SOBRE LA MADUREZ POLITICA DEL
MOVIMIENTO DE MASAS
¿ESTAMOS PAGANDO LA
CRISIS?
La crisis desencadenada
en 1929 tuvo un recorrido largo de una serie de años en los que los
movimientos de masas se fueron decantando y justamente, tras una
década en las que las sociedades de todo el mundo experimentaron
penalidades muy diversas, en 1939, comenzó la SGM que habría de
durar aún seis años, y la humanidad conoció la más traumática de
las guerras, tras la cual, la reconstrucción de los destrozos
causados, se disparó un crecimiento espectacular al calor del
conocimiento producido por los avances en todos los campos de las
ciencias y de la tecnología logrados en un espacio de tiempo que
media entre el hundimiento de Wall Street en 1929 y la llegada del
hombre a la Luna en 1969. Cuatro décadas más tarde del famoso
crack del 29, fue un enorme espacio de tiempo que se
llevo por delante muchas esperanzas y muchas vidas rotas de varias
generaciones sacrificadas en el último reparto del mundo, y ese
reparto, aún vigente, con los inevitables ajustes producidos por la
correlación de fuerzas de los sesenta y siete años transcurridos
desde el final de la guerra mundial a nuestros días, no parece que
esté puesto en discusión, ni siquiera por la buroburguesía china y
mucho menos por los neoburgueses rusos, por lo que es posible deducir
que la actual crisis tendrá un desarrollo largo, que a falta del
cataclismo bélico, motor de la reconstrucción industrial, sus
consecuencias sociológicas, marcarán los comportamientos humanos y
sus lineaciones en el terreno de la política, la economía, la vida,
en su acepción más extensa porque estamos entrando en una nueva
dimensión, en la que el mundo ya se ha convertido en lo alguien
denominó aldea global, sin que la gran mayoría humana se haya
apercibido de ello, en toda su extensión.
Sin embargo, la
decantación social no progresa en el sentido que haría posible un
gran salto, porque la mayoria social no tiene la política necesaria
para que la acción genere nuevas experiencias que supongan anclajes
donde se condense la consciencia y esta se transforme en peldaños
desde los que ampliar la necesaria profundidad para comprender como
se mueven los intereses de las clases.
La gran manifestación
con la que concluyó la huelga del 14N, que si fue importante lo fue,
precisamente porque desarrolló un proceso de contestación social
coordinado y sincronizado en una buena parte del territorio de
la Unión Europea, hizo de laboratorio experimental para comprobar
ese grado de madurez de la consciencia de la lucha, pues la
movilizaciones son el banco de pruebas donde se ponen en práctica
los avances y retrocesos, que se pueden apreciar, como no podría ser
de otra manera, en la propia acción, en la organización de la
manifestación y en las consignas que exhiben las pancartas, sobre
todo de las organizaciones convocantes. Sin entrar en detalles más
concretos, como por ejemplo, podría ser la función de un buen
servicio de orden que detectara a los infiltrados, tanto
gubernamentales como fascistas, destinados a provocar, las consignas
coreadas son un buen termómetro para comprender cual es ese grado de
madurez política, y así por ejemplo, se ha pasado de corear, ESTA
CRISIS NO LA PAGAMOS, -desaparecida en el combate- que era una
buena consigna porque expresaba que las crisis económicas del
capitalismo, siempre las pagan los mismos, a corear, que se
metan por el culo la reforma laboral, que es un exabrupto que
no dice que tipo de reforma laboral queremos los trabajadores, porque
los mercados, el capital financiero internacional sí
dice que reforma laboral quiere: salarios de hambre, reducción de
derechos laborales, sindicales, sanitarios, culturales, y etc., etc.,
que es lo que son los recortes, mientras que desde las filas
de la izquierda no se dice que reformas serían las necesarias, por
ejemplo, jornadas de seis horas, salarios de dos mil quinientos euros
(no habría que recurrir al crédito usurero), y sobre todo, que el
capital no se vaya por el sumidero de la contabilidad B
de los bancos hacia los paraísos fiscales, cotice en
función de los beneficios obtenidos y los capitalistas
-banqueros y empresarios- coticen en función de sus reales
patrimonios, dicho sin ánimo de ser exhaustivos, y esta
diferencia, en el tipo de consignas coreadas sí expresa un retroceso
político que denota la irrelevancia de las direcciones políticas de
la izquierda, solo pendientes de recoger votos, y aquella consigna de
esta crisis no la pagamos se ha volatilizado porque
siendo consecuentes, habrían de haberse avanzado los objetivos que
organizaran la lucha para no pagar la crisis, con los que, a pesar de
las intenciones de los parlamentarios de izquierdas de querer
avanzar, hemos de suponer, prestan al sistema un falso
reconocimiento, que es lo que expresa el que no nos
representan.
