lunes, 13 de enero de 2020

OTRA APROXIMACIÓN A LA TEORÍA







OTRO BREVE ACERCAMIENTO A LA TEORÍA

LA ECONOMÍA SIEMPRE ES POLÍTICA

Si se mira con detenimiento el modo de producción de mercancías se llega a la conclusión que su razón de ser no es la mera producción de objetos, sino que la producción de cosas, por muy variadas y distintas que puedan ser, es la ganancia, la rentabilidad, algo ya sabido, pero es lo que está menos explicado, porque al adentrarse en ella, se entiende por qué al organizar la producción, todo lo que gira alrededor de la actividad de la producción industrial —habida cuenta que tal actividad es la causa determinante de la vida de la civilización mundial que dirige, casi en solitario, el poder hegemónico de USA— ha de estar supeditado a esta tarea, y como lo que está relacionado con la producción es la misma vida, la vida de la sociedad tiene sentido condicionándolo todo a ella, y tal cosa implica el variado comportamiento de los seres humanos recorrido por el criterio de la rentabilidad, de la utilidad, que se infiltra sutilmente en el inconsciente de las personas, como antes se introducía la idea de que Dios veía tu conciencia. Considerando la vida desde esta perspectiva, aun cuando no se sea consciente de ello, se entiende la potencia moldeadora sobre la vida del modo de producción, aun cuando ni siquiera se desee convertirse en un elemento del sistema.

Es esta la razón que determina un complejo mundo de comportamientos humanos que están destinados a producir, solo riqueza, nada más que riqueza. Todo lo demás, objetos, conocimientos, sentimientos, destrucción, sufrimiento, todo está supeditado a la obtención de riqueza material, y por lo tanto conocimientos, sentimientos, objetos, están subordinados a la creación de la riqueza material acumulable, insolidaria, hermética al reparto, acrecentadora de poder personal, y cuando este es el político, institucional, la vena autocrática se desvela dominante, (de ahí regicidios y tiranicidios y genocidios que la historia nos relata), por lo cual, la economía, que no es otra cosa que una manera de contabilizar recursos, al estar subordinada al interés de un grupo social, una clase social, se articula dependiendo del interés exclusivo de la clase que organiza la vida social. La economía es siempre economía política porque los modos de producción a lo largo de la historia siempre produce riqueza que beneficia el interés especifico de la clase dominante, en ese momento histórico, por eso, los cambios de gobierno, difícilmente favorece a las mayorías sociales, porque esos cambios tienen la necesidad de mantener el sistema funcionando, con las modificaciones imprescindibles para que no colapse, por eso, cuando una mayoría social se siente ahogada por las condiciones de vida, se producen choques de intereses, que se disimulan bajo todo tipo de disfraces, nacionalismos, religión, estado, raza, todo menos reconocer que vivir se convierte en esclavitud si no se poseen medios que garanticen la vida (Chile, por ejemplo).

Para que los cambios puedan afectar a las mayorías tiene que abrirse un proceso revolucionario, que siempre se ha producido y se producirá dependiendo del ámbito que afecte al sistema. Cuando el ámbito esta limitado por una nación, en ese espacio se necesitará que una mayoría social sea consciente de las desigualdades e injusticias abriéndose un proceso de profunda crisis política, es decir, que de no cerrarse se profundizarán los enfrentamientos hasta que la mayoría social comprenda que los cambios han de afectar a la propiedad de los medios de producción.

