domingo, 6 de abril de 2014

HUMILDAD Y SOBERBIA





 HUMILDAD Y SOBERBIA


UN BALANCE INAPLAZABLE Y NECESARIO

DE LA TRAICIÓN A LA REVOLUCIÓN RUSA DE 1917

Los acontecimientos de nuestro tiempo empiezan a demandar de modo implícito una explicación del sentido de la lucha de clases porque, pese a no querer reconocer el carácter de enfrentamiento entre ricos y pobres, poseedores y desposeídos, desposeíbles, los datos que configuran la realidad están marcados por el enfrentamiento entre el uno por ciento que posee casi la mitad de la propiedad global -esas 85 personas que poseen el cartel de las 147 empresas transnacionales- protegidos por el nueve por ciento que gestiona la propiedad de los expropiadores, y el resto de la humanidad, convertida en deudores, clientes de menudencias, esclavos. Toda la confusión, todo el ruido y el enrevesamiento de la política y de la economía se simplifica radicalmente si se observa como el gran convenio colectivo que los poderosos quieren hacer tragar a los ciudadanos del mundo, y así se puede entender como se potencia el nacionalismo estéril de una Europa que es un gran mercado pero una pequeña entidad política, cada vez más animada a subdividirse internamente -divide et impera-, porque siempre serán mucho más manipulables, que un gran Estado, que podrían ser los Estados Unidos de Europa.

Llegar a entender el problema de este modo, no es fácil (no fue fácil para la burguesía cosmopolita que forma el núcleo del superimperialismo, ya que no se llegó al entendimiento internacional de un día para otro, sino que ha sido un largo proceso de enfrentamientos internos que arrojó como resultado un entramado global de empresas y negocios que culminó en un conjunto de foros mundiales, unos, oficiales, que son esa sucesión de cumbres, y otros oficiosos, que son los thinktank, y cuyo colofón lo representan esos 85 propietarios de casi el 50% de la propiedad del planeta), y será aún más dificil para el conjunto de las sociedades humanas, sin embargo el hecho de haber militado organizado y haber querido comprender la esencia que Marx explica sobre las relaciones de producción, ayudan a discernir el fondo de ese enfrentamiento, no obstante, que se pueda comprender de tal modo por un amplio sector de la sociedad es muy difícil porque nadie plantea como vital el entendimiento de los problemas, y mucho menos el entendimiento del fracaso de una revolución a manos de los que la defendían, pero la necesidad de construir una nueva dirección política capaz de dirigir ese enfrentamiento entre los propietarios del cartel de las 147 empresas que controlan la economía mundial y las inmensas huestes de deudores esclavizados se alza como un obstáculo insalvable una explicación del hundimiento de la URSS, porque a diferencia de la Comuna de París que tuvo una existencia efímera y fue literalmente barrida militarmente y posteriormente, reprimida con una crueldad asesina y criminal, el hundimiento de la URSS hay que buscarlo, no en el enemigo que perseguía su aniquilación, sino en los que decían defender los principios del socialismo, puesto que esa falta de explicación se convierte en un muro de dudas y desconfianza, de falacias argumentales (Felipe González, ofreciendo su colaboración al gobierno porque el país está por encima del partido, o simplezas como que no se puede resumir la política entre izquierdas y derechas porque la realidad es muy compleja, que dice la ganadora de las elecciones en Francia, Marine Le Pen cuyo objetivo es velar el interés de clase que la mueve), todas estas falacias argumentales tienen su raíz en las justificaciones sin sentido que lanzaban los burócratas, justificando lo injustificable que se alzan entre los luchadores, cuando se evita decir la verdad, y ante el choque buscado por el superimperialismo contra Rusia, desplegando a la OTAN dentro de Ucrania, la situación se endurecerá más cada vez, porque, primero, el mundo actual es insostenible porque el sistema financiero está viciado por un sistema monetario que excluye a Rusia, y sobre todo a una potencia industrial de primer orden como China, y la debacle económica se producirá más pronto que tarde, según opinan los expertos; segundo, porque el mundo está variando muy rápidamente y sus estructuras no responden de acuerdo a la celeridad porque la variación de fuerzas ha cambiado -el PIB mundial ha crecido, durante dos años, más rápido que el comercio mundial, algo que no sucedía desde la SGM- y el ajuste no se producirá sin esa prueba de fuerzas que supone un enfrentamiento, y tal enfrentamiento puede ser la guerra, que la burguesía maneja sin escrúpulos, sobre todo, porque el superimperialismo que dirige Estados Unidos, se considera a salvo del escenario bélico.