COMO SE HA LLEGADO HASTA
AQUÍ
En mi anterior apunte
mencionaba la interrelación de los consejeros que desarrollan su
labor en diferentes consejos de administración, y ponía el énfasis
en el caso del magnate del acero, el hindú Mittal, que reparte su
tiempo entre la dirección de su vasto imperio siderúrgico y la
gestión en los consejos de administración de Goldman Sachs y EADS
(la mención de este señor, no encierra ninguna intención
particular, solo que su nombre -Mittal- se presta a ser tomado como
un icono, al igual que, por ejemplo, Soros, sin que en este apunte,
por mi parte, vea intenciones ni mejores ni peores en ellos que en
otros, que hacen idénticas tareas), y este empeño por mi parte en
demostrar la función económico política de los consejeros está
enfocado a explicar que dada la naturaleza de las tareas que acometen
estas empresas, cuyo ámbito traspasa las fronteras de estados y
territorios tan diversos, necesariamente les convierten en un
poder supranacional, presionando a los poderes políticos
gubernamentales, por diversos caminos y vías para conseguir eliminar
obstáculos a las empresas y a los intereses que les proporcionan sus
cuantiosos medios, tanto de manera directa como indirectamente, y
este modo se presta a la influencia venal, es decir, el soborno,
la corrupción, y a este tipo de presiones es a la responden
los gobiernos, legitimamente elegidos cuando deciden oír a esa
poderosa minoría, que indefectiblemente coincide con lo que se ha
dado en denominar los mercados, en contra del mandato
de la ciudadanía. Todo el desarrollo de la economía mundial
habido desde los años en los que el mercado quedo estructurado por
las empresas multinacionales ha sido un continuo fluir de acuerdos en
los que las grandes empresas multinacionales han conseguidos obtener
un conocimiento profundo del ámbito donde desarrollan sus negocios,
y que vulgarmente es conocido como el mercado, pero en tanto que el
entorno de sus intereses empresariales monopolísticos están
inscrito en el terreno internacional, el mercado es el conjunto
mundial, y este interés en conocer sus posibilidades, les
proporciona un conocimiento profundo de naciones, territorios,
yacimientos de todo tipo de materiales, metales estratégicos,
fuentes de energías, recursos naturales y sociales, así como de las
legislaciones que les afectan y la forma de soslayarlas, o
simplemente burlarlas, porque lo que cuentan son los objetivos, y eso
incluye conocer no solo la práctica de los gobiernos y la
posibilidad de lograr aliados en ellos, como la
disposición de la ciudadanía a defender sus recursos.
