HUMILDAD Y SOBERBIA
UN BALANCE INAPLAZABLE Y NECESARIO
DE LA TRAICIÓN A LA REVOLUCIÓN RUSA DE 1917
Los acontecimientos de nuestro tiempo empiezan a demandar de modo
implícito una explicación del sentido de la lucha de clases porque,
pese a no querer reconocer el carácter de enfrentamiento entre ricos
y pobres, poseedores y desposeídos, desposeíbles, los datos que
configuran la realidad están marcados por el enfrentamiento entre el
uno por ciento que posee casi la mitad de la propiedad global -esas
85 personas que poseen el cartel de las 147 empresas transnacionales-
protegidos por el nueve por ciento que gestiona la propiedad de los
expropiadores, y el resto de la humanidad, convertida en deudores,
clientes de menudencias, esclavos. Toda la confusión, todo el ruido
y el enrevesamiento de la política y de la economía se simplifica
radicalmente si se observa como el gran convenio colectivo que los
poderosos quieren hacer tragar a los ciudadanos del mundo, y así se
puede entender como se potencia el nacionalismo estéril de
una Europa que es un gran mercado pero una pequeña entidad política,
cada vez más animada a subdividirse internamente -divide et impera-,
porque siempre serán mucho más manipulables, que un gran Estado,
que podrían ser los Estados Unidos de Europa.
Llegar a entender el problema de este modo, no es fácil (no fue
fácil para la burguesía cosmopolita que forma el núcleo del
superimperialismo, ya que no se llegó al entendimiento internacional
de un día para otro, sino que ha sido un largo proceso de
enfrentamientos internos que arrojó como resultado un entramado
global de empresas y negocios que culminó en un conjunto de foros
mundiales, unos, oficiales, que son esa sucesión de cumbres,
y otros oficiosos, que son los thinktank, y cuyo colofón lo
representan esos 85 propietarios de casi el 50% de la propiedad del
planeta), y será aún más dificil para el conjunto de las
sociedades humanas, sin embargo el hecho de haber militado organizado
y haber querido comprender la esencia que Marx explica sobre las
relaciones de producción, ayudan a discernir el fondo de ese
enfrentamiento, no obstante, que se pueda comprender de tal modo por
un amplio sector de la sociedad es muy difícil porque nadie plantea
como vital el entendimiento de los problemas, y mucho menos el
entendimiento del fracaso de una revolución a manos de los
que la defendían, pero la necesidad de construir una nueva
dirección política capaz de dirigir ese enfrentamiento entre
los propietarios del cartel de las 147 empresas que controlan la
economía mundial y las inmensas huestes de deudores esclavizados se
alza como un obstáculo insalvable una explicación del
hundimiento de la URSS, porque a diferencia de la Comuna de París
que tuvo una existencia efímera y fue literalmente barrida
militarmente y posteriormente, reprimida con una crueldad asesina y
criminal, el hundimiento de la URSS hay que buscarlo, no en el
enemigo que perseguía su aniquilación, sino en los que decían
defender los principios del socialismo, puesto que esa falta de
explicación se convierte en un muro de dudas y desconfianza, de
falacias
argumentales (Felipe
González, ofreciendo su colaboración al gobierno porque el país
está por encima del partido, o
simplezas como que no se puede resumir la política entre izquierdas
y derechas porque la realidad es muy compleja, que dice la ganadora
de las elecciones en Francia, Marine Le Pen cuyo objetivo es velar el
interés de clase que la mueve), todas
estas falacias argumentales tienen su raíz en las justificaciones
sin sentido que lanzaban los burócratas,
justificando lo injustificable que se alzan entre los luchadores,
cuando se evita decir la verdad, y ante el choque buscado por el
superimperialismo contra Rusia,
desplegando
a la OTAN
dentro de Ucrania, la situación se endurecerá más cada vez,
porque, primero,
el mundo actual es insostenible porque el sistema financiero está
viciado por un sistema monetario que excluye a Rusia, y sobre todo a
una potencia industrial de primer orden como China, y la debacle
económica se producirá más pronto que tarde, según opinan los
expertos; segundo,
porque el mundo está variando muy rápidamente y sus estructuras no
responden de acuerdo a la celeridad porque la variación de fuerzas
ha cambiado -el PIB mundial ha crecido, durante dos años, más
rápido que
el comercio mundial,
algo que no sucedía desde la SGM- y el ajuste no se producirá sin
esa prueba de fuerzas que supone un enfrentamiento, y tal
enfrentamiento puede ser la guerra, que la burguesía maneja sin
escrúpulos, sobre todo, porque el superimperialismo que dirige
Estados Unidos, se considera a salvo del escenario bélico.
