sábado, 24 de marzo de 2012

SACAR LA LUCHA DE CLASES DE LA CLOACA NACIONAL

DONDE ESTA EL INTERNACIONALISMO

Es más que probable que cada cambio histórico en donde las sociedades han dado un cambio, un vuelco a la historia, los individuos más perspicaces, sensibles y avanzados, hayan percibido que los acontecimientos que les tocó vivir, supondrían alteraciones substanciales en el modo de vida de sus contemporáneos, pero nunca como ahora, esta percepción es tan vívida, aunque no se sepa en que manera afectará a la estructura de la sociedad, esta sociedad convulsa y profundamente injusta, que es puesta en tela de juicio desde todos los ángulos.

Este apercibimiento social se evidencia de múltiples y diversas maneras a través de artículos, páginas en la red, conferencias, etc., que sin ser expresos en el cuestionamiento del sistema, discuten aspectos importantes del comportamiento del mismo como es el funcionamiento de sistema monetario, cuando se plantea la teoría monetaria moderna -TMM - sin querer entender que cualquier teoría que afecte al sistema de la circulación monetaria es un aspecto fundamental que atañe, directamente, a la esencia del poder político de la clase dominante, los mercados, que es la manera en la que sociólogos, economistas y políticos evitan designar a la burguesía, para enmascarar la crudeza de las luchas sociales, que no son otras que la inacabable lucha de clases.

Queriendo dar esquinazo a los términos, en realidad se enmaraña la madeja de las relaciones de las clases sociales, siempre, relaciones de producción, pues siguiendo este esquema, y dado que el modo de producción mercantil es el modo de producción antagónico, cuya máxima es la ganancia al coste de disminuir la fuerza del trabajo (la ciencia, también es fuerza de trabajo elevada a un determinado exponente), única fuerza productiva que rinde plusvalía, y dado que, para mantener una tasa de ganancia alta es preciso extraerla de una masa -fuerza de trabajo- en disminución, las consecuencias es un aumento de la explotación, recortes, que pudren las condiciones nacionales, sin la posibilidad de modificar las condiciones que regulan la extracción, toda vez que la modificación, modificaciones, requeridas, suponen la intervención de los poderes políticos más allá del estricto marco nacional, y siempre es excusada la intervención, porque el sistema garantiza que únicamente el capital, los mercados, tienen el reconocimiento de poder intervenir internacionalmente, aunque su intervención suponga violar la voluntad de las soberanías nacionales, cuyos interpretes, los gobiernos democráticos, no dudan en romper sus compromisos contractuales con la ciudadanía que los eligió, aparentando plegarse a decisiones objetivas, como si de fuerzas de la naturaleza se tratará, mientras respeta el latrocinio de las fuerzas del mercado, internacionalmente recogidas en los acuerdos entre países, que admiten, explicitamente, la capacidad de movimiento de este.

Este internacionalismo económico de los mercados y sus agencias, por muy objetivo que pueda presentarse no es más que una variante de la ideología dominante, cuyo objetivo es empobrecer, pauperizar a la ciudadanía, percibida por los mercados como el más peligroso elemento capaz de dar en tierra con su cada vez más cuestionado, omnímodo poder, muy acertadamente recogido por los occupys estadounidenses, de ser el uno por ciento, que se enriquece a expensas del 99 restante, y este internacionalismo ideológico y efectivo, este internacionalismo real, que ni siquiera la izquierda es capaz de defender la reivindicación ideológica del proletarios de todos los países,¡Uníos!, no es posible mantenerlo dentro de las fronteras nacionales, porque la incapacidad de los gobiernos para organizar la economía, integramente al arbitrio de los mercados, no hace otra cosa que pudrir la convivencia ciudadana, potenciando la incapacidad de la pequeña burguesía, siempre proclive a las actitudes nacionalistas y siempre utilizada por el fascismo en cualquiera de sus manifestaciones, y lo que es más peligroso y difícil de deslindar, pues el fascismo no hay que buscarlo en conspiraciones internacionales, que sin duda existen, sino que el fascismo anida dentro de los estados democráticos, como lo demuestran los hechos y los datos (la célula alemana durmiente durante más de diez años, ignorada por la policía que debía investigarla), es la demostración palpable de estos extremos, pues seguro que todos los estados, los cuales, al no ser estrictamente investigados regular y metódicamente, podría decirse que ocultan actitudes y elementos fascistas, por lo que, en condiciones como las actuales, quererse encerrar dentro de los ámbitos nacionales, es alimentar las condiciones que favorecen las actitudes fascistas, nazis, racistas, chovinistas, fácilmente manipulables por la burguesía y sus capataces dispuestos hacer el trabajo sucio.

