente que no repare en algo elemental, que vengo machacando desde este blog, aunque este señor, seguro que es de los que no me leen; otros sí, pero me ignoran, volviendo al tema: siglo y medio luchando por encuadrar a los trabajadores en partidos y sindicatos, ¿Y pretende el señor Borrell, que la gente se amontone y se tire a la calle?, y mientras tanto, ¿Que harían los partidos y sindicatos de clase? La socialdemocracia estaría -está- de peón de brega de los mercados impidiendo que la gente saliera a la calle, o cínicamente diría como Cándido Méndez, cuando se destapó el 15M, haciendo la comparación con el estallido de Túnez, que hasta que la UGT tunecina no salió a la calle, la situación no cambió; está claro que no tomó nota.

Siglo y medio encuadrando a la ciudadanía europea en partidos y sindicatos, en patrias y Estados, cree Borrell que pueden ser obviados, cuando los partidos y sindicatos obreros de Europa callan incapaces de solidarizarse con los trabajadores árabes; siglo y medio luchando por las libertades políticas y cuando unos ciudadanos defiende sus convicciones -Snowden, Assange- al coste de sus propias vidas, ni los partidos, ni los sindicatos, mucho menos los Estados sucursalizados y sus gobiernos acojonados, osan levantar un dedo por defender a un disidente real -Snowden-, cree el señor Borrell, que semejante labor de adoctrinamiento puede ser ignorada por la ciudadanía más preparada del mundo, que precisamente por eso, no confía en la improvisación.

¿Qué ocurriría si en España, la ciudadanía se echara a la calle, al margen de los partidos y sindicatos de izquierdas a pedir una república socialista? ¿Dirían que es una provocación para desestabilizar la democracia? Un gobierno tocado por la corrupción, en un Estado tocado por la corrupción, con la cabeza del Estado tocada por la corrupción ¿No es desestabilizador? ¿Pretende Josep Borrell ignorar que a este Estado de chorizos está siendo mantenido por la gobernanza mundial, porque si cae, puede arrastrar en la caída a la sucursalizada Europa?

¿Tan difícil de entender resulta que la astenia de los europeos, no es tal sino una tensa espera para lanzarse al asalto, cuando desde algún lugar se levante la bandera para cambiar el sistema?

La falta de debate teórico sobre que tipo de sociedad es la que debe substituir a la sociedad capitalista es lo que tiene a las direcciones de la izquierda sumidas en la impotencia, desde Izquierda Unida al PSOE, pasando por los sindicatos de Comisiones Obreras a la UGT, desde Die Linke a Syriza, desde la CGIL a IG Metall pasando por las Trade Unions y los restos del naufragio de los Partidos Comunistas, porque tan lejos de sus objetivos quedaba la alternativa al capitalismo que pensaron solo en adaptarse al sistema, pero, señores dirigentes, mientras piensan en la solución, mientras los casos de corrupción se amontonan, la gente malvive subsistiendo muy penosamente y en la calle nunca resonarán las voces del cambio, porque los trabajadores y los ciudadanos europeos están esperando que la erradicación de los paraísos fiscales, la condonación de las deudas soberanas y una moneda única, que son las llaves del cambo social, partan de sus organizaciones, en las que han sido encuadrados y organizados, por décadas, y eso quiere decir, que sus dirigentes tienen que estar en la calle con las banderas desplegadas y señalando donde está el enemigo.

jmrmesas

catorce de julio de dos mil trece























catorce de julio de dos mil trece

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