El superimperialismo dirigido por
Estados Unidos ha estado manejando la situación, poniendo el punto
de mira en Rusia, desde el hundimiento de la Unión soviética
tendente a minar a una gran nación, a un Estado poderoso, en el que
veía y ve un peligroso competidor porque su estatus de gran potencia
-EEUU- se ha mermado debido a la variación de la composición del
capital, que ha pasado de ser un capital predominantemente industrial
a ser un capital en el que la especulación financiera tiene
predominio, y los bancos de inversión han adquirido una posición
fundamental. Una prospección, que tomo de este blog,
plantea unos datos reveladores sobre la contribución al crecimiento
global, en el que China tiene un elevado porcentaje en la formación
del PIB mundial, un 57,9% frente a un porcentaje conjunto
USA-UE-Japón-Australia-N.Zelanda del 19,1% y si se unen China y
Rusia, el porcentaje se va 63,9% y aunque las cifras pueden dar una
idea aproximada, la realidad es mucho más complicada y los
movimientos
económicos
pueden ser más imprevisibles que los mismos acontecimientos
políticos, mucho más medidos y sopesados, con lo que trato de
evidenciar la inminencia de un choque, cada vez más cercano porque,
de una parte y de otra, las condiciones objetivas obligan a tomar
decisiones que no quieren ni pueden ser pactadas.
UN DUELO ENTRE SUPERIMPERIALISMOS
En el previsible choque entre el superimperialismos
euro-estadounidense y el nuevo poder industrial desplegado por China,
en el que Rusia es el detonante de una situación angustiosa para el
viejo orden nacido tras la SGM, de ninguna manera soy equidistante
porque la sociedad, los trabajadores no seremos, ni indiferentes, ni
podemos ser neutrales, porque ambos superimperialismos, ven en sus
respectivas sociedades sus más terribles enemigos, por eso, el
necesario balance del fracaso de la revolución rusa de octubre de
1917, no es un mero ejercicio ideológico, es una necesidad
práctica, porque deberemos de formar otra dirección
revolucionaria -una nueva internacional-, y deberemos confiar
críticamente en sus decisiones, pero vigilando
celosamente que los dirigentes no traspasan los límites, que los
volverían a convertir en lideres indiscutibles.
Decía que comprender el carácter internacional de nuestro mundo
actual no ha sido fácil, ni para la burguesía, ni para las
sociedades, sin embargo, la burguesía, el capital financiero
internacional que es el que determina el momento actual del modo
de producción, por la propia naturaleza de las decisiones que toma,
que afectan a fronteras de países muy diversos tiene claro esta
naturaleza intencional del comercio y la producción, que para las
sociedades, esta comprensión resulta más un ejercicio intelectual
que práctico, porque nadie explica, de qué manera desde el trabajo
a las facturas que pagamos se ven afectadas por el mantenimiento
artificial de las fronteras -España, que
exporta electricidad, tiene el recibo de la luz más
caro
de Europa- por eso, el abandono del internacionalismo
por las direcciones de los partidos de izquierda, es un indice,
cuando menos, del repliegue de las direcciones oficiales del
movimiento obrero mundial a los límites que señala el sistema,
y en el caso de la dirección rusa, tras la llegada de Stalin al
poder, el comienzo de un retroceso que ha terminado por demoler las
conquistas sociales logradas por la revolución.
