COOPERADOR NECESARIO
Y
MASA CRITICA
Si he entendido bien el
concepto, cooperador necesario es el elemento significativo, sin cuya
actividad, la ejecución de una acción, de cualquier sentido, no
podría llevarse a efecto, porque privaría a la acción de los
beneficios que el ejercicio del cooperador realiza, aunque este, no
se beneficie de manera directa, de una supuesta acción, que si es
delictiva, inevitablemente toma otro cariz, en cuyo caso, se
convertiría, o podría convertirse en un cómplice de la acción.
Esta figura, diría,
procesal, que en estos días está cobrando importancia
determinante, sobre todo, en relación a la imputación o no de la
infanta Cristina, es fundamental porque, dependiendo de si hay, o no,
consciencia de un posible beneficio, indirecto y no buscado, está la
clave de la complicidad, y esto es de lo que quiero tratar en este
apunte, porque si alguna importancia tiene, lo es por el hecho de
resultar inevitable su implicación en el desarrollo de la acción,
pero no voy a referirme al caso del yerno del rey, sino que querría
razonar este tipo de figura procesal en relación al tema que
está debajo de la crisis económica y que no es otro que la
descapitalización de las naciones, y por tanto, al empobrecimiento
del conjunto de la ciudadanía, al amparo y protección que el Estado
-los Estados- prestan a los ricos, al permitirles la elusión fiscal
en esa especie de santuarios del capital que son los paraísos
fiscales.
En este caso, el
cooperador necesario es el Estado, el conjunto de los Estados,
puestos de acuerdo al brindar protección y amparo a la elusión
fiscal de los muy ricos y poderosos magnates de la industria y las
finanzas, que no es otra cosa que los eufemísticos mercados;
estos conforman una inextricable red de organizaciones legales y
otras de, más que dudosa legalidad, destinadas a encubrir, despistar
y dificultar al máximo las obligaciones tributarias de los
poderosos, y ha sido esto, lo que ha puesto al descubierto una
organización de periodistas de investigación icij.org,
desvelando información llegada a sus manos, en las que detallan a
todo tipo de personajes, con sus fortunas fuera del ámbito de
investigación de las instituciones fiscales de los Estados, desde
Estados Unidos a Rusia, pasando por todos los demás.
Los Estados, al brindar
protección a las grandes fortunas, se convierte en el cooperador
necesario sin cuya participación todo el entramado legal no
sería posible, y en este caso, el cooperador necesario, no
solo presta una mera función, técnica, legal,
sino que su función adquiere carácter de complicidad, porque
no pueden negar que al amparar el derecho de una minoría a disponer
sin control, de unos recursos generados por el cúmulo de
interrelaciones sociales -relaciones
de producción-, imprescindibles para el progreso general (eso
es la estructura económica), está favoreciendo a esa minoría, en
abierta y flagrante hostilidad hacia una mayoría social,
constantemente llamada a confiar en las instituciones, que por otro
lado, el capital financiero, los mercados, las
influyen, las retuercen y las corrompen, con la protección del poder
del Estado, que beneficia, de ese modo, a una élite, que se lucra de
la pasividad del poder -cómo sino, uno
de los hijos del honorable
Jordi Pujol podría haber movido 32 millones de euros en seis
años a paraísos fiscales, o cómo sino, el ex tesorero (ex
tesoreros) del partido popular, podría haberse desenvuelto durante
décadas con la soltura que da el saberse protegido- sino es por esa
pasividad del poder, que arrastra los pies, demorando diligencias,
porque así protege a una parte, minoritaria pero muy importante, de
la sociedad, mientras la inmensa mayoría es empobrecida. Esto es es
lo que hace que el cooperador necesario, en este caso, se
convierta en cómplice, compinche, socio de los banqueros,
financieros, especuladores, en suma, del capital financiero
internacional, que ha configurado a los Estados a su imagen y
semejanza, haciéndolos instrumento de sus intereses, ante la lela
pasividad de una dirección política, en la que la izquierda oficial
no es más que de un comparsa, igualmente, cooperador necesario,
para mantener en la inopia a las bases sociales.