ECONOMIA POLITICA: LA CLAVE

Estoy escribiendo esto, cuando me entero del abatimiento del yihadista francés, que estaba siendo investigado durante, creo, dos o tres años, antes por la policía, y que oportunamente ha sido abatido en medio de la campaña electoral, permitiendole al candidato presidente Sarkozy anunciar un endurecimiento de las leyes antiterrorista, que dirigen su filo contra la posibilidad de buscar información, en donde el informando desee, con lo que se pretende establecer, al solape del terrorismo, medidas de recortes políticos que no es otra cosa que el complemento directo de las maniobras financieras de los mercados, que dirigen toda su poderosa influencia a empobrecer a la ciudadanía, como medio de asegurar su dominio, y esto que escribo, no es que sea la intención escondida de las políticas de recortes, en todo el ámbito euro-americano, es que, expresamente, en el Reino Unido, el gobierno de Cameron, con una grisácea relación con el entorno del magnate de la prensa sucia R. Murdoch, ha bajado los impuestos de los más ricos, y este tipo de política es la que se sigue en el ámbito, donde la ciudadanía está más estructurada y preparada para exigir claridad en el manejo de esa economía, de apariencia matemática objetiva, sin nada que ver con la ideología, cuando es precisamente alrevés.

Como no me cansaré de repetir, toda la complejidad de la economía política se encierra en entender que la acción gubernamental, no importa de que país, está dirigida por la idea de querer facilitar los medios económicos a los mercados, -la burguesía- poniendoselo muy difícil a la ciudadanía, ya que, dado el comportamiento cotidiano del quehacer normal, en el que las relaciones sociales -todas, relaciones de producción, tanto si son objeto de un contrato y por tanto, pagadas, como las entendidas por otro tipo de estructura (sociales, grupales, deportivas,religiosas, familiares, etc.,etc.), que pueden ser pagadas o no, y por tanto mucho más complicado y difícil de demostrar, pero todas tendentes a facilitar el complejo entramado social, y por tanto, mantenidas por una estructura destinada a garantizar el funcionamiento de un determinado modelo productivo, todas estas relaciones, son relaciones de producción y aquellas que están dentro de la órbita de la empresa, son fácilmente entendidas como beneficiosas para los mercados, mientras que las restantes, mucho más complicadas de relacionar con el beneficio de la clase dominante, que caen dentro de lo que se entiende como vida privada, vida social, comunal, etc., son las que el poder articula y legisla, con la intención de garantizar el predominio de ese pequeño porcentaje social del uno por ciento, pero cuyo poder es el que configura todo el conjunto, y todo este entramado, para ser efectivo necesita ser mantenido dentro de las fronteras nacionales en la que la acción gubernamental es determinante, mientras las otras, las financieras-gubernamentales (las concernidas por la acción de los mercados), son internacionales, y por tanto, objeto de una difusa legislación sumamente elástica y adaptativa, y que son las que atañen a la deuda pública, regulación financiera, regulación monetaria, donde, de no mediar la decidida voluntad de la ciudadanía, nunca se t0cará, sino es para dificultar la vida de los pueblos, y en este terreno, la voluntad política de la izquierda, brilla por su ausencia.

En este terreno me parece que lo que se está escribiendo al rededor del problema del euro, presentándolo como una cuestión sobre la aplicación de la teoría monetaria moderna -TMM- , es querer disimular la pugna entre la burguesía dominante -estadounidense- y el conglomerado de la burguesía europea, que ambas burguesías juegan sobre las espaldas de la ciudadanía a ambos lados del océano, porque la posición de la moneda estadounidense, el dólar, no es fruto de esa teoría, sino que la teoría acomoda unos hechos que se derivan de acontecimientos políticos muy concretos y determinados.

El dinero fiduciario, dólar está basado en la aceptación del resto de los actores económicos, las burguesías del resto del mundo, que transigieron en la ruptura del sistema monetario pactado en BW, por el temor a debilitar a la burguesía estadounidense ante el peligro del comunismo soviético, y este hecho excepcional no es ningún patrón extensible a otras monedas, el euro, sin ir más lejos, (en cierto modo el yuan/renminbi, está siendo presionado, sus autoridades, para que se acomode a las necesidades de la economía dominante, la de EEUU), porque, el dinero fiduciario no se puede aplicar en unas relaciones antagónicas, competitivas, conflictivas por tanto, porque el objetivo del dinero, no es poner en circulación las mercancías producidas, en términos económicos, ese es el objetivo del dinero, sino que el dinero se usa como medio y control del poder político, por eso el tema de los paraísos fiscales no es un tema meramente económico, sino principal y determinantemente, político, en la que las relaciones de clases, entre los burgueses, poniendo todo su empeño en dificultar su esclarecimiento y control y entre la burguesía y el proletariado mundial, ocultando el papel que juegan los paraísos fiscales como especie de presas hidráulicas, que retienen durante más de sesenta años el dinero, impidiendo que este fluya hacia la ciudadanía y soltándolo a raudales para la especulación es un tema ante la que los políticos de izquierdas vacilan al no querer entender la economía como la culminación de la lucha de clases, cuando toda la actividad cotidiana de la crisis económica está demostrando día tras día que una respuesta adecuada para el conjunto del mundo tiene que ser tomada a escala mundial, internacional, y que las medidas nacionales, no son más que parches.