El superimperialismo dirigido por Estados Unidos ha estado manejando la situación, poniendo el punto de mira en Rusia, desde el hundimiento de la Unión soviética tendente a minar a una gran nación, a un Estado poderoso, en el que veía y ve un peligroso competidor porque su estatus de gran potencia -EEUU- se ha mermado debido a la variación de la composición del capital, que ha pasado de ser un capital predominantemente industrial a ser un capital en el que la especulación financiera tiene predominio, y los bancos de inversión han adquirido una posición fundamental. Una prospección, que tomo de este blog, plantea unos datos reveladores sobre la contribución al crecimiento global, en el que China tiene un elevado porcentaje en la formación del PIB mundial, un 57,9% frente a un porcentaje conjunto USA-UE-Japón-Australia-N.Zelanda del 19,1% y si se unen China y Rusia, el porcentaje se va 63,9% y aunque las cifras pueden dar una idea aproximada, la realidad es mucho más complicada y los movimientos económicos pueden ser más imprevisibles que los mismos acontecimientos políticos, mucho más medidos y sopesados, con lo que trato de evidenciar la inminencia de un choque, cada vez más cercano porque, de una parte y de otra, las condiciones objetivas obligan a tomar decisiones que no quieren ni pueden ser pactadas.

UN DUELO ENTRE SUPERIMPERIALISMOS

En el previsible choque entre el superimperialismos euro-estadounidense y el nuevo poder industrial desplegado por China, en el que Rusia es el detonante de una situación angustiosa para el viejo orden nacido tras la SGM, de ninguna manera soy equidistante porque la sociedad, los trabajadores no seremos, ni indiferentes, ni podemos ser neutrales, porque ambos superimperialismos, ven en sus respectivas sociedades sus más terribles enemigos, por eso, el necesario balance del fracaso de la revolución rusa de octubre de 1917, no es un mero ejercicio ideológico, es una necesidad práctica, porque deberemos de formar otra dirección revolucionaria -una nueva internacional-, y deberemos confiar críticamente en sus decisiones, pero vigilando celosamente que los dirigentes no traspasan los límites, que los volverían a convertir en lideres indiscutibles.

Decía que comprender el carácter internacional de nuestro mundo actual no ha sido fácil, ni para la burguesía, ni para las sociedades, sin embargo, la burguesía, el capital financiero internacional que es el que determina el momento actual del modo de producción, por la propia naturaleza de las decisiones que toma, que afectan a fronteras de países muy diversos tiene claro esta naturaleza intencional del comercio y la producción, que para las sociedades, esta comprensión resulta más un ejercicio intelectual que práctico, porque nadie explica, de qué manera desde el trabajo a las facturas que pagamos se ven afectadas por el mantenimiento artificial de las fronteras -España, que exporta electricidad, tiene el recibo de la luz más caro de Europa- por eso, el abandono del internacionalismo por las direcciones de los partidos de izquierda, es un indice, cuando menos, del repliegue de las direcciones oficiales del movimiento obrero mundial a los límites que señala el sistema, y en el caso de la dirección rusa, tras la llegada de Stalin al poder, el comienzo de un retroceso que ha terminado por demoler las conquistas sociales logradas por la revolución.

