lunes, 12 de septiembre de 2011

MARX Y RUBINI


MARX Y RUBINI

Rubini, el gurú de la economía ensalzado por haber anunciado la crisis económica antes de producirse, dice que nadie está haciendo otra cosa que esperar a ver que es lo que ocurre, y que en esta temerosa ociosidad no puede desembocar más que en otra crisis peor, porque, termina por reconocer que Marx tenía razón.

Marx analizó el modo de producción de mercancías, y como todos los anteriores, concluyó en pronosticar que el modo de producción mercantil, también tenía fecha de caducidad, pero como no era vidente no puso una fecha concreta, porque eso estaba fuera de sus posibilidades de estudio, pero si definió esquemáticamente una serie de características que anunciarían sus momentos finales que sentenció en el enfrentamiento entre las nuevas fuerzas productivas y las viejas relaciones de producción, que estas, en sus comienzos, habían ayudado a desarrollar.

Para un observador capaz de percibir al mundo en su conjunto, le resultaría fácil entender que tal es el panorama actual, como le resultaría a alguien situado en la despreocupación y el desapasionamiento, contemplando impasible las finanzas y la geoestrategia, digamos, un extraterrestre, y comprendo que quienes se arrogan el rol de estadistas, salvapatrias, o líderes de multitudes, se les encoja el corazón cuando se encuentren en la tesitura de mover ficha, conscientes de que, al moverla, algo se derrumbará en otro lado, provocando la catástrofe, porque hay que mover ficha, como lo hacen los “mercados”, espoleando las enflaquecidas economías nacionales, en un decidido propósito de empobrecer a la ciudadanía a costa de reflotar bancos y banqueros, los cuales se dan maña en esconder los fondos captados en la opacidad de la contabilidad B de los santuarios financieros; mientras, a los políticos, incapaces de mirar este panorama, se aprestan a dar otra vuelta de tuerca, y así, desde Alemania se propone un nuevo recorte en el formato de establecer la edad de jubilación a los 69 años, mientras los jóvenes están sin trabajo, como se ve, es una propuesta muy poco imaginativa.

Marx es alguien deliberadamente ignorado, silenciado, porque, además, pronosticó que el sistema no se desmoronará sino que habrá de ser demolido en la medida que la sociedad comprenda que las viejas relaciones de producción son el obstáculo que impide el progreso que las nuevas fuerzas productivas serán capaces de proporcionar para todos, a condición de acabar con las relaciones de propiedad que han estado vigentes hasta ese momento, pero los partidos de la izquierda, por supuesto, desde la derecha, ni merece la pena hablar, no son capaces de mirar más allá de la parcela nacional, y por supuesto desde ningún partido o sindicato español, alemán, inglés, francés o italiano, ni siquiera griego, se propone una huelga general europea, y mucho menos, la Unión Europea Socialista, sino que, dócilmente, pretenden no ofender alterando unas normas que no nos valen para vivir dignamente, mientras un grupúsculo de “mercados” y “estadistas” juegan con el mundo, haciéndonos sus peones, moviéndonos sin conmoverse del enorme caudal de sufrimiento que generan, porque estos próceres, comen todos los días sobre buenos manteles y con finos cubiertos, mientras sus peones comen sobre la marcha, si es que tienen que comer.

Marx, por supuesto, no fue un economista cualquiera, ni siquiera un filosofo que pretendiera justificar sus posiciones, fue, sobre todo, un investigador, un científico, un humanista que trató de elucidar el oscuro asunto por el que se genera la pobreza, y pone a unos seres humanos en subordinación a otros, cuyo único mérito es la propiedad de medios de producción, y su esclarecedor enfoque le ha convertido en el autor, más deliberadamente ignorado desde su muerte a finales del siglo xix, porque creía que con el final del modo de producción mercantil, comenzaría una nueva etapa en la sociedad, en la cual está -el ser humano- estaría en condiciones de escribir su propio destino, su propia evolución consciente, sin embargo, nuestro destino lo siguen decidiendo un reducido puñado de ricos propietarios, que comprometen, no solo nuestras vidas, sino los destinos futuros de los que habrán de sucedernos, creyéndose superiores al conjunto de la sociedad, y en la actualidad, esta, se encuentra en un punto crucial, porque si no es capaz de insubordinarse, de rebelarse dejando muy claro, que es la sociedad, con todas las dificultades inherentes, la que tiene la potestad de decidir en que mundo queremos vivir, -y cuanto más tarde tomemos esta decisión más difícil, costoso y a buen seguro, sangriento-, más probable es que antes perezcamos todos, porque estos semidioses “mercados” se consideran con el poder de decidir, aunque su decisión nos lleve al a una catástrofe, no solo económica, climática, biológica, sino ética, humana, produciendo un subgenero de individuos, considerados prescindibles y desechables.

Solo en el terreno económico hay diferencias entre Marx y cualquier otro economista, Rubini, incluido, a Marx no se le habría escapado el papel que juegan los paraísos fiscales a la hora de analizar el enanismo político que hace de la burguesía el dios del capitalismo, mientras que ni siquiera los economistas “marxistas” osan adentrarse en el tema.
12/09/2011                                                   jmrmesas

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