Otro punto de la TMM, relativa a la emisión de moneda compete a la decisión de proporcionar medios financieros a los sectores no-públicos, es decir, a los bancos privados, pues si en virtud de su ejercicio de emisor el estado emite moneda, que no puede ni quiere controlar, porque los bancos privados, por triquiñuelas contables dificulta la circulación del dinero (paraísos fiscales y máquinas informáticas que mueven continuamente el dinero, creando interés sin crear mercancía), ademas de facilitar la inflación y la mendacidad económica, es fuente de tensión social, porque, en la medida que las fuerzas productivas son internacionales, y que el medio de circulación, dólar, es aceptado intenacionalmente por todos como instrumento de esa circulación, toda la tensión, en el complicado tema de la economía, estriba en que el sistema monetario, al carecer de una medida de referencia con la que pueda contrastarse la moneda, un patrón, que no es preciso que sea el patrón-oro, pero que, necesariamente ha de ser un patrón capaz de medir el valor del trabajo, fuente de la creación de riqueza, y en la medida que este, el sistema monetario mundial, carece de él, ya que el acordado tras la SGM fue roto en 1971, sin que hasta la fecha se tenga una referencia fija, es precisamente esta falta de referencia, la que motiva el ataque de los mercados al euro, primero, porque, en función de los intereses contrapuestos, en el comercio internacional, el dólar ve mermada su prevalencia, y segundo, a mayor abundamiento, porque las autoridades económicas europeas, no quieren convertirse en defensores y garantes del euro, emitiendo moneda, porque tomar esta decisión, implica transferir poder a la ciudadanía europea, en la medida que habrían de constituirse instrumentos de control supranacionales-europeos, dificultando la manipulación política de la dividida burguesía europea, coyuntura, que los mercados aprovechan para especular contra la moneda europea, haciendo recaer todo el peso sobre la ciudadanía de las sociedades más avanzadas y preparadas, sin que desde ningún lugar, a la izquierda, se eleve un programa, una tesis capaz de aportar coherencia y sentido al problema de la ideologizada economía de la burguesía, que no puede convertirse más que en caldo de cultivo del fascismo y de la represión política.

UNA ALIANZA INTERNACIONAL CIUDADANA

Sacar la lucha de clases del estrecho ámbito del marco local, nacional, debería ser la principal preocupación de la izquierda, ya que todo el esfuerzo y sacrificio que imponen las decisiones económicas, se toman en un marco internacional, del que la ciudadanía se siente ajena porque no ve medios de hacerse valer, y las luchas nacionales, por duras y heroicas que puedan ser están destinadas a perderse si su filo no se dirige contra ese inabarcable elemento que se denomina los mercados.

La burguesía, los mercados, estarían prácticamente impotentes si tuvieran que enfrentarse a una respuesta ciudadana de ámbito internacional, sobre todo si esa respuesta ciudadana pusiese el foco en el único elemento, cuya existencia política, está oculta y protegida por una espesa muralla de silencio técnico-económico, político y mediático, que son los paraísos fiscales, santuarios del terrorismo económico-político.

Una alianza internacional ciudadana habría de articularse en torno a esos elementos comunes que afectan a la ciudadanía de todos los continentes, en una proporción equiparable y los elementos que habrían de estar contemplados en esa plataforma, ser claros y diáfanos en su formulación, erradicación de los paraísos fiscales, cuantificando el volumen del dinero oculto, este capítulo es determinante, porque ese dinero no es solo riqueza, es, sobre todo el instrumento, el vehículo que pone en circulación la mercancía, y en tanto que instrumento que el estado garantiza, sus poseedores no pueden represarlo, sino que ha de ser contabilizado y controlado fiscalmente, y sus tenedores, gravados, tanto más cuanto lo inmovilicen y lo oculten.

La condonación de las deudas pública, y la convocatoria de una conferencia internacional para acordar una medida de valor, referencia de una moneda mundial, podrían ser los elementos que articulasen una propuesta de plataforma internacional, de cualquier modo, la peor respuesta, en una situación como la actual es dejar la cancha vacía, pues es terreno propicio para ser ocupado por el fascismo, y la izquierda tienen ejemplos como para no volver a tropezar en la misma piedra.

jmrmesas

24 de marzo de 2012





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