lunes, 3 de agosto de 2015

EL PUNTO DE INFLEXIÓN Y EL BUEN CONTABLE PIKETTY


EL PUNTO DE INFLEXIÓN Y EL BUEN CONTABLE PIKETTY

PRECISIONES Y COMPROMISO

Punto de inflexión, como todo el mundo sabe, es un concepto de la matemática, en la que al graficar la evolución de una función, es el instante donde cambia el sentido la curvatura pasando de cóncava a convexa o viceversa; si el punto coincide con el origen de coordenadas, su raíz es cero, y cuando lo hace en cualquier cuadrante sus raíces son positivas o negativas. En sentido coloquial viene a significar el momento donde se produce el cambio de contenido, y en este sentido, y en la medida que el capitalismo tiene como objetivo magnificar la ganancia, y que este contenido sigue siendo el adn del capitalismo, tanto del siglo xix, como del siglo xxi, para obtener ganancia, el capitalismo estaba obligado a fabricar objetos útiles – mercancías –, que pudiesen ser consumidas por una mayoría que compondrían el mercado. En este proceso, la burguesía – los fabricantes –, decidiendo magnificar la ganancia pasaron a fabricar mercancías en la que ellos se reservaran el control de la misma – armas de destrucción masiva y especulación financiera productora de dinero desvalorizado –; esto fue un proceso largo y el punto de inflexión se produjo en el momento en que la producción solo beneficia a la clase poseedora, contra la mayoría, es decir, el capitalismo era útil porque en el proceso de obtener ganancia, las fuerzas sociales se desarrollaban impulsando el crecimiento de las fuerzas productivas sociales.

Como decía en mi anterior apunte, los datos son relevantes y como este dato no puedo demostrarlo, grosso modo, tengo que suponerlo entre un periodo de tiempo que iría desde el momento en el que el capital productivo, que fabrica objetos materiales con valor de uso, es el capital dominante y el capital especulativo tendría una función secundaria. En la actualidad, la economía está determinada por la preponderancia del capital especulativo contra el capital industrial. Entre estos dos sucesos, que se puede establecer entre los años setenta del siglo pasado y la actualidad, se ubica el punto de inflexión. Quiere esto decir, que en la actualidad, la economía beneficia, en una medida sin precedentes, a una minoría de riquísimos propietarios, y que, socialmente, el beneficio, para el resto, la mayoría, para la humanidad, es anecdótico.

Un amigo me fustiga, — no tengo muchos amigos, y entre ellos, no hay ninguno que sea incondicional, respecto a mis opiniones políticas, por lo que, cuando nos vemos, me chinchan, llevándome la contraria. Decía que un amigo, que está leyendo el libro del señor Piketty, y que ha prometido pasármelo cuando lo lea, refiere que encuentra cosas en la que coincido con él, así que, picado por la curiosidad trato de buscar elementos de la afirmación de mi amigo y encuentro, en internet una larga entrevista que el editor Fontevecchia le hace Thomas Piketty, asi como otra en la televisión pública argentina.

La entrevista de Fontevecchia me parece suficientemente interesante como para poder hacerme una idea del libro de Piketty, y la primera cosa que aprecio es su cuidado por no incordiar, por mantener una posición profesional, alejada de politiquerías, y esto es una diferencia notable con Marx, que sí tomó posición frente al capital, y en ese sentido, EL CAPITAL – en el siglo xix – me parece mucho más clarividente que el capital, en el siglo xxi – de Piketty, porque Marx, pese a no tener la abundancia de datos, que el de Piketty, dice poseer, si tiene los conceptos claros, que Piketty, en la entrevista, no define, al menos para rebatir el concepto de la duración en el tiempo, del sistema capitalista, la obsolescencia, la durabilidad del invento, o sea, EL CAPITAL de Marx no solo ubica el capital en un momento concreto, sino que lo ubica en relación al modo de producción que lo contiene, cosa que Piketty insiste en definir su libro en relación al presente siglo, confiando en que el modo de producción, aún tiene larga vida.

La equidistancia que él trata de mantener para no ser etiquetado me parece de una afectación irreal, porque es imposible desligar los sucesos económicos de los intereses de clase, la propia entrevista está etiquetada con las palabras poder y honor, y la ciencia carece de honor, o el honor de la ciencia es su poder para demostrar sus predicciones, sin eso, la ciencia no es tal, es magia irreal, por lo tanto, su exquisitez evitando hablar de explotación y crimen, que eso es el distanciamiento de la economía cuando oculta que si r > g el excedente es el resultado del expolio, es siniestro porque, ese rendimiento, cuando el capital productivo era determinante, aún podía tener sentido – ¿de donde salían los beneficios cuando en el siglo xix el Reino Unido y Francia estaban por debajo de la tasa de retornos, porque tenían deficit comercia?, pues del expolio colonial –, pero cuando el capital especulativo ha pasado a ser determinante ¿qué es?: son los ochenta multimillonarios, con una tendencia progresiva a seguir detrayendo dinero para pagar excedentes.

Desligar esta parte, presentando los hechos económicos sin el entramado de la ideología que glorifica el dominio, el poder, el afán de imponer normas y modelos, porque la imposición va a beneficiar a una élite, cuyas clases dominante, en el proceso histórico, se copian unas a otra en el oficio de mandar, de disponer, de decidir, es dibujar un cuadro mágico, sin relación con el sufrimiento humano. Desligar el dolor, el sufrimiento, la miseria, el espantoso derroche de trabajo humano, que decía Marx, que sí empatizaba con los débiles, se parece mucho al fascismo, aunque, él, Piketty, no lo sea, ni crea que al separar la ciencias sociales del dolor, se acerque al fascismo, pero la realidad es, exactamente, esa; cuando se puede pasar por encima del sufrimiento porque los objetivos son los que cuentan, hay que preguntarse y preguntarle al poder, ¿a quien beneficia? Porque si ha de beneficiar al conjunto, queremos ver resultados, ahora; queremos que haya una correspondencia, que si los de abajo están escatimados, los de arriba guarden una compostura, y no una exhibición de despilfarro obsceno, porque esa exhibición se hace ante el pueblo, fuente de poder y legitimidad, constantemente, burlado.