Todo es no es nuevo. Se
ha sabido desde el primer momento, hace más de seis décadas, que al
ocultar el dinero de los muy ricos, se dificultaba el progreso
social, razón por la cual se decidió hacer del secreto bancario la
causa instrumental perfeccionandola hasta el límite, para mantener
en las manos del capital financiero, el control, el flujo vital del
sistema.
Esta acumulación secreta
es la que ha permitido, en sesenta y cuatro años de
perfeccionamiento, transformar el mundo financiero en una suerte de
poder político paralelo, que ha terminado por hacer del poder
político legal, encarnado en el Estado, una cáscara vacía de
contenido; pero esta masa crítica financiera está asumiendo una
cierta dirección de la sociedad que está enconando las
contradicciones, y estas contradicciones, en este momento, es la que
está haciendo que un cierto sector de la izquierda se atreva a mirar
la realidad de los paraísos fiscales, porque, semejante masa crítica
de dinero incontrolado, potenciando la especulación, en todos los
campos de la economía -bitcoin
incluido, ha hecho saltar las alarmas, que tienen en el
presidente francés Françoise
Hollande su máxima expresión.
Francia se encuentra
amenazada por los mercados, retrocediendo en sus
indices, y atadas las manos del Estado francés, porque se encuentra
limitada en sus actividades económicas. Si añadimos que el propio
presidente de Francia se encuentra muy afectado porque uno de sus
hombres de confianza -Cahuzac- tenía dinero oculto en un paraíso
fiscal, se entenderá por qué Hollande no podía desentenderse de un
problema que lastra el crecimiento de Francia, pero no solo de esa
nación, sino de Europa, y particularmente, de las naciones del sur,
por eso su declaración de guerra a los paraísos fiscales, en
Europa y en el mundo, de otra manera no tendría sentido, se
debería de convertir en una campaña internacional, pues está
claro que semejante batalla rebasa el estricto marco nacional, aunque
las medidas de las que puede disponer son muy importantes: obligar a
los bancos franceses a publicar, cada año, la lista completa de sus
filiales en el extranjero, país a país, detallando la naturaleza de
las inversiones, de tal modo que ningún banco pueda esconder sus
transacciones en un paraíso fiscal, es la más evidente, aunque
semejante lucha no puede ni debe quedarse en mera legislación, pues
de lo contrario, el sistema tiene medios para embotar, mellar
el filo de la acción legislativa, descafeinandola.
Esta tarea, que el
presidente francés habrá de implicarse, al haberse comprometido
públicamente, que sabe, que la medida ha de ser, en principio
europea, y mundial, está siendo ignorada por el conjunto de la
prensa internacional, que no ahonda en el problema, pese a tener
datos porque el equipo de periodistas de investigación, los ha
facilitado, porque esa batalla no es un simple dato en un periódico,
ni siquiera una tarea legislativa, es y tiene que ser una
movilización mundial haciéndoles escraches al sistemas, porque
en esta lucha va el ser o no ser de la raza humana, cuando un pequeño
grupete de ricachos poseen la fortuna equivalente al PIB conjunto de
Estados Unidos y Japón.
MASA CRÍTICA
El aislamiento es la
única forma segura de control de una masa crítica, que en
términos de materia nuclear, se aplica a la cantidad de material
radiactivo necesario a partir del cual los procesos nucleares se
producen espontáneamente, siendo muy difícil, su control y uso en
ese estado.
A la masa crítica de
dinero oculto incontrolado -a los ojos de los fiscos de los Estados-,
les ha ocurrido lo que a la masa nuclear, y así como la energía
atómica es la causante de la radiactividad, a la masa crítica de
dinero, la energía nuclear va implícita en la
capacidad de poder disponer de semejantes cantidades que los bancos
manejan, en esas cuentas B que son los paraísos fiscales.
Esa materia nuclear de las finanzas es el cúmulo de
reuniones y cumbres formales y otras no tan mediáticas -thinktank-,
en las que se cocinan las políticas que las multinacionales, el
capital financiero considera como deseables.
