lunes, 28 de abril de 2014

POR QUÉ LA IZQUIERDA NO TIENE POLÍTICA PARA EUROPA

 POR QUÉ LA IZQUIERDA NO TIENE POLÍTICA PARA EUROPA

Fernández Toxo, secretario general de ccoo y presidente de la Confederación Europea de Sindicatos, dice una verdad evidente: la izquierda no tiene política para Europa, y sus palabras han sido rodeadas de un espeso muro de silencio, que nadie desmiente, incluso que nadie explica o justifica, ni siquiera demanda, como necesidad vital, y sin embargo, sería necesario que el propio secretario general de Comisiones Obreras, al menos hiciese balance de por qué no existe esa política y donde está el inconveniente para tal falta de soluciones de la izquierda, y dado su cometido y supuesto compromiso político, en su doble vertiente de dirigente de un sindicato nacional - Comisiones- y de dirigente de una organización continental -la Confederación Europea de Sindicatos-, explicar si él ha tratado de llevarlas a cabo, y de haberlo hecho, donde surgieron los problemas; de lo contrario, habremos de creer que la luz se hizo ante él súbitamente, y que hasta entonces vivía en una burbuja de inconsciencia, algo, difícilmente creíble.

Hay un articulo, que leí días antes del señor Vicenç Navarro, que me pareció interesante, aunque tengo algunas apreciaciones que no coinciden con las suyas, y que me parecen muy útiles expresar porque las diferencias encierran, o podrían encerrar políticas muy diferentes para entender en qué momento histórico podrían ser aplicadas esas políticas, que en mi opinión, si explicarían por qué la izquierda no tiene política, más que para ir capeando los temporales que se suceden, desde hace décadas, en un afán de subsistir, evitando naufragar en la corriente.

Este artículo critica el abandono por parte de amplios sectores de las izquierdas de categorías analíticas que continúan siendo fundamentales para entender la realidad que nos rodea, siendo esta la introducción del articulo del que trato de establecer mis apreciaciones diferenciales de las del autor, aunque existen coincidencias obvias.
1º Por extraño que parezca, la economía mundial está hoy menos globalizada de lo que lo estaba a principios del siglo XX. Se ha escrito extensamente sobre ello. Hay libros rigurosos y bien documentados que han mostrado esta realidad. La llamada “globalización” es menos nueva de lo que se dice.

Esto que escribe una persona tan documentada como el señor Vicenç Navarro, contrasta vivamente con una realidad cotidiana, porque aunque la globalización sea una realidad veterana no significa que por veteranía haya perdido importancia, control, o incidencia sobre la vida de la sociedad; me remitiré al conocido informe de la universidad de Zurich, publicado en la revista de ciencia de Estados Unidos PLOS ONE en el que se estudia el mecanismo de control de una supuesta empresa transnacional a partir del paquete de control accionarial, y cómo esta capacidad de la propiedad mayoritaria ejerce su control sobre otras determinadas empresas de una determinada red, en un intento de verificar la validez de las implicaciones supuestas, en un campo, según el estudio, prácticamente inexplorado en el terreno de la economía; el estudio pormenorizado basado en la topología de la red concluye en que un núcleo de empresas sólidamente conectadas tienen una influencia determinante que marca la tendencia de la economía en su conjunto siendo el elemento real que determina y marca la marcha de la economía, lo que vendría a significar que la economía no es tan aleatoria e impredecible como se quiere hacer que la creamos, sino más bien un complicado mecanismo en el que la introducción de elementos nuevos desajustarían la perfección lograda.

El informe que analizó la topología de la red coincidió con otros estudios de otros investigadores en el que se comprueba como el intercambio de relaciones económicas tiene un flujo determinado por las condiciones de masa de los elementos analizados, y que este parte de los grandes o mayores elementos, terminando por agrupar en torno a ellos - SCC -, núcleo sólidamente conectado, en inglés strogly connected component, el sentido del movimiento, llegándose a la conclusión que el conjunto de la red está determinado por la masa del núcleo. Entre los ejemplos que señala hace mención de un núcleo de 147 empresas, entre cuyos componentes están todos los grandes bancos sistémicos (demasiado grandes para caer), cuya influencia en la economía concreta es muy real, y que, personalmente me parece innegable que están determinando, en concreto, la marcha de la economía mundial, y que es a partir de esta premisa como se puede entender los acontecimientos que vivimos, en torno a los sucesos que tienen lugar en Ucrania, como intentaré argumentar, más adelante.

Este esquema, casa, se corresponde, en mi modesta opinión, con el funcionamiento real de la absorción de dinero por la banca hasta que la situación encuentre un momento favorable para que el fluido económico empiece a llegar a esas empresas que están más alejadas del núcleo determinante, y tal esquema, que explica el dichoso informe, corroboraría la tesis, según la cual, la globalización tiene una importancia, lo suficientemente capaz como para exceder el ámbito puramente económico e incidir en el conjunto de la actividad humana, de una manera general y diversa, que es contraria a la tesis referida por el señor Navarro, según he entendido.