La
victoria del ejercito soviético en 1943 en Stalingrado fue el sello
final de la Tercera Internacional, pero el abandono del
internacionalismo se había producido mucho antes. En los años
veinte, Lenin se sentía muy preocupado por la deriva del partido
hacia una burocratización de la vida política y se esforzó por
prevenir al partido de la influencia de elementos a los que
consideraba que encarnaban esa deriva nefasta para la naciente
sociedad socialista; su última obra, Más vale poco pero bueno,
trata de las medidas para depurar el elitismo que separa a los
funcionarios de la sociedad y a los militantes del partido, de la
clase trabajadora.
Continuando su batalla contra el burocratismo,
a la que dedicó gran parte de sus últimos combates, Lenin descarga
implícitamente un furibundo ataque contra Stalin, quien hasta hacía
poco tiempo tenía a su cargo la Inspección Obrera y Campesina. Esto
explica los extraordinarios esfuerzos para evitar que salga a luz.
Fue publicado finalmente en Pravda el 4 de marzo de 1923, alterando
la fecha del artículo (2 de marzo), para disimular el retraso. Lenin
escribió este artículo el 22 de febrero. Días después rompería
relaciones personales con Stalin, debido al maltrato recibido por su
compañera, Krupskaia, de parte de este último. El 7 de marzo de
1923, Lenin fue víctima de un nuevo ataque del cual no se va a
recuperar jamás y que lo excluyó definitivamente de la vida
política. Asimismo, consciente de que sus días estaban contados, no
pierde la oportunidad de desarrollar sus ideas y vincular las tareas
de la Inspección Obrera y Campesina, como expresión del aparato
estatal, la política del partido bolchevique, la táctica, la
estrategia y la perspectiva del socialismo, frente a las
contradicciones que vive el primer estado obrero del mundo.
Esta condición de querer sobresalir del conjunto fue la que terminó
imponiendo al Estado frente a la sociedad, y esto no podía haberse
logrado sin que el Partido fuese el garante del Estado frente a la
sociedad.
Trotky
escribió que revertir la revolución proletaria, la sociedad no lo
toleraría sin una serie de luchas y enfrentamientos, tan duras como
había sido el ganar a la sociedad para el socialismo, y ese
enfrentamiento es en el que estamos en presencia con la independencia
de Ucrania, una lucha entre fracciones del aparato, desprovisto ya de
las ataduras ideológicas del partido,
del que la perestroika les liberó.
¿Cómo
pudo ser esto? El balance popular de casi ochenta años de
socialismo, dicho en términos llanos, son los millonarios
ex-soviéticos enriquecidos con la propiedad socialista, con las
propiedades de los pueblos de los países de Europa del Este, que fue
reducida a la condición de servidumbre de la burocracia -los temores
de Lenin terminaron por cumplirse- porque lejos de perder
privilegios, los burócratas, acabaron de convertirlos en el único
motivo de la permanencia en el PCUS. Más, si la propiedad privada
estaba prohibida en la URSS, ¿Cómo llegaron esos millonarios
-oligarcas- a atesorar propiedades? Es imposible que su
actividad fuese mimetizable, ignorada, desconocida, por el partido;
sencillamente impensable. El partido pervirtió su actividad,
de vanguardia del proletariado se convirtió en avanzada de la
burguesía, facilitando las condiciones del enriquecimiento de una
élite de la burocracia, de los tecnócratas que administraban
complejos industriales, encubriendo el enriquecimiento de esa élite,
mientras hacía informes para engañar a las bases y a los
trabajadores, a la sociedad soviética, de las prácticas corruptas.