Hoy vivimos un proceso revolucionario que es mundial, planetario. Primero, porque las fuerzas productivas que determinan el modo de producción — en trazos esquemáticos USA (en retroceso moral, como todos los imperios en su declive), de un lado, y de otro, CHINA (en ascenso porque se está liberando de ancestrales prejuicios) — tienen como escenario todo el planeta ya que se disputan los recursos necesarios en el ámbito mundial. Segundo, porque descontando al vencedor, o posibles vencedores, el sistema ha llegado al tope de utilidad histórica, imponiéndose profundos cambios que han de afectar a la capacidad de decisión que tienen los poseedores de los medios de producción de agredir a la vida, a las condiciones de vida, al conjunto del planeta. Tercero, porque dado que los conflictos, aunque sean nacionales, no se pueden resolver en el propio ámbito nacional (en el ámbito nacional se pueden resolver algunos aspectos que pueden introducir cierto alivio, siempre bienvenido, pero en la medida que existen condiciones que escapan de las fronteras, sean estas políticas o naturales, se hace necesario acordar en conjunto, o aceptar la catástrofe, la extinción lenta, agónica que te imponen desde fuera los poderosos del mundo). Cuarto, porque es fantasía considerarse al margen de las corrientes que dominan la vida social, en cualquier época de la historia, pero sobre todo, cuando una élite posee medios fabulosos para condicionar las vidas de multitudes. Quinto, porque por muchos medios que tenga la élite, NO ES DIOS, son perishables, perecederos, batibles, pasables, y sobre todo: LA RAZÓN HISTÓRICA ESTÁ DEL LADO DE LOS DÉBILES porque se constituyen en la esperanza de futuro, mejor y más justo. Sexto, porque financieros muy influyentes del imperio (Raymond Dalio), y economistas prestigiosos (Galbraith, hijo del fallecido J.K.Galbraith) pronostican el hundimiento del sistema ante la sed de acaparar, acumular, terminará destruyendo el capitalismo, que empobrece la vida de millones de personas en todo el mundo. Séptimo, porque el modo de producción se ha especializado en la creación de dinero desvalorizado y ha reducido la producción industrial a limites de subsistencia, sobrándoles personas que no producen utilidad económica, porque las personas, para el sistema, son mercancía desechable.

Todo ello hace de esta etapa histórica un momento único en donde se verifican, si se tiene el valor de mirar la realidad de frente, esta unicidad de diferentes materias combinádose en los ámbitos en los que son indisimulables: la salud del planeta y sobre todo, las luchas de los pueblos descoordinadas y atomizadas y las reacciones desesperadas de los poderosos, concertadas, cómlices, justificadas, que ven desaparecer la tierra donde pisan, porque el afán de acumular riqueza no tiene más objetivo que impedir a la humanidad tomar consciencia de sus recursos e impedir de que se aperciban de la malísima gestión de los administradores, los dueños de los medios de producción. Queda claro, que esta economía es una economía destinada a favorecer a la élite de multimillonarios dueños del mundo. Economía política favorable a la minoría de banqueros.

DINERO

Dado que acumular riqueza se puede sintetizar en la acumulación de dinero, y que la abundancia de dinero, como cualquier mercancía abundante, se desvaloriza porque no está respaldada por un equivalente industrial, sino solo por la emisión de papel moneda, dado que el papel moneda puesto en circulación, lo emite la Reserva Federal del poder hegemónico emitiendo la moneda de cambio del sistema obteniéndolo, a coste cero, sin interés, un grupo de privilegiados financieros, estos disponen de la posibilidad de comprar todo, en realidad, expropiar a los ciudadanos corrientes, empobreciendo al conjunto social, en lo que los expertos denominan efecto cantillon (un aristócrata economista del siglo xvii).

Dado que la moneda de cambio es el dólar, los expertos vaticinan una crisis porque el dólar pierde valor y los socios comerciales, cansados de costear al sistemas sus guerras de rapiña, demandan la introducción de otra moneda, es decir, el equilibrio de fuerzas del sistema mundial es muy inestable, y aunque nadie salvo el complejo militar industrial USA, quiere una guerra, esta es la opción deseable del complejo militar industrial, de ahí, las hostilidades contra Siria, Yemen, Palestina, Iran, Iraq o Bolivia, o Venezuela, o Hong Kong, o las dos Coreas, o … es decir, los conflictos locales, regionales, nacionales, se evalúan en este contexto agónico que recorre el modo de producción hoy, determinando esa complicidad criminal de la geopolítica que el conjunto de socios del complejo militar industrial toleran, a desgana, aun cuando apoyan, en voz baja los hechos de la potencia cuestionada. Así se podrían entender, como esa complicidad canalla del juego de la geopolítica infame para empobrecer a los países cuyas riquezas materiales, o de posición geoestrategica se persigue para dominar el mundo, para que los ricos vayan acumulando riqueza y poder —la economía es siempre política y los presupuestos, siempre se elaboran para arrancar riqueza que se volcará en las arcas de los ricos—, pero las complicidades tienen un límite. El encierro del periodista Julian Assange enterrado en una cárcel del Reino Unido, porque se atrevió a publicar los secretos del complejo militar industrial, montándole una trampa para cerrarle la boca, podría entenderse como parte de esa complicidad canalla que traspasado, se convierten en crímenes mafiosos, desmontando toda la palabrería sobre el Estado de Derecho que el sistema y sus aduladores se cuidan de cultivar, demostrando la ley del embudo.