La victoria del ejercito soviético en 1943 en Stalingrado fue el sello final de la Tercera Internacional, pero el abandono del internacionalismo se había producido mucho antes. En los años veinte, Lenin se sentía muy preocupado por la deriva del partido hacia una burocratización de la vida política y se esforzó por prevenir al partido de la influencia de elementos a los que consideraba que encarnaban esa deriva nefasta para la naciente sociedad socialista; su última obra, Más vale poco pero bueno, trata de las medidas para depurar el elitismo que separa a los funcionarios de la sociedad y a los militantes del partido, de la clase trabajadora. Continuando su batalla contra el burocratismo, a la que dedicó gran parte de sus últimos combates, Lenin descarga implícitamente un furibundo ataque contra Stalin, quien hasta hacía poco tiempo tenía a su cargo la Inspección Obrera y Campesina. Esto explica los extraordinarios esfuerzos para evitar que salga a luz. Fue publicado finalmente en Pravda el 4 de marzo de 1923, alterando la fecha del artículo (2 de marzo), para disimular el retraso. Lenin escribió este artículo el 22 de febrero. Días después rompería relaciones personales con Stalin, debido al maltrato recibido por su compañera, Krupskaia, de parte de este último. El 7 de marzo de 1923, Lenin fue víctima de un nuevo ataque del cual no se va a recuperar jamás y que lo excluyó definitivamente de la vida política. Asimismo, consciente de que sus días estaban contados, no pierde la oportunidad de desarrollar sus ideas y vincular las tareas de la Inspección Obrera y Campesina, como expresión del aparato estatal, la política del partido bolchevique, la táctica, la estrategia y la perspectiva del socialismo, frente a las contradicciones que vive el primer estado obrero del mundo. Esta condición de querer sobresalir del conjunto fue la que terminó imponiendo al Estado frente a la sociedad, y esto no podía haberse logrado sin que el Partido fuese el garante del Estado frente a la sociedad.

Trotky escribió que revertir la revolución proletaria, la sociedad no lo toleraría sin una serie de luchas y enfrentamientos, tan duras como había sido el ganar a la sociedad para el socialismo, y ese enfrentamiento es en el que estamos en presencia con la independencia de Ucrania, una lucha entre fracciones del aparato, desprovisto ya de las ataduras ideológicas del partido, del que la perestroika les liberó.

¿Cómo pudo ser esto? El balance popular de casi ochenta años de socialismo, dicho en términos llanos, son los millonarios ex-soviéticos enriquecidos con la propiedad socialista, con las propiedades de los pueblos de los países de Europa del Este, que fue reducida a la condición de servidumbre de la burocracia -los temores de Lenin terminaron por cumplirse- porque lejos de perder privilegios, los burócratas, acabaron de convertirlos en el único motivo de la permanencia en el PCUS. Más, si la propiedad privada estaba prohibida en la URSS, ¿Cómo llegaron esos millonarios -oligarcas- a atesorar propiedades? Es imposible que su actividad fuese mimetizable, ignorada, desconocida, por el partido; sencillamente impensable. El partido pervirtió su actividad, de vanguardia del proletariado se convirtió en avanzada de la burguesía, facilitando las condiciones del enriquecimiento de una élite de la burocracia, de los tecnócratas que administraban complejos industriales, encubriendo el enriquecimiento de esa élite, mientras hacía informes para engañar a las bases y a los trabajadores, a la sociedad soviética, de las prácticas corruptas.