Frente a semejante
capacidad de distorsionar la vida de los pueblos del mundo, la mejor
y más efectiva manera de controlar el omnímodo poder de los
mercados es nuestra capacidad de movilización consciente
y la mejor y más efectiva manera de ser conscientes es la
politización de esa batalla contra los paraísos fiscales,
santuarios del terrorismo económico de los poderosos contra los
pueblos, que no puede ni debe ser solo dejada a la interpretación de
los diputados, sujetos a presiones dificilmente controlables, porque
el escrache de los poderosos es muy sutil y
silencioso, dejando su marca, solo en la capacidad de influir en el
legislador. Todos contribuimos a cambiar el mundo, en
el proceso de vivir, pues nuestro paso por la vida modifica las
condiciones de existencia del conjunto de los seres con los que
compartimos el tiempo vital, pero al hacerlo, dejándonos arrastrar
por los usos y modos que nos viene impuesto por hábitos en los que
el poder, de todos los que son conscientes de sacar provecho de su
función de control sobre la sociedad, se encargan de difundir,
codificar, alentar o prohibir, los aceptamos como normales, sin
apenas cuestionarlos, porque siempre ha sido así, y este
aceptar y dejar hacer, es lo que hace que nuestra aportación
a cambiar el mundo sea, imperceptible, casi inevitable, derivada solo
del numeroso intercambio de relaciones de producción, por eso ese
aceptar y dejar hacer a los que saben, nos anula, nos
descapitaliza, nos empobrece, perdiendo poder, recursos y medios, que
en algún momento fueron comunes, comunales, y que un grupete de
listillos, privatiza, roba, y miserabiliza al conjunto porque esa es
la manera de evitar y dificultar la toma de consciencia, y de lo que
se trata es de que esa modificación a la que contribuimos a
producir, solo derivada del número, se convierta en un potente
motor de transformación consciente, asumida con la convicción
de estar construyendo un mundo mejor, mas justo y amable para todos,
y eso significa que hay que ser conscientes de que esa transformación
exigirá pelea, combate, lucha contra ese potente núcleo que es el
capital financiero internacional, y todos sus portavoces, políticos,
mediáticos, filosóficos, que en realidad se consideran como únicos
ejemplares humanos, considerándonos a todos los demás como una
subespecie.
Polítizar esta
lucha quiere decir, exigir de los líderes de izquierdas que se
comprometan abiertamente por acabar con el capitalismo,
sin justificación ni medias tintas, asumiendo la
responsabilidad de encabezar las movilizaciones, no tanto
personandose en ellas, como asumiendo y proponiendo las decisiones de
ese enfrentamiento -que no tiene porque ser violento, ni
insurreccional-, pues si a buen seguro, el presidente francés
Françoise Hollande, ha entendido que Francia no puede progresar si
no es enfrentándose a los paraísos fiscales, igualmente es así
para España, Italia y todos los demás países, pero sin embargo, el
único, hasta ahora que ha denunciado públicamente el problema y
decidido luchar por su erradicación de Europa y del mundo ha sido
Hollande, y esta decisión francesa, tiene que ser alentada, apoyada
y compartida desde la izquierda española y europea, hasta
desencadenar la respuesta política necesaria para que, frente a la
masa crítica del capital financiero internacional, se le oponga la
masa critica social, imprescindible e inevitable, para hacer del
recien estrenado siglo 21, el siglo de un tiempo nuevo.
Es importante captar el
mensaje, la señal de que sea Francia, y su presidente, un
socialdemócrata, el que se haya atrevido a levantar la bandera de la
lucha contra los paraísos fiscales, decidiéndose a llevar esa
batalla en Europa y en el mundo, porque el progreso para conseguir un
mundo mejor, un tiempo nuevo para el mundo, pasa indefectiblemente,
por engranar el complejo mecanismo social que representa Europa, como
la zona del mundo más compleja, por todas las
contradicciones que se dan en su territorio, pero también, por
poseer el material humano más preparado, social, político, técnico,
cultural, artístico y científico, en el conjunto de los pueblos del
mundo, y si es posible ese tiempo nuevo, un nuevo mundo, se dará
aquí o no se dará en ningún otro lugar, y estaremos condenados a
la destrucción y a la barbarie.
jmrmesas
trece de abril de dos mil
trece
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