Las multinacionales tiene patria y hacia esa patria de origen van los beneficios obtenidos, no importa en que país, incluso si no van directamente al país de origen, sí es desde el país de origen desde el que se decide hacia donde irán los beneficios -donde se van a guardar, en que santuario fiscal-, por lo tanto, es correcta la puntualización que hace, porque a veces, yo mismo escribo multinacionales en lugar de transnacionales, aunque tenga claro el concepto, que sin embargo tiene un sentido más coloquial el primer término, que el otro, aunque es más ajustado el término transnacionales para referirse a esas empresas, con presencia en una diversidad de países.

Coincido también en la opinión de un abandono del análisis, debo de suponer, de clases enfrentadas, de una parte de la izquierda, a la hora de definir las políticas a aplicar, que no obstante, no me queda claro el sentido, en el articulo leído, pero aquí está el fondo preciso del artículo, porque entre esas izquierdas que opinan que el Estado pierde poder, no me encuentro, porque el Estado no pierde poder, el Estado cede poder, que es diferente.

Antes de empezar, me parece interesante destacar que los límites del Estado, de los Estados, de una forma general, no son estáticos, sino que esos límites han variado, en el transcurso del tiempo en todos los sentidos, incluidos los límites territoriales, y ahora, se están ventilando los límites actuales, como no podía ser de otro modo, a partir de las actuales fuerzas productivas.

La debilidad de la izquierda, en este terreno, consiste en aceptar las premisas de la burguesía, sin intentar discernirlas y estas premisas han sido criticadas, tradicionalmente por los teóricos y revolucionarios que han denunciado la trampa que supone identificar el interés del Estado con el interés de la clase dominante. El Estado, que no pierde poder, sino que cede poder, lo hace porque al aceptar que la economía sea dirigida en función del interés del propietario de medios de producción, tiene que identificar ese interés con el interés del conjunto de los ciudadanos de ese Estado, y la sociedad, que no es homogénea, choca con los límites impuestos por la clase dominante, por lo tanto, al reservar la economía al interés del capital financiero, que es el capital dominante, dispara, destapa todas las contradicciones sociales contenidas en los límites del Estado, y si el Estado está compuesto de varias naciones, aún son más difíciles y graves las contradicciones, y la gestión burguesa del Estado, la política que ha de aplicar el Estado termina por adquirir, por asumir el papel, el rol que le asigna la propia dinámica de los acontecimientos, reprimir a la ciudadanía, porque el Estado perdió la función de garantizar el marco nacional, como campo de operaciones de la economía de la burguesía, y esta al exceder los límites de la economía, en función de las fuerzas productivas actuales, los límites nacionales, tienen en el mercado global sus propias reglas, y a los Estados nacionales no le queda otra función que la de reprimir a los propios nacionales, impidiéndoles que se aperciban de la trampa. Este es el esquema concreto actual, pues discutir sin concretar no tiene objeto, ya que discutir la validez del Estado para aplicar las políticas públicas, en interés de la ciudadanía sin revelarse contra la función de la economía dirigida por la élite de los 85 propietarios de más del cuarenta por ciento de la propiedad global es tiempo perdido, que no se va a recuperar defendiendo la nacionalidad catalana, o escocesa, es decir, animando a la pequeña burguesía en su intento de poseer su propio Estado, su propio corralito, lo cual no quiere decir, que no se reconozca, la existencia, la diferenciación, cultural, lingüística, etcétera, de escoceses, o catalanes, que en definitiva contribuyen a la riqueza cultural del género humano, no menos que el swahili, ni más que el ucraniano.

Esta es la debilidad de la izquierda, su falta de perspectiva para entender que las modernas fuerzas productivas rompen los límites del Estado nacional, sobre todo en un continente como Europa, poblada por una diversidad de naciones, cuya existencia tiene que ir, necesariamente hacia una integración en un marco supranacional -los Estados Unidos de Europa-, en todo lo referente a la aplicación y desarrollo de las fuerzas productivas al servicio de la sociedad, para de ese modo ir limando los aspectos diferenciales excitados por la burguesía con el viejo propósito romano del divide et impera, y mientras la izquierda no lo entienda de este modo, nunca se atreverá a disputarle al capital financiero internacional el control de la economía, y esta, consciente de que la prosperidad es un problema que carcome su supremacía, escamotea las riquezas generadas socialmente pero apropiadas a titulo privado, escondiéndolas en los santuarios financieros, vulgarmente denominados paraísos fiscales.