Este tipo de
desarrollo empresarial es el que está presente en las grandes
empresas multinacionales, sin límites de tiempo, mientras que el
espacio de tiempo de cualquier gobierno está limitado, al
menos, a la duración de una legislatura, y esta tensión
es la dinámica que mueve la gestión de los consejos de
administración, que una vez estructurado el último reparto del
mundo, se dedican a tratar de dominarlo, con acuerdos y fusiones,
unas veces, con absorciones, opas hostiles, o destruyendo al
adversario otras, porque el objetivo es el dominio en solitario, y
mientras en este ambiente de efervescencia social la decantación de
las clases sociales se polarizan en primera instancia, en función,
no de sus intereses de clase, sino de sus valores y mitos,
-nacionalismos, razas, religión- la pequeña burguesía es la
primera en prestar oídos a las teorías de extrema derecha, que
siempre reduce el problema a una mera cuestión de ley y orden,
represión sin más, como si la pobreza, la incultura, la enfermedad,
pudiese reducirse a un mero problema de represión, cuando no es más
que un aplazamiento, y sin embargo, cuando como ahora, los objetivos
de clase son vitales para orientarse entre la espuma de la
efervescencia social, son las teorías fascistas, más o menos
abiertamente expresadas, las que canalizan y polarizan a los sectores
más dispuestos a impedir los cambios necesarios, es decir, a dejar
las cosas como hasta ahora, cuando eso es imposible, y esto ha sido
así, porque el abandono de la lucha revolucionaria por el cambio
de sociedad, fue abandonada por la socialdemocracia y su rama
radical, los partidos comunistas que creyeron las teorías del
socialismo en un solo país y de la coexistencia pacífica,
la cual facilitó el desmantelamiento ideológico de los luchadores
obreros, que faltos de una guía, aceptaban la vía parlamentaria, no
como un medio para organizar la lucha, sino confiando en el sistema,
el cual se ha dotado de un entramado legal que dificulta, obstaculiza
e impide la organización de esta lucha de clases, y ahora
asistimos en Grecia al experimento fascista de contemplar como un
grupúsculo dispones de medios cuantiosos para repartir asistencia
sin que nadie se plantee de donde proceden los dineros que utilizan
los fascistas, quienes son los que los financian.
Los planes de las
grandes multinacionales, con una visión dinámica de la actividad
económico política, pueden durar mucho más tiempo que el mandato
de un gobierno, cuyos planes siempre son a corto plazo y esta
perspectiva de cualquier multinacional, cuyos objetivos pueden
extenderse en el tiempo, desde luego no es contestada, por los
gobiernos, que consideran legítimo tales objetivos, para los cuales,
cuanto más desregularizado sea el mercado, tanto mejor
resultan las posibilidades de las grandes multinacionales para tomar
los países como si de una finca privada se tratase, y esta
actividad que es la que les permite a las multinacionales el
compadreo con los gobiernos, solamente podría ser contestada por un
partido obrero internacional, porque solo objetivos globales puede
darle a la ciudadanía una perspectiva de conjunto capaz de orientar
las políticas sociales con un contenido que se sobreponga a la
visión cortoplacista de las contiendas electorales, por eso
considero que el superimperialismo, al tener como campo de
operaciones al mundo, en toda su extensión, y tener planes que se
extienden en el tiempo, necesariamente demandan desde la izquierda,
politicas que rebasen el marco nacional, y esta política pasa por
fijar objetivos, y solo comenzando por fijar objetivos estratégicos
para la acción inmediata se conseguirá construir el partido obrero
internacional, y desde esta perspectiva la lucha por controlar las
finanzas es la principal y más importante cuestión, y eso es lo
que significan las consignas erradicación de los paraísos fiscales,
condonación de las deudas y una moneda mundial, porque todas ellas
combinadas entran en ese coto cerrado que son las finanzas mundiales,
por eso estos objetivos, internacionalistas, se complementan con la
necesidad de que la izquierda abanderase la lucha por los Estados
Unidos de Europa, porque tal lucha segaría la hierba bajo los pies
de las burguesías europeas, cuyas maniobras están destinadas a
mantener dividida a la ciudadanía europea, en la cual ven su enemigo
histórico de clase.
jmrmesas
diecinueve de noviembre de
dos mil doce
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