Semejante situación, que Lenin no pudo imaginar, pese a sus esfuerzos por advertir a lo más sano del partido de la deriva burocrática, se tuvo que producir en la medida que se iban cortando lazos, rompiendo puentes, persiguiendo las libertades democráticas, cada lazo, cada puente roto era un foso que se agrandaba entre entre el partido y la sociedad, entre el partido y la clase trabajadora, era la soberbia de considerarse diferentes, superiores a la clase, a la sociedad que debían defender y sobre la que se encumbraban, por eso la perestroika de Gorbachov, no fue la señal para regenerar el partido, fue la imposibilidad de armonizar el partido con el interés de los oligarcas, que ya se sentían con la fuerza suficiente como para deshacerse de la careta del PCUS, por eso Yeltsin, se atrevió a disolverlo, a terminar con la ficción de una sociedad socialista, que aún sigue expectante, y que Putin, sigue reprimiendo, porque sabe, que su posición está basada en el latrocinio de las riquezas sociales como las de Yulia Timochenko, como las de Arseny Yatsenyuk, como las de Rinat Akhmetov, como las de Yanukovich, Poroschenco, Usmanov, y un largo etcétera. El hundimiento de la Unión Soviética fue un golpe mortal al movimiento obrero de todo el mundo, pues desde el primer momento, cuando en 1917 se constituyó el primer Estado obrero, este contó, no solo con las simpatías de muchos sectores de la sociedad, en el mundo entero, contó sobre todo, con la lucha, el esfuerzo, la sangre, y a veces, muchas veces, con la vida de muchos luchadores que defendieron esa revolución porque veían en ella un futuro prometedor para la humanidad, y sobre todo ello, y todos ellos, escupió la burocracia, que se consideraron por encima, ensoberbecidos por su poder, riqueza, cultura.

NO ES UN DISCURSO IDEOLOGICO, SON LAS ELECCIONES DEL 25 DE MAYO

Las marchas de la dignidad que confluyeron en Madrid fueron un logro que puso sobre el terreno la necesidad de acabar con este sistema, que la burguesía, manejando los hilos, busca la división de los pueblos, de las naciones, porque con su ataque a Rusia, lo que teme no son que los ejércitos rusos pasen las fronteras, en realidad lo que teme es que las marchas de la dignidad que han tenido lugar en España, pudieran ser una respuesta a sus políticas de recortes iniciando la recuperación de Europa para los trabajadores, para los pueblos, para las naciones, ese es el temor de la OTAN, el brazo militar del superimperialismo euro-estadounidense, que pudiera haber una solidaridad con Rusia, que debe de haberla, con el pueblo ruso, ucraniano, polaco, húngaro, con los pueblos expropiados por la burocracia, reconvertidos en burgueses, por eso, las elecciones del 25 de mayo, no pueden ser la legalización del golpe que las huestes nazis arrancaron en Kiev, desplazando el foco de la lucha de los trabajadores, a la política auspiciada por el Departamento de Estado USA, porque la intervención de una funcionaria de ese gobierno y la participación de un senador de ese país, no debe, ni puede condicionar la política, que la izquierda sana de Europa se ha empeñado en sacar adelante, por eso, también, creo desacertado que Izquierda Unida haya hecho desaparecer la campaña que quiso abrir en enero con la candidatura de Alberto Garzón, por una revolución democrática, y que tras cambiar de candidato, esa campaña, haya desaparecido.

La recuperación de Europa para los trabajadores, para los pueblos, para las naciones, no puede venir, a estas alturas, de medidas tácticas, solo tendrá lugar con la puesta en práctica de políticas de alcance estratégico, y en esa dirección, el Partido de la Izquierda de Europa intentaba alcanzarlo con la propuesta conjunta de presentar un candidato común en la persona de A. Tsipras, y con propuestas como las que brindé a Izquierda Unida sobre la posibilidad de abrir una campaña en Europa contra la exención fiscal de los banqueros, llamando a los ciudadanos a la desobediencia civil de no contribuir al fisco, mientras no se grave a los poderosos, por eso, creo sinceramente, desacertado el alumbramiento de un nuevo partido, PODEMOS, un partido que nace sin balance, cuyo caladero de votos competirá con Izquierda Unida, ambos partidos, con una relación de acuerdos comunes y próximos, que competirán por los mismos electores, honestamente creo que no es una buena decisión, y mi crítica quiere ir en la dirección, que la lucha merece, sinceridad política, porque el nuevo partido, que de verdad necesita el movimiento obrero mundial es una nueva internacional, y no partidos de personalidades, sino un partido con un programa claro para mejorar la vida de los seres humanos, un partido que sea capaz de someter a la economía a las necesidades humana.

jmrmesas


seis de abril de dos mil catorce 

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