sábado, 13 de abril de 2013

COOPERADOR NECESARIO

COOPERADOR NECESARIO
Y
MASA CRITICA

Si he entendido bien el concepto, cooperador necesario es el elemento significativo, sin cuya actividad, la ejecución de una acción, de cualquier sentido, no podría llevarse a efecto, porque privaría a la acción de los beneficios que el ejercicio del cooperador realiza, aunque este, no se beneficie de manera directa, de una supuesta acción, que si es delictiva, inevitablemente toma otro cariz, en cuyo caso, se convertiría, o podría convertirse en un cómplice de la acción.

Esta figura, diría, procesal, que en estos días está cobrando importancia determinante, sobre todo, en relación a la imputación o no de la infanta Cristina, es fundamental porque, dependiendo de si hay, o no, consciencia de un posible beneficio, indirecto y no buscado, está la clave de la complicidad, y esto es de lo que quiero tratar en este apunte, porque si alguna importancia tiene, lo es por el hecho de resultar inevitable su implicación en el desarrollo de la acción, pero no voy a referirme al caso del yerno del rey, sino que querría razonar este tipo de figura procesal en relación al tema que está debajo de la crisis económica y que no es otro que la descapitalización de las naciones, y por tanto, al empobrecimiento del conjunto de la ciudadanía, al amparo y protección que el Estado -los Estados- prestan a los ricos, al permitirles la elusión fiscal en esa especie de santuarios del capital que son los paraísos fiscales.

En este caso, el cooperador necesario es el Estado, el conjunto de los Estados, puestos de acuerdo al brindar protección y amparo a la elusión fiscal de los muy ricos y poderosos magnates de la industria y las finanzas, que no es otra cosa que los eufemísticos mercados; estos conforman una inextricable red de organizaciones legales y otras de, más que dudosa legalidad, destinadas a encubrir, despistar y dificultar al máximo las obligaciones tributarias de los poderosos, y ha sido esto, lo que ha puesto al descubierto una organización de periodistas de investigación icij.org, desvelando información llegada a sus manos, en las que detallan a todo tipo de personajes, con sus fortunas fuera del ámbito de investigación de las instituciones fiscales de los Estados, desde Estados Unidos a Rusia, pasando por todos los demás.

Los Estados, al brindar protección a las grandes fortunas, se convierte en el cooperador necesario sin cuya participación todo el entramado legal no sería posible, y en este caso, el cooperador necesario, no solo presta una mera función, técnica, legal, sino que su función adquiere carácter de complicidad, porque no pueden negar que al amparar el derecho de una minoría a disponer sin control, de unos recursos generados por el cúmulo de interrelaciones sociales -relaciones de producción-, imprescindibles para el progreso general (eso es la estructura económica), está favoreciendo a esa minoría, en abierta y flagrante hostilidad hacia una mayoría social, constantemente llamada a confiar en las instituciones, que por otro lado, el capital financiero, los mercados, las influyen, las retuercen y las corrompen, con la protección del poder del Estado, que beneficia, de ese modo, a una élite, que se lucra de la pasividad del poder -cómo sino, uno de los hijos del honorable Jordi Pujol podría haber movido 32 millones de euros en seis años a paraísos fiscales, o cómo sino, el ex tesorero (ex tesoreros) del partido popular, podría haberse desenvuelto durante décadas con la soltura que da el saberse protegido- sino es por esa pasividad del poder, que arrastra los pies, demorando diligencias, porque así protege a una parte, minoritaria pero muy importante, de la sociedad, mientras la inmensa mayoría es empobrecida. Esto es es lo que hace que el cooperador necesario, en este caso, se convierta en cómplice, compinche, socio de los banqueros, financieros, especuladores, en suma, del capital financiero internacional, que ha configurado a los Estados a su imagen y semejanza, haciéndolos instrumento de sus intereses, ante la lela pasividad de una dirección política, en la que la izquierda oficial no es más que de un comparsa, igualmente, cooperador necesario, para mantener en la inopia a las bases sociales.