Dije anteriormente, al referirme al informe de la Universidad de Zurich publicado en PLOS ONE que se puede llegar a la conclusión, al menos, yo llego a esa conclusión, que la aleatoriedad de la economía, dejó de ser tal, desde el momento en el que un núcleo -SCC-, sólidamente conectado de grandes empresas tiene una influencia importante en la marcha de la economía, y que esto vendría a ser más bien un complicado mecanismo en el que la introducción de elementos nuevos desajustarían la perfección lograda, no sin hostilidad y tensiones, pero tras la SGM, la dirección asumida por Estados Unidos, en la reconstrucción del mundo, supuso la construcción del nuevo orden mundial, en el que las empresas estadounidenses, sobre todo, aquellas relacionadas directamente con la construcción de armas, la gran industria relacionada con la guerra, cobró importancia estratégica en el funcionamiento de la economía post-bélica, y que el propio Eisenhower, trató de prevenir a los estadounidenses, de una industria cuyo objetivo, necesariamente fundamentaba su crecimiento en el mantenimiento del clima de tensión, y al que denominó el complejo militar-industrial; el propio señor Navarro tiene un articulo, en el que refiere como Estados Unidos, privilegia y subvenciona a la industria militar en detrimento de políticas sociales, por lo tanto, ese delicado mecanismo al que me refiero es, lo que retomando el término denostado por Lenin, aunque supongo, a estas alturas, que el propio Lenin, revisararía el concepto, es el superimperialismo euro-estadounidense, en donde los elementos nuevos serían China y Rusia.

Rusia y China, según ese esquema, no pueden pertenecer al club; ambas naciones con conglomerados empresariales y financieros, deberían desarmar sus sistemas económicos, permitiendo el predominio del capital financiero, euro-estadounidense y tal cosa no es posible sin serios enfrentamientos sociales, de los que Ucrania, ofrece una muestra, de lo contrario, el complicado mecanismo, se desajustaría afectando todo el entramado mundial.

Todo esto, no se ha producido en un mundo ordenado y pacífico, sino en un mundo convulso y tenso, porque mientras todo esto sucedía, los instrumentos que proveían el funcionamiento se desgastaban y quedaban anticuados, obsoletos, como es el caso del sistema financiero, destinado a garantizar el control que los grandes bancos tienen sobre la economía internacional, mientras se hacían con las riquezas nacionales, endeudando a los pueblos, y en estas, la deuda estadounidense ha llegado a límites insoportables. El colapso de la URSS, fue la liberación del freno que contenía las ambiciones del capital financiero, y Estados Unidos tuvo la visión de aprovechar el hundimiento de la URSS, no como una revelación sino como resultado de la política de hostilidad de la burguesía mundial hacia la revolución rusa de 1917, así que cuando la burocracia soviética se quito la careta y abandono las pretensiones socialistas disolviendo la URSS, ante la perplejidad de la ciudadanía, Estados Unidos decidió poner en marcha los planes, largo tiempo madurado -probablemente, durante la etapa soviética, proveyó de fondos clandestinos a determinados elementos-, para romper el espinazo de Rusia.

Las modernas fuerzas productivas están demandando nuevas estructuras que afectan a los Estados, sus límites y objetivos y si no se comprende así, estaremos al borde de un desastre irrecuperable, y la izquierda no tiene respuesta para ello porque está empecinada en no levantar la vista del suelo, la subordinación de los gobiernos europeos a los planes del complejo militar industrial euro-estadounidense es la demostración de la importancia de la globalización de la vida económica y política, en donde se ha animado a lo más reaccionario y brutal a desestabilizar un Estado, Ucrania, porque de este modo se lleva la provocación a las fronteras de Rusia. El objetivo del complejo militar industrial euro-estadounidense, no es en primera instancia una confrontación directa, sino forzar a Rusia a intervenir en Ucrania, teniendo de este modo el argumento que la OTAN necesita para ocupar espacio político y militar.

La izquierda debe defender la integridad territorial de Rusia y China, de ninguna manera para defender a una élites corruptas sino a la ciudadanía, a esas élites hay que exigirles la entrega de las riquezas obtenidas reintegrandolas en los respectivos tesoros estatales.

Ucrania tiene derecho a separarse de Rusia, si con todas las garantías exigibles y sin la intervención extranjera, el pueblo ucraniano decidiera que opción es la que mejor le conviene.

Cataluña, Escocia, tienen derecho a separarse (en mi opinión sería un error, y por lo tanto estoy en contra), pero la opción de sus élites gobernantes, en el contexto actual, donde la economía está dominada por las 147 transnacionales que componen el núcleo sólidamente conectado, no les quedaría otro camino que convertirse en carceleros de sus pueblos, igual igual que lo que le queda a Rajoy, Hollande, Merkel y al mismo Obama; muy triste papel, porque todavía, los humanos no nos podemos mirar unos a otros, sin prevenirnos ante un posible enemigo, porque vivimos la barbarie.

El próximo primero de mayo tendremos ocasión de comprobar si tras la confesión de Fernández Toxo se han tomado medidas para corregir o al menos, paliar el déficit de política europea: las pancartas y consignas oficiales, podrían dar un pálido reflejo.

jmrmesas


veintiocho de abril de dos mil catorce

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