sábado, 11 de febrero de 2012

LA ECONOMIA MOLOC NECESITA UNA GUERRA

EL CRECIENTE FERTIL Y EL MAGREB

Diez años después de la gran depresión de 1929, comenzaba la SGM, desarrollo lógico de la crisis económica que se tragó las energías de las sociedades que clamaban contra la inutilidad del capitalismo de entonces.

Esa guerra estuvo precedida por diversos acontecimientos locales, como la guerra civil española, aborto de la revolución que se ahogó ante la falta de precisión política a la hora de deslindar cual era el objetivo fundamental: la expropiación de la burguesía española, como se ahogaron las revoluciones en Alemania, Austria, Italia, y aunque en Francia e Inglaterra, la recuperación tras la primera guerra mundial, fue algo mejor, a mediados de los años treinta, igualmente, ambas sociedades, las clases trabajadoras, -inglesa- no estaban mejor que en el continente, porque entonces, como ahora, la desigualdad social hace difícil convivir, cuando faltan los medios de vida que proporciona el trabajo y la cultura.

Entonces, como ahora, el problema es la enorme desproporción en el reparto de la riqueza generada socialmente, y entonces, como ahora la dificultad residía y reside en las políticas de adaptación y sumisión de las organizaciones políticas obreras y socialdemócratas a las necesidades de las burguesías nacionales, que no han terminado de entender que el problema del desarrollo económico europeo es la división continental en un mercado fragmentado, porque la única manera de unificar el mercado europeo es construyendo los Estados Unidos de Europa.

Europa perdió la posibilidad de seguir liderando la economía mundial, cuando, empeñadas las burguesías nacionales, por acaparar los mercados disponibles, decidió que el liderazgo había que imponerlo por la fuerza, pero tras la primera guerra mundial, el desmembramiento del imperio austro húngaro, produjo la proliferación de nuevos estados, y consecuentemente, más fronteras internas que dificultaban el comercio, ferreamente defendido por las políticas aduaneras, y mientras tanto, los mercados perdidos por el tiempo que duró la primera guerra mundial, fueron aprovechados por las naciones que estuvieron al margen, Estados Unidos y Japón, que consolidaron sus industrias exportadoras, a costa del declive europeo.

Parecía que Europa iba por el buen camino, cuando tras la SGM, se empezaron a dar pasos, llenos de cautelas, para construir un mercado interno, pero la dislocación de la URSS y el renacimiento de Rusia, liberó las cautelas europeas y estadounidenses y la Unión Europea, como el Titanic, tiene una enorme vía de agua que se llama Grecia, pero a diferencia del Titanic, que se aventuro a navegar aguas profundas, la Unión Europea es más asimilable al Costa Concordia, y sus dirigentes, al no menos patético capitán Schettino: muy poco dispuesto a luchar por salvar el barco o hundirse con él.

El mundo aborda la etapa más problemática, y más decisiva para encauzar el futuro del presente siglo, y esto lo perciben elementos diversos, pero capaces de pensar en términos de política global, desde Estados Unidos o desde Rusia, y no es que esté de acuerdo con lo que dicen, sino que ambos, entienden que el futuro pasa por encontrar una solución en Europa, con Europa, para Europa, y discrepo del estadounidense, en que la solución son políticas interclasistas, para construir, no sabemos qué, pues esas políticas son a las que se ha plegado la socialdemocracia europea desde el nacimiento de la segunda internacional, la que llevó a la primera guerra a millones de trabajadores, y que continuó en la segundad guerra mundial llevando al matadero a masas de seres humanos, y Moloc, el capitalismo, se tranquilizó, porque tras este hartazgo de muerte y destrucción de mercancías -la fuerza de trabajo humana es mercancía para el capitalismo- renació una época de prosperidad limitada, sin embargo comparto con él la visión de que un socialismo occidental -y oriental, que digo yo- si revive, será internacional, y sin ninguna duda, transatlántico, porque no hay que tomar el odio del capitalismo del complejo militar-industrial, al socialismo, como un odio visceral del conjunto del pueblo estadounidense, a un sistema, que le depararía bienestar y seguridad, pues seguro de que en su fuero interno reconocerán -los estadounidenses- que no todos pueden ser empresarios millonarios.

Mucho más complicado resulta encajar la visión del ruso porque Rusia es Europa, sin lugar a dudas, pero en este esquema que se hunde -la UE- Rusia no tiene encaje, es muy grande para ser admitida como socio, y siempre sería motivo de recelo, y aunque el autor deja a entrever con mucha claridad una identidad de apreciaciones (seguramente compartidas por buena parte de los dirigentes rusos), que los burgueses europeos valorarían muy positivamente, Rusia, no dejaría de ser un socio preferencial, con el que tomar distancias, porque únicamente Rusia puede encajar como socio de pleno derecho en la construcción de los Estados Unidos de Europa, donde podría desarrollar todo su potencial de puente entre Europa y Asia, pero actualmente, Rusia no encaja en la UE, porque su peso, político, militar y humano, no haría más que acelerar el hundimiento.