Todo es no es nuevo. Se ha sabido desde el primer momento, hace más de seis décadas, que al ocultar el dinero de los muy ricos, se dificultaba el progreso social, razón por la cual se decidió hacer del secreto bancario la causa instrumental perfeccionandola hasta el límite, para mantener en las manos del capital financiero, el control, el flujo vital del sistema.

Esta acumulación secreta es la que ha permitido, en sesenta y cuatro años de perfeccionamiento, transformar el mundo financiero en una suerte de poder político paralelo, que ha terminado por hacer del poder político legal, encarnado en el Estado, una cáscara vacía de contenido; pero esta masa crítica financiera está asumiendo una cierta dirección de la sociedad que está enconando las contradicciones, y estas contradicciones, en este momento, es la que está haciendo que un cierto sector de la izquierda se atreva a mirar la realidad de los paraísos fiscales, porque, semejante masa crítica de dinero incontrolado, potenciando la especulación, en todos los campos de la economía -bitcoin incluido, ha hecho saltar las alarmas, que tienen en el presidente francés Françoise Hollande su máxima expresión.

Francia se encuentra amenazada por los mercados, retrocediendo en sus indices, y atadas las manos del Estado francés, porque se encuentra limitada en sus actividades económicas. Si añadimos que el propio presidente de Francia se encuentra muy afectado porque uno de sus hombres de confianza -Cahuzac- tenía dinero oculto en un paraíso fiscal, se entenderá por qué Hollande no podía desentenderse de un problema que lastra el crecimiento de Francia, pero no solo de esa nación, sino de Europa, y particularmente, de las naciones del sur, por eso su declaración de guerra a los paraísos fiscales, en Europa y en el mundo, de otra manera no tendría sentido, se debería de convertir en una campaña internacional, pues está claro que semejante batalla rebasa el estricto marco nacional, aunque las medidas de las que puede disponer son muy importantes: obligar a los bancos franceses a publicar, cada año, la lista completa de sus filiales en el extranjero, país a país, detallando la naturaleza de las inversiones, de tal modo que ningún banco pueda esconder sus transacciones en un paraíso fiscal, es la más evidente, aunque semejante lucha no puede ni debe quedarse en mera legislación, pues de lo contrario, el sistema tiene medios para embotar, mellar el filo de la acción legislativa, descafeinandola.
Esta tarea, que el presidente francés habrá de implicarse, al haberse comprometido públicamente, que sabe, que la medida ha de ser, en principio europea, y mundial, está siendo ignorada por el conjunto de la prensa internacional, que no ahonda en el problema, pese a tener datos porque el equipo de periodistas de investigación, los ha facilitado, porque esa batalla no es un simple dato en un periódico, ni siquiera una tarea legislativa, es y tiene que ser una movilización mundial haciéndoles escraches al sistemas, porque en esta lucha va el ser o no ser de la raza humana, cuando un pequeño grupete de ricachos poseen la fortuna equivalente al PIB conjunto de Estados Unidos y Japón.

MASA CRÍTICA

El aislamiento es la única forma segura de control de una masa crítica, que en términos de materia nuclear, se aplica a la cantidad de material radiactivo necesario a partir del cual los procesos nucleares se producen espontáneamente, siendo muy difícil, su control y uso en ese estado.

A la masa crítica de dinero oculto incontrolado -a los ojos de los fiscos de los Estados-, les ha ocurrido lo que a la masa nuclear, y así como la energía atómica es la causante de la radiactividad, a la masa crítica de dinero, la energía nuclear va implícita en la capacidad de poder disponer de semejantes cantidades que los bancos manejan, en esas cuentas B que son los paraísos fiscales. Esa materia nuclear de las finanzas es el cúmulo de reuniones y cumbres formales y otras no tan mediáticas -thinktank-, en las que se cocinan las políticas que las multinacionales, el capital financiero considera como deseables.