El capitalismo, en su desarrollo, tiene un comportamiento que está ligado a una forma de hacer, mercancía, y al igual que ella, política, historia subyacente, y la mercancía abundante, la baratija que se ofrece para el consumo masivo de la gente, con medios de subsistencia limitados, es de usar y tirar. Este proceder es la manera habitual del comportamiento de la burguesía, usando recursos naturales y humanos, como si estos fueran ilimitados, cuando al hacer esto, el obsceno derroche de recursos, que la naturaleza a generado durante milenios, para poder limpiar el aire y el agua, mediante una flora y fauna capaz de reciclar los desperdicios, el capitalismo, al derrochar semejante montaña de recursos, está alterando el patrimonio común, porque puede hacerlo, es decir, contamina, porque no tiene la ética necesaria para respetar el patrimonio común, la naturaleza, y nadie le pedía cuentas.

Semejante comportamiento para con los recursos naturales, eran aplicados a los recursos humanos. Durante los siglos xix y xx, los sucesos económicos estuvieron recorridos por una lucha de clases feroz que atisbaba destellos fugaces de consciencia, produciendo teorías políticas, económicas y ecológicas, que no han tenido el mismo resultado entre las clases en conflicto, pues mientras el comportamiento de la élite dominante ha sido capaz de articular una red mundial que facilita la toma de decisiones de la clase dominante, que controla la situación internacional, la ciudadanía mundial, desarticulada porque todo los factores contribuyen a diferenciar los intereses comunes alentados por un nacionalismo falaz, tantea el camino sin una dirección clara, porque no termina de reconocer que dentro del sistema no hay salidas.

Al terminar la SGM, el bando vencedor tomo buena nota del funcionamiento del fascismo europeo, poniendo especial atención en Alemania. Estados Unidos dio cobijo a un numero indeterminado de científicos nazis en el marco de la operación paperclip, porque era consciente, no solo de la potencialidad de los conocimientos científicos sino también, y esto es un asunto vidrioso, a un cierto comportamiento en la organización de los procesos de producción del trabajo esclavo de los pueblos sometidos por el nazismo, y ese comportamiento despreciativo para con el trabajo humano ha informado la intima convicción que anima el concepto de trabajo, de la burguesía, de la economía, en el proceso de producción, desde entonces, y en este proceso, la creación de los paraísos fiscales no fue excepcional, sino consecuencia lógica, porque los economistas convencidos de la deriva del proceso de producción, sabían que era inevitable un crecimiento, económico y político de la fuerza de trabajo, así, que cuando ese poder empezó a tomar fuerza, la intervención conjunta Thatcher-Reagan puso fin a un proceso que alarmaba a los economistas.

Este complejo proceso es obviado en la entrevista, por el señor Piketty, como si el fracaso de la Unión Soviética, se hubiera debido a una economía mal gestionada, cuando, en realidad era debida a la asfixia de una economía sin proyección.

En la misma respuesta que da al entrevistador sobre los problemas de la economía soviética, la defensa que hace de la propiedad privada como garantía de la libertad, me parece falsa, cuando según Oxfan, un mínimo porcentaje del conjunto humano dispone de propiedad, porque el resto es propiedad hipotecada, controlada, sencillamente es invertir los términos, porque los expropiadores son los mercados, los ochenta multimillonarios cuya riqueza equivale a la mitad de la humanidad más pobre, y me parece importante remachar la diferencia del mercado, en el origen, precisar que cuando las comunicaciones se reducían al telégrafo, el mercado tenía un cierto grado de indeterminación que varió drásticamente, cuando las comunicaciones son en tiempo real, en las que el capital determina el contenido del mercado, y no una población desorganizada e inconexa.

Llegados a este punto, en mi opinión, creo firmemente que el modo de producción de mercancías se ha convertido en un dilapidador de recursos naturales, sociales, humanos; es irrespetuoso con el medio ambiente, consume recursos porque asume que el planeta es suyo, y puede usarlo a capricho, es irrespetuoso con las personas, mercancías abundante, a la que puede despreciar, pues de hecho, media humanidad es sobrante, pero sencibilizados por el horror de los campos de exterminios nazis, estos tres mil quinientos millones de seres humanos, en la práctica, están contenidos es campos de exterminios, que son los países con un grado muy bajo de desarrollo, y precisamente el hecho de ser países soberano, Estados soberanos, permiten que ppuedan agonizar delante de nosotros, siendo ingorados por todos. Esta es la demostración del punto de inflexión, por lo tanto que Piketty hable de crecimiento – en la entrevista –, en tal o cual dígito, sin referir el horror de millones de personas que subsisten en el mundo, es decepcionante, y probablemente, en el libro, tampoco lo haga, pero me va dejando claro, el sentido del texto: el capital tiene futuro, aunque a mí, ese futuro no me guste.

De la entrevista, la conclusión que saco es que el señor Piketty es un buen contable, preocupado por el futuro imperfecto del capital, pero, desde luego, tampoco el lo pretende, un revolucionario, aunque sí podría ser muy importante abordar el problema que plantea respecto a la alternativa al capitalismo. El hecho de plantearse evitar la improvisación, me parece lo más positivo. Leeré su libro tan pronto como pueda, pero El Capital, en el siglo xix, me parece capital.

jmrmesas

tres de agosto de dos mil quince










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