Todo el complicado entramado de la economía mundial -los mercados- hay que endenderlo desde el prisma de la lucha de clases global, destinado a poner de rodillas a Europa, no tanto a la burguesía europea (los micrófonos indiscretos que captan las conversaciones en los encuentros intereuropeos, demuestran que hay un grado de acuerdo entre los diferentes ministros, de diferentes estados, de a quienes hay que atacar, por si alguien lo dudaba: a los trabajadores, a la ciudadanía), dispuesta a aceptar los buenos oficios estadounidenses, como a la población, antes de que esta pueda entender el cabal intento que anima el galimatías económico, cada vez más obcenamente descarado, incrementar el nivel de acumulación, detrayéndolo de la ciudadanía.

Y esta incesante sangría, no se le pondrá término mientras las fuerzas vivas de la sociedades, que se agitan y revuelven dentro de las organizaciones, partidos y sindicatos de izquierdas no entiendan que sus organizaciones tienen que romper, el propio esquema interno, de sus organizaciones, trasunto, copias, calcos de la sociedad burguesa en la que habitan, y por tanto, incapaces de despegarse del engaño de considerar la economía y todas las decisiones, con ella relacionadas, como algo ineluctable, como si fuera una fuerza inmodificable, y el primer paso en la buena dirección es comprender que el capitalismo tiene que ser regulado, controlado, vigilado y utilizado en función de las necesidades de las sociedades y no en función de los dictados de un grupo de plutócratas especuladores, que imponen a las sociedad las políticas que dictan a los gobiernos cómplices, sumos sacerdotes oficiantes de la incesante sangría de recursos sociales.

Qué espera hacer Rubalcaba, flamante lider de la oposición, si tras cuatro años de apoyo leal al gobierno de Rajoy llegara a gobernar, ¿Modificar el Concordato?, merece la pena soportar semejante sangría. Y esta reflexión es extensiva al resto de las organizaciones, nacionales e internacionales, de izquierdas: mediten acerca de sus objetivos; qué espera Fernadez Toxo para organizar una HUELGA GENERAL EUROPEA, ¿Para qué vale un dirigente sindical -presidente de la Confederación Europea de Sindicatos- que mira impasible este incesante destrucción de empleo, de recursos materiales y sociales?, ¿Grecia no le compete?: no son más que funcionarios encargados de aplicar los planes de los mercados, haciendo el paripé de sacar a la calle a los trabajadores, sin marcarles objetivos, metas que puedan identificar, seguir y vigilar.

Nunca se atreverán a exigir la regulación y control del capital. Nunca.

El primero de mayo, como todos los años, cumplirán el ritual de sacar a la calle a la ciudadanía trabajadora, pero no habrá pancartas que exijan erradicar los paraísos fiscales, de los que Montoro y De Guindos sí saben como los empresarios del ibex35 se llevan los beneficios a cotizar de metirijillas.

El capitalismo moloc, no está contento, y no se fía de los resultados a largo plazo, no va a esperar ni cuatro años ni dos, pues ya prepara su guerra: Estados Unidos ha condicionado el plácet a que Israel le avise con un determinado tiempo de antelación a un ataque a Irán, con la excusa de prevenir un ataque nuclear, y esto supondrá que el teatro de operaciones volverá a ser Europa, -esta vez, por nefas- y esto es así porque todo Oriente Medio y el norte de Africa se ha convertido en un enorme foco revolucionario, que se bandea sin rumbo y cuya proximidad a una Europa, estrangulada lentamente por los mercados haría muy peligroso, la confluencia de la revolución árabe-magrebí con una ciudadanía preparada, organizada, y con objetivos claros, como la europea, y este capitalismo sediento de acumulación descontrolada, necesita, con urgencia, desarticular cualquier posibilidad de respuesta europea que ponga en cuestión la validez del capitalismo.

Decía más arriba que el entramado de la economía mundial hay que visualizarlo como el desarrollo de la lucha de clases global, y es dificil de percibirlo de esta manera, porque las decisiones que afectan a las sociedades parecen que tienen múltiples causas, pero, reducidas a un común denominador, se verá claramente dicha significación, pues el capitalismo es semejante a un ser vivo capaz de digerirlo todo, desde tragarse a uno de los países, cuna, junto a Roma de la civilización occidental, Grecia, tragarse sapos y culebras juzgando al juez -Garzón- que instruyó el proceso contra los evasores de dinero, que se atrevió a intentar juzgar a los asesinos que se levantaron contra una república legalmente constituida, la española de 1936; puede digerirlo todo, menos exigir su regulacion, control, vigilancia y utilidad para la sociedad, porque exigir la erradicación de los paraísos fiscales es regular el capitalismo, porque exigir la condonacion de la deudas soberanas es la compensación de sesenta y dos años de latrocinio de los ricos expropiadores, contra la ciudadanía, porque exigir una moneda mundial es reconocer, que la moneda mundial actualmente reconocida, el dólar, no se sujeta a más arbitrio que el que beneficia a la burguesía del complejo militar-industrial, y por tanto exigir y luchar por esto objetivos es regular el capitalismo, de tal modo, que solo así sería posible facilitar la transformación del modo de producción de mercancías en un nuevo modo de producción no antagónico, pero todo ello implica romper los esquemas actuales.

jmrmesas

12 febrero de 2012







































































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