Con el asesinato del periodista árabe discrepante Jamal Khashoggi, asesinado y descuartizado vivo en una sede diplomática, que pretende cerrarse condenando a uno o dos mindundis cuando, todos los entendidos consideran a la monarquía saudí y al príncipe heredero Mohamed Bin Salman como responsable, los límites traspasados se empiezan a entender, todos, como un declive mafioso del sistema, donde las leyes se retuercen como algofifa limpiadora acomodándola al interés del sistema, cada vez más descarado, soliviantando a los socios comerciales de la potencia hegemónica que calla ante el desmán principesco, para sacar ventaja, porque de lo contrario, todo el tinglado empezará a desmoronarse.

Los crímenes mafiosos se acumulan en el tiempo, ante la complicidad canalla de los socios incapaces de elevar la voz exigiendo respetar las normas internacionales. El reciente asesinato del general iraní Qasen Soleimani, atraído a Iraq, en una visita oficial, asesinado junto con su comitiva por decisión del Pentágono, tiene todos los ingredientes de una trampa mafiosa, pulverizando todos los conceptos de justicia, de respeto por la ley, cuando todo el objetivo no es otro que llenarse los bolsillos con el petroleo de Oriente Medio. Otra vez, acumular riqueza porque, como se trata de demostrar, la economía es buena si engorda la cartera de los poderosos. Eso es la economía. Eso es la economía política.

El sistema está en abierto declive, su economía es el latrocinio dictado y regulado por los banqueros. Sus métodos para arrancar la riqueza de las naciones, abiertamente delictivos, aun cuando las leyes las hacen sus parlamentos. Dentro del sistema no quedan soluciones sin deconstruir su entramado económico, político, cultural y social que aparta a los ciudadanos de los beneficios, por ellos generados toda vez que la coordinación de los poderosos contra los pueblos del mundo es la coalición del poder para expoliar a los pueblos y esta lamentable situación se extenderá en el tiempo, tanto como una mayoría social se aperciba que dentro del sistema capitalista y su modo de producción de mercancías no hay solución para los problemas de las personas que componen el mundo, porque el modo de producción cuantifica a las personas en función de criterios económicos, por eso deshumaniza a las personas y las convierte en mercancías, rentables o prescindibles.

ESPAÑA LIMITA AL NORTE

En España, los vientos de cambio asusta a los poderosos que han entendido la profundidad de la crisis del sistema, ese duelo entre la potencia hegemónica en declive y la potencia que puede simbolizar el despegue del momento histórico presente hacia un horizonte que puede ser prometedor si se sintoniza con las corrientes que el mundo demanda, que puede ser mejor si se acuerda que mundo queremos construir. Nuestros socios próximos de la Unión Europea no hostigarán a España y sus instituciones porque saben los delicados hilos que cosen las costuras de España y de la Unión Europea, y los carcas enquistados en los entresijos del Estado pondrán todos los palos en la ruedas para frenar lo que los ciudadanos del Estado se empeñan en votar: cambiar lo viejo por lo nuevo, porque lo nuevo apunta a mejor.

Es posible que la situación se endurezca, se crispe, agudizando los problemas, así mientras lo más avanzado del mundo (de todo el mundo, en todos los países, los que viven en el corazón del monstruo, pero también, en los otros), no comprenda lo necesario que es construir ese thinktank de los pueblos que sería una nueva internacional ( sería fabuloso que las mujeres, saliendo de la zona de confort del feminismo, que comprendo y apoyo, se pusieran a la cabeza de esta lucha, porque son más inteligentes, más dialogantes y cultivan la agresividad de modo más sutil ) capaz de organizar las luchas atomizadas y sin perspectivas.

Si las condiciones se deterioran, si se hostiga la política que el gobierno quiere sacar adelante pretendiendo frenar un despegue cuestionado por el estado profundo, los ciudadanos, el pueblo trabajador debería de acudir a las sedes de los partidos de izquierdas que votaron, apoyándoles y demandando soluciones, llevando propuestas positivas que saquen del aletargamiento sumiso con el sistema, a los dirigentes, animándoles a dinamizar a la ciudadanía, al pueblo trabajador a ser el elemento vivificante de la acción política. Seguro que esto alteraría la economía política en sentido positivo a favor de los más necesitados.

jmrmesas

trece de enero de dos mil veinte














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