Semejante
situación, que Lenin no pudo imaginar, pese a sus esfuerzos por
advertir a lo más sano del partido de la deriva burocrática, se
tuvo que producir en la medida que se iban cortando lazos, rompiendo
puentes, persiguiendo las libertades democráticas, cada lazo, cada
puente roto era un foso que se agrandaba entre entre el partido y la
sociedad, entre el partido y la clase trabajadora, era la soberbia de
considerarse diferentes, superiores a la clase, a la sociedad que
debían defender y sobre la que se encumbraban, por eso la
perestroika de Gorbachov, no fue la señal para regenerar el partido,
fue la imposibilidad de armonizar el partido con el interés de los
oligarcas,
que ya se sentían con la fuerza suficiente como para deshacerse de
la careta del PCUS, por eso Yeltsin, se atrevió a disolverlo, a
terminar con la ficción de una sociedad socialista, que aún sigue
expectante, y que Putin, sigue reprimiendo, porque sabe, que su
posición está basada en el latrocinio de las riquezas sociales como
las de Yulia Timochenko, como las de Arseny Yatsenyuk, como las de
Rinat Akhmetov, como las de Yanukovich, Poroschenco, Usmanov, y un
largo etcétera. El hundimiento de la Unión Soviética fue un golpe
mortal al movimiento obrero de todo el mundo, pues desde el primer
momento, cuando en 1917 se constituyó el primer Estado obrero, este
contó, no solo con las simpatías de muchos sectores de la sociedad,
en el mundo entero, contó sobre todo, con la lucha, el esfuerzo, la
sangre, y a veces, muchas veces, con la vida de muchos luchadores que
defendieron esa revolución porque veían en ella un futuro
prometedor para la humanidad, y sobre todo ello, y todos ellos,
escupió la burocracia, que se consideraron por encima,
ensoberbecidos por su poder, riqueza, cultura.
NO
ES UN DISCURSO IDEOLOGICO, SON LAS ELECCIONES DEL 25 DE MAYO
Las
marchas de la dignidad que confluyeron en Madrid fueron un logro que
puso sobre el terreno la necesidad de acabar con este sistema, que la
burguesía, manejando los hilos, busca la división de los pueblos,
de las naciones, porque con su ataque a Rusia, lo que teme no son que
los ejércitos rusos pasen las fronteras, en realidad lo que teme es
que las marchas de la dignidad que han tenido lugar en España,
pudieran ser una respuesta a sus políticas de recortes
iniciando la recuperación de Europa para los trabajadores, para
los pueblos, para las
naciones, ese es el temor de la
OTAN, el brazo militar del superimperialismo euro-estadounidense, que
pudiera haber una solidaridad con Rusia, que debe de
haberla, con el pueblo ruso,
ucraniano, polaco, húngaro, con los pueblos expropiados por la
burocracia, reconvertidos en burgueses, por eso, las elecciones del
25 de mayo, no pueden ser la legalización del golpe que las huestes
nazis arrancaron en Kiev, desplazando el foco de la lucha de los
trabajadores, a la política auspiciada por el Departamento de Estado
USA, porque la intervención de una funcionaria de ese gobierno y la
participación de un senador de ese país, no debe, ni puede
condicionar la política, que la izquierda sana de Europa se ha
empeñado en sacar adelante, por eso, también, creo desacertado que
Izquierda Unida haya hecho desaparecer la campaña que quiso abrir en
enero con la candidatura de Alberto Garzón, por una revolución
democrática, y que tras cambiar de candidato, esa campaña, haya
desaparecido.
La
recuperación de Europa para los trabajadores, para los pueblos,
para las naciones, no puede venir,
a estas alturas, de
medidas tácticas, solo
tendrá lugar con la puesta en práctica de políticas de alcance
estratégico, y en esa
dirección, el Partido de la Izquierda de Europa intentaba alcanzarlo
con la propuesta conjunta de presentar un candidato común
en la persona de A. Tsipras,
y con propuestas como las que brindé a Izquierda Unida sobre la
posibilidad de abrir una campaña en Europa contra la exención
fiscal de los banqueros, llamando a los ciudadanos a la desobediencia
civil de no contribuir al fisco, mientras no se grave a los
poderosos, por eso, creo sinceramente, desacertado el alumbramiento
de un nuevo partido, PODEMOS, un partido que nace sin balance, cuyo
caladero de votos competirá con Izquierda Unida, ambos partidos, con
una relación de acuerdos comunes y próximos, que competirán por
los mismos electores, honestamente creo que no es una buena decisión,
y mi crítica quiere ir en la dirección, que la lucha merece,
sinceridad política, porque el nuevo partido, que de verdad necesita
el movimiento obrero mundial es una nueva internacional, y no
partidos de personalidades, sino un partido con un programa claro
para mejorar la vida de los seres humanos, un partido que sea capaz
de someter a la economía a las necesidades humana.
jmrmesas
seis
de abril de dos mil catorce
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