Frente a semejante capacidad de distorsionar la vida de los pueblos del mundo, la mejor y más efectiva manera de controlar el omnímodo poder de los mercados es nuestra capacidad de movilización consciente y la mejor y más efectiva manera de ser conscientes es la politización de esa batalla contra los paraísos fiscales, santuarios del terrorismo económico de los poderosos contra los pueblos, que no puede ni debe ser solo dejada a la interpretación de los diputados, sujetos a presiones dificilmente controlables, porque el escrache de los poderosos es muy sutil y silencioso, dejando su marca, solo en la capacidad de influir en el legislador. Todos contribuimos a cambiar el mundo, en el proceso de vivir, pues nuestro paso por la vida modifica las condiciones de existencia del conjunto de los seres con los que compartimos el tiempo vital, pero al hacerlo, dejándonos arrastrar por los usos y modos que nos viene impuesto por hábitos en los que el poder, de todos los que son conscientes de sacar provecho de su función de control sobre la sociedad, se encargan de difundir, codificar, alentar o prohibir, los aceptamos como normales, sin apenas cuestionarlos, porque siempre ha sido así, y este aceptar y dejar hacer, es lo que hace que nuestra aportación a cambiar el mundo sea, imperceptible, casi inevitable, derivada solo del numeroso intercambio de relaciones de producción, por eso ese aceptar y dejar hacer a los que saben, nos anula, nos descapitaliza, nos empobrece, perdiendo poder, recursos y medios, que en algún momento fueron comunes, comunales, y que un grupete de listillos, privatiza, roba, y miserabiliza al conjunto porque esa es la manera de evitar y dificultar la toma de consciencia, y de lo que se trata es de que esa modificación a la que contribuimos a producir, solo derivada del número, se convierta en un potente motor de transformación consciente, asumida con la convicción de estar construyendo un mundo mejor, mas justo y amable para todos, y eso significa que hay que ser conscientes de que esa transformación exigirá pelea, combate, lucha contra ese potente núcleo que es el capital financiero internacional, y todos sus portavoces, políticos, mediáticos, filosóficos, que en realidad se consideran como únicos ejemplares humanos, considerándonos a todos los demás como una subespecie.

Polítizar esta lucha quiere decir, exigir de los líderes de izquierdas que se comprometan abiertamente por acabar con el capitalismo, sin justificación ni medias tintas, asumiendo la responsabilidad de encabezar las movilizaciones, no tanto personandose en ellas, como asumiendo y proponiendo las decisiones de ese enfrentamiento -que no tiene porque ser violento, ni insurreccional-, pues si a buen seguro, el presidente francés Françoise Hollande, ha entendido que Francia no puede progresar si no es enfrentándose a los paraísos fiscales, igualmente es así para España, Italia y todos los demás países, pero sin embargo, el único, hasta ahora que ha denunciado públicamente el problema y decidido luchar por su erradicación de Europa y del mundo ha sido Hollande, y esta decisión francesa, tiene que ser alentada, apoyada y compartida desde la izquierda española y europea, hasta desencadenar la respuesta política necesaria para que, frente a la masa crítica del capital financiero internacional, se le oponga la masa critica social, imprescindible e inevitable, para hacer del recien estrenado siglo 21, el siglo de un tiempo nuevo.

Es importante captar el mensaje, la señal de que sea Francia, y su presidente, un socialdemócrata, el que se haya atrevido a levantar la bandera de la lucha contra los paraísos fiscales, decidiéndose a llevar esa batalla en Europa y en el mundo, porque el progreso para conseguir un mundo mejor, un tiempo nuevo para el mundo, pasa indefectiblemente, por engranar el complejo mecanismo social que representa Europa, como la zona del mundo más compleja, por todas las contradicciones que se dan en su territorio, pero también, por poseer el material humano más preparado, social, político, técnico, cultural, artístico y científico, en el conjunto de los pueblos del mundo, y si es posible ese tiempo nuevo, un nuevo mundo, se dará aquí o no se dará en ningún otro lugar, y estaremos condenados a la destrucción y a la barbarie.

jmrmesas

trece de abril de dos mil trece

No hay comentarios:

